La Corte Suprema de Justicia se prepara para resolver en los próximos días el recurso de inconstitucionalidad del artículo 191 del Código Penal que despenaliza la crítica periodística o las opiniones desfavorables.
Escrito por Ernesto Rivas Gallont.01 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.
El artículo en cuestión establece que “no son punibles los juicios desfavorables de la crítica política, literaria, artística, histórica, científica, religiosa o profesional, ni los conceptos desfavorables expresados por cualquier medio por particulares en el ejercicio del derecho de la Libertad de Expresión, siempre que en el modo de proceder no demuestren un propósito calumnioso, injurioso o de ataque a la intimidad o a la propia imagen de una persona”. (Énfasis nuestro)
Nosotros sentimos que la intensa campaña de los medios nacionales ha desfigurado el tema a tal grado que su defensa a la libertad de expresión –que nosotros compartimos y por ella luchamos constantemente– confunde con la libertad de insultar, calumniar o mentir, lo que de ninguna manera es tolerable.
Nosotros en nuestro blog, un muy modesto medio, con frecuencia criticamos a funcionarios, actuales o anteriores, pero siempre tenemos el cuidado de mantenernos estrictamente en el marco de la verdad y de los hechos. Si estamos conscientes de ese hecho y estamos seguros de no haber calumniado o insultado o mentido sobre la persona objeto de nuestra crítica, no tenemos por qué preocuparnos y estamos amparados por el espíritu de la ley, como lo expresa el artículo 191 del Código Penal.
Así como nosotros en nuestro medio, que somos casi imperceptibles comparados con los medios tradicionales del país, no tememos que la resolución de la CSJ podría afectar la libertad de expresión, aquellos medios que no incurran en “un propósito calumnioso, injurioso o de ataque a la intimidad o a la propia imagen de una persona” tampoco deben temer la resolución de la Corte.
Pero resulta que los más ardientes defensores de esa libertad de expresión son con harta frecuencia culpables de insultar, mentir y hasta calumniar, a la persona objeto de su animadversión.
Me estoy refiriendo a un importante medio impreso que en sus editoriales todavía se refieren con cualquier clase de adjetivo peyorativo al presidente Duarte. Quien bautizó al hoy presidente de la República cuando era candidato, como “Mauricito el Rojo”. Quien llamó repetidamente a Evelyn Jacir de Lovo, ex ministra de Educación, ex comisionada para la Defensoría del Consumidor y ex candidata a alcalde de San Salvador, durante gobiernos de ARENA, “guerrillera”, porque, según el diario, perteneció a un grupo estudiantil que colaboraba con las FPL en la parte social. Quien etiquetó a la ex alcaldesa de San Salvador y hoy viceministra de Salud Pública, Violeta Menjívar, como “Reina de la basura” y así con cualquiera que no sea de la aceptación del periódico.
¿Es esa la clase de libertad de expresión que queremos defender? ¿Es eso lo que queremos que el Código Penal permita? Si le hiciéramos es pregunta a todos los medios en El Salvador, seguramente su respuesta sería un enfático NO.
Nosotros agregamos el nuestro.
Los medios en El Salvador no tienen un código de ética que rija su conducta, pero los periodistas sí lo tienen y por el artículo 7 se comprometen a:
Art. 7. El periodista debe difundir únicamente informaciones fundamentadas y evitar datos imprecisos y sin base suficiente que puedan lesionar o menospreciar la dignidad de las personas y provocar daño o descrédito injustificado a instituciones o entidades públicas y privadas. También evitará la utilización de calificativos injuriosos.
Qué bueno sería que los medios también adopten un código de ética que incluya una disposición similar y, mejor todavía, que la cumplan.
Lea más sobre lo mismo hoy en mi blog: http://blog.netorivas.net
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