La comisión que acredita la educación superior en el país no tiene capacidad para garantizar la calidad de todas las carreras. Expertos sugieren un cambio urgente
Lilian Martínez. 12 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.
Desde hace 15 años, el país cuenta con un sistema de evaluación, calificación y acreditación de las Instituciones de Educación Superior (IES). Pero este sistema acredita universidades e instituciones, no carreras.
La discusión sobre la necesidad de acreditar carreras es reconocida tanto por el presidente de la Comisión de Acreditación de la Calidad de la Educación Superior, Knut Walter, como por el Director Nacional de Educación Superior, Francisco Marroquín.
La Ley de Educación Superior y el manual que rige a la Comisión de Acreditación facultan a ésta para evaluar instituciones de educación superior (universidades), no carreras. Por ello, Knut Walter reconoce: "En una universidad grande, hay carreras que a lo mejor no sirven o no son acreditables. Sin embargo, la institución en su conjunto sí es acreditable".
El problema también es aceptado por Francisco Marroquín: "Es que no tenemos acreditación de carreras a nivel nacional". Por ello, cuando un equipo evaluador (par evaluador) visita una universidad se preocupa de detalles como: el número y el currículum de los profesores, el proceso de admisión de los alumnos, la experiencia de quienes dirigen la institución, el número de los libros disponibles en la biblioteca, el número de computadoras con acceso a internet y la disponibilidad de laboratorios. "Todas esas condiciones dan un índice sobre si sí o si no hay un factor de calidad aceptable", explica Marroquín.
Pero al examinar esos detalles en universidades con 30 ó más carreras, los evaluadores no tienen tiempo ni capacidad para indagar sobre cada una de ellas.
Con La misma vara
Sin proponérselo, eso no ocurre con las instituciones de educación superior no universitarias consideradas monotemáticas: las que sólo ofrecen una, dos o tres carreras.
Estas instituciones son tan pequeñas, en comparación a las universidades, que al evaluar el proceso de admisión, a los profesores, a los decanos y los recursos de los cuales se dispone, sin proponérselo se termina acreditando no sólo la institución sino que también las carreras.
Joaquín Samayoa, rector del Instituto Superior de Economía y Administración de Empresas (Iseade), describió ese proceso el pasado 25 de agosto, cuando esa institución recibió su reacreditación. "Nuestro reconocimiento, también, para la comisión de acreditación por su actitud profesional y por el trabajo exhaustivo que realizaron para contarnos las costillas hasta convencerse de que las tenemos cabales y si las tenemos en el lugar que les corresponde".
Además del Iseade, la Comisión de Acreditación tiene muy bien contadas las costillas de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera y de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN). Eso no es un problema. Lo que causa inquietud es la situación que Samayoa también indicó en su discurso: "... Sabemos que en las universidades acreditadas puede haber facultades y carreras que están todavía lejos de merecer la acreditación".
Antes de esa afirmación, recordó a las autoridades presentes, entre ellos el ministro de Educación, Salvador Sánchez, la necesidad de adecuar los criterios e indicadores de acreditación a las realidades y propósitos de las instituciones no universitarias de educación superior. Lo que en su opinión: "Podrá tomarse, además, como un experimento aplicable a la acreditación de carreras y programas particulares dentro de las universidades".
El vicerrector del Iseade, Óscar Picardo, quien también ha trabajado como evaluador para la Comisión de Acreditación, considera: "Lamentablemente, comenzamos al revés".
Para él, lo lógico sería primero evaluar y acreditar carrera por carrera para, finalmente, acreditar la institución donde éstas se imparten: "Resulta que, después, nos damos cuenta de que hay algunas carreras dentro de las universidades que tienen debilidades". Algo que no debería suceder, pues cuando se acredita una institución, recuerda, "se está diciendo que toda la institución tiene calidad".
¿Cómo saldar esta deuda? El Director Nacional de Educación Superior, Francisco Marroquín, cree que para que la Comisión de Acreditación pase de evaluar instituciones a evaluar carreras, se necesita un proceso de concertación previo.
"(El cambio) tiene que ser producto de una discusión donde participen todos los actores interesados en la calidad de la educación: el Mined, las IES, la sociedad civil, los empresarios, las asociaciones de profesionales".
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