Escrito por Luis Mario Rodríguez R. Miercoles 9 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.
Martinelli se los dijo claro a los empresarios de Latinoamérica: "Llegó la hora que sean protagonistas del cambio involucrándose en política". Empresario, de cincuenta y siete años de edad, Ricardo Alberto Mertinelli Berrocal proyecta convertirse en la otra cara de la moneda de la política en el continente americano. Si Chávez anuncia revolución con los petrodólares, Martinelli promete empleo con un empresariado ético, socialmente responsable e involucrado en los temas de nación.
En la conferencia anual de la CEAL, a la que acuden líderes empresariales de Norte, Centro y Suramérica, el mandatario panameño les habló a sus pares con la franqueza que podría hacerlo cualquier líder de izquierda: "Paguen sus impuestos, aumenten los salarios, involúcrense en la reducción de la pobreza y dejen a un lado las prebendas y los negocios fáciles", sólo así, agregó, vamos a vencer a la izquierda populista. La novedad es que no proviene de las filas de Torrijos, el ex Presidente, sino de una alianza de partidos entre Solidaridad y el Partido Liberal Nacional. El nuevo Presidente fue Ministro del Canal de Panamá y Director en la Caja del Seguro Social, pero previamente consolidó un grupo empresarial relacionado con los supermercados, medios de comunicación, el sector financiero, entre otros.
El mensaje del nuevo líder panameño rompe los esquemas de la política tradicional en la que los grupos empresariales han preferido financiar las campañas de otros para no involucrarse directamente. Martinelli invita a "mojarse" desde ya, y clama por el "activismo empresarial", pero no para recuperar el poder y servirse de él, sino para transformar la vida de los ciudadanos, haciendo del país "su negocio más importante". Bien por el Presidente de Panamá y sobre todo, por aquellos que creyeron en el "loco", pues su triunfo fue masivo y su eslogan "en Panamá los locos somos más", finalmente caló en la sociedad y destapó una olla que estaba por explotar con el vapor que representa la pobreza y la exclusión social.
Ahora que celebramos los primeros cien días del nuevo gobierno, y tras la avalancha de análisis sobre las promesas cumplidas y las incumplidas por parte del Presidente Funes, haríamos bien en reflexionar sobre el comportamiento de "los otros líderes" durante estos casi tres meses y medio y el protagonismo que han tenido, facilitándole o por el contrario, poniendo obs- táculos a la ejecución de las políticas públicas de esta administración. Me refiero a los líderes empresariales y a los movimientos sociales.
Está bien entrar al detalle de cada una de las áreas en el que Presidente y su equipo han intentado tomar las riendas del Ejecutivo. Es importante señalar la ausencia de rumbo y el temor generalizado por el auge delincuencial que vive nuestro país. Estos señalamientos permiten a los funcionarios revisar el panorama, corregir si es necesario y reforzar aquello que se está haciendo bien. El lanzamiento del Consejo Económico y Social antes de la finalización de los cien días es una buena decisión, aunque muy negativa si se hizo al mejor estilo del anterior gobierno en el que lo más importante era el impacto mediático y político y no el impacto real que acciones como éstas, tienen en la generación de consensos y espacios de diálogo nacional. La crítica de los sindicatos acerca de la falta de representatividad al interior del Consejo pareciera ser un indicativo, que fue la última de las actitudes señaladas, la que realmente prevaleció. Habría sido mejor constituir el Consejo seis meses después, pero con todos y todas haciendo suyo este esfuerzo de concertación.
Pero volvamos a lo nuestro. Los cien días de las gremiales empresariales y de los empresarios deben ser también motivo de análisis. Ya no están en el gobierno los amigos, sino los funcionarios. Ya no basta con generar propuestas, debe también pensarse en estrategias. No es tan sólo con la mano suave, sino con el señalamiento sereno, que el gobierno corregirá todo aquello que aleje las inversiones y evite la tan pedida seguridad jurídica. Martinelli invita a ser "protagonistas del cambio" a los empresarios, involucrándose en política. Muy buena la invitación, pero en El Salvador, esperar a las próximas elecciones puede ser muy tarde. Para pagar los impuestos al día no se debe esperar a que llegue un empresario al poder; lo mismo para invertir en lo social. Muchos están entendiendo que la responsabilidad social es ahora no sólo necesaria para transformar a la sociedad y distribuir mejor la riqueza, sino también para hacer que sus empresas y sus productos se coticen mejor. Está comprobado que las acciones "maximizan su valor" si sus propietarios se interesan en los "stakeholders", esto es, en el entorno que rodea a las empresas, y no sólo miran para adentro de la organización empresarial.
Por su parte, los movimientos sociales, aquellos que con seguridad contribuyeron a llevar al poder al Presidente Mauricio Funes, también deben reflexionar sobre "sus primeros cien días". Manifestaciones y desórdenes públicos, bloqueos de calle, exigencias irrazonables, parecen haber marcado la actitud de lo que cualquier observador pensaría, eran los aliados del FMLN. Parece que sí lo son, pero no del Presidente Funes. Hemos sido testigos del diálogo que altos funcionarios han debido emprender con los detractores de El Chaparral y los beneficiarios de la semilla mejorada. El discurso oficial privilegia los consensos y desecha totalmente los chantajes. Esta última actitud parece la adecuada y debe seguir marcando el rumbo porque aparentemente, viene más.
Involucrémonos en política, pero no necesariamente partidaria. Desde las empresas, las gremiales, los sindicatos y las asociaciones de profesionales, también se puede ser "protagonistas del cambio".
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