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2010/08/15

LPG-Fundamentos para una nueva generación (II)

 En artículo anterior, hablábamos de hacer una concertación de unidad nacional, apelando al respeto mutuo, a la tolerancia, y a la regla de oro, “no hagas a otro, lo que no quieras que te hagan a ti” (Mateo 7:12). Así como reinsertar a los pandilleros, en el entendido que su carácter y actitud ya fue forjado en un marco violento producto de la guerra. Ahora nos queda redirigir sus actitudes y pensamientos, lo cual requiere de tiempo y dinero de parte de todos los sectores, llámense gobierno, familia, empresa privada, universidades, iglesias.

Escrito por Jaime Ramírez Ortega.15 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

El enfoque para redirigir a estos jóvenes, pandilleros, tiene que incluir los más altos estándares de valores morales (la Biblia), cívica, patriotismo, talleres vocacionales y programas de capacitación, que ayudarían a sentar las bases en ellos y en las nuevas generaciones.

Pero ¿cómo hacer posible esta utopía? Primero tenemos que dejar que nuestro Señor Jesucristo haga lo imposible (haciendo nuevas criaturas de los pandilleros) y nosotros haciendo lo posible, racionalizando el gasto del gobierno de manera que si se compraran vehículos clase económica que gasten menos gasolina y a la vez eliminaran los viáticos, las partidas secretas, y gastos suntuosos en reuniones constantes, donde se consume whisky, vodka, y alimentos, estaríamos ahorrando millones de dólares que provienen de los impuestos de los salvadoreños. Esto sería un detonante inicial digno de imitar por muchos, a fin de focalizar este ahorro en inversión social, seguridad pública, programas vocacionales de inserción de pandilleros, obras de mitigación para las familias más desfavorecidas ante los desastres naturales, obteniendo una luz de esperanza para una sociedad con mayor equidad y justicia, por supuesto, que esta situación no es problema solo del Estado, pues también el rol de la empresa privada es determinante para insertar, capacitar y contratar a jóvenes necesitados de oportunidades, como lo han venido haciendo.

También las universidades juegan un papel fundamental dentro de este contexto, ya que pueden contribuir abriendo espacios dentro de sus instalaciones, trabajando conjuntamente con el Ministerio de Educación para redirigir con charlas y talleres vocacionales a los jóvenes de los sectores más vulnerables que son candidatos potenciales del flagelo de las maras, beneficiando de esta forma a las nuevas generaciones enseñándoles a ganarse la vida honradamente por medio de una profesión u oficio.

¿Cuál sería el papel de las iglesias en este proyecto social? Ellas vienen ocupando un espacio muy importante dentro de la sociedad salvadoreña, si bien han estado haciendo un trabajo integral con los jóvenes pandilleros, en términos de rehabilitación e inserción desde hace mucho tiempo, deben redoblar y coordinar esfuerzos como los que se han ejecutado en el proyecto “Retorno y el Albergue, del Tabernáculo Bíblico Bautista”, que ha desarrollado estos programas sin ayuda del Estado, dejando un claro ejemplo, de que sí se puede trabajar y ayudar a la sociedad desde cualquier trinchera, de manera que es necesario continuar con esta dinámica de trabajo de parte de las iglesias.

Pero este problema no se resuelve con la sola intervención del Estado, empresa privada, universidades e iglesias. La familia es importante porque en el hogar los hijos adquieren la formación de su carácter y actitudes, con el ejemplo de sus padres. Debe cuidarse la salud mental de las nuevas generaciones, con una vida ejemplar.

Fundamentos para una nueva generación (II)

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