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2010/08/03

LPG-“El Gobierno está copiando el anterior esquema, nos están dando lo mismo”

 Para el sacerdote salesiano,  la propuesta puede resultar similar a las anteriores recetas represivas. Esto puede consolidar aún más a las pandillas.

Escrito por Amílcar Mejía.04 de Agosto. Tomado de La Prensa Gráfica.

 

Al padre Pepe, sus más de dos décadas de tratar con miembros de pandillas y jóvenes excluidos le han dotado de una perspectiva sobre el fenómeno de las maras, que no se logra con ensayos teóricos. Y es esa experiencia y contacto directo que le permiten advertir que la ley antipandillas propuesta por el Ejecutivo y ahora en manos de la Asamblea no es la receta que esta epidemia social requiere.

Recalca que puede ser una frustración más. Insiste en que el primer paso debe darlo el Ejecutivo tomando la batuta y —como un director de orquesta— coordinar a todos los sectores gubernamentales y privados involucrados en un esfuerzo interinstitucional que, como primer paso, defina el fenómeno, es decir: ¿contra qué está luchando la sociedad?

¿Conoce el proyecto de ley antipandillas?

Simplemente sabemos que la alternativa que ahora el Gobierno está ensayando contra la violencia es una nueva ley, y consideramos que no se ha consensuado lo suficiente el problema de la violencia. Y nuestra opinión es que cuando se habla de la violencia se junta todo tipo de violencia. Eso, a la larga, en vez de ayudarnos, nos confunde más y nos dispersa más a todos.

¿Por ejemplo?

Si no tenemos todos consensuado un concepto de pandillas, la alternativa que podemos dar frente a eso va a ser un poco relativa. Por ejemplo, se habla de crimen organizado, se habla de delincuencia, (pero) ¿qué es la pandilla, qué es la mara? El criterio no está consensuado. Necesitamos, por consiguiente, poder abordarlo como sociedad, de un modo científico.

Digamos, ¿que no se ha desmenuzado el fenómeno?

Exacto. Es decir, da la impresión de que se aborda el tema con mucha buena voluntad, se percibe que hay buena voluntad, pero no es suficiente la buena voluntad frente a un fenómeno que está creciendo y que nos ha desbordado.

¿Cree que la respuesta ante el fenómeno es muy policial?

La Policía está desbordada también, porque han enviado al Ejército a las calles. Desde el momento en que eso sucede, no habla muy bien de nuestra Policía, sobre todo de su eficacia para controlar la violencia de las pandillas. Y si tenemos cierta corrupción dentro de la Policía, Dios quiera que no nos suceda eso con el Ejército, como ocurrió en el norte de México, que el presidente, por el problema de la corrupción de la Policía, envió al Ejército. El Ejército estuvo un poco más del tiempo adecuado y ahora México tiene dos problemas: una Policía corrupta y un Ejército corrupto. Si en El Salvador nuestro Ejército se hiciera corrupto, esto fuera el caos y nos caeríamos todos.

¿Y no está blindado el Ejército a esa situación?

El Ejército no está preparado precisamente para asumir esas cosas.

¿Le preocupa que el crimen organizado se infiltre al Ejército?

No. Yo estoy hablando simplemente de un hecho. En México sucedió eso y deseo que aquí en El Salvador no nos suceda eso mismo. Lo que vuelvo a enfatizar es que estamos ensayando alternativas de una ley frente a un fenómeno ante el cual no ha habido la capacidad de coordinación interinstitucional (estatales y privadas) para posibles vías de respuesta, tanto a la Asamblea Legislativa como al Gobierno.

Se han creado dos visiones antagónicas de enfrentar el problema: prevención y represión. ¿Cómo avanzar a una solución?

Son como tres aspectos los que hay que abordar en esto: la prevención, la corrección y la reincersión. Siempre existen dos extremos: uno tolerante y otro que reprime, pero siempre se abordan esos tres enfoques para ver la respuesta.

¿Cómo ve el enfoque correctivo?

En este caso, nuestras cárceles están desbordadas, no controlamos las cárceles; las cárceles tienen una comunicación directa a escala mundial. No se ha dado hasta ahora una eficacia para impedir llamadas desde celular, hacen conferencias simultáneas, ellos desde la cárcel, con cualquier parte del mundo. Las celdas de los pandilleros están superpintadas y aquello parece que fuera un hotel, una universidad de la organización de ellos. No es un medio correctivo que la sociedad tiene para aplicar a un ciudadano que ha infringido leyes y atenta contra el bienestar de la población.

¿No le tienen miedo a la cárcel?

La cárcel es la escuela, la universidad de ellos. Entonces, allí están seguros, allí están gordos, allí hacen gimnasia. Dejó de ser un medio educativo en manos de la sociedad, estamos desbordados. La sociedad los está alimentando y cuidando; ellos en vez de corregirse para reincorporarse ya corregidos a la sociedad, se capacitan para el crimen.

¿Qué hay de la reinserción?

Pues andamos mal, porque tampoco tenemos muchas ofertas laborales con salarios dignos. Si no existen ofertas laborales para el ciudadano común, menos todavía para estos otros ciudadanos.

¿Qué puede venir a abonar una ley que llenará más las cárceles?

Abordar una respuesta exclusiva desde la línea de la represión con una ley, esto no es mentalidad latina, esto es mentalidad del norte, donde la ley ya posibilita una praxis de democracia y de vida. Para nosotros, hecha la ley, hecha la trampa. El estilo nuestro de caminar es igual que el de la culebrita: nos gusta ir superando todas las cosas y la fruta mejor es la prohibida, no porque sea mejor, sino simplemente porque está prohibida. ¿Que con la ley nuestros pandilleros vayan a dejar eso? No lo creo. El problema es que solo estamos dando la respuesta de la legislación y no respuestas eficientes de prevención y reincersión, tendrían que ser los tres ejes para un plan integral.

¿Esperaba de este Gobierno el concepto represivo que plantea esta ley antipandillas?

Lo que se percibe es que el Gobierno actual está retomando la postura del anterior. Desde el gobierno de Francisco Flores, se quiso aplicar la ley (antipandillas), una ley que había implementado en Nueva York el alcalde, una ley nórdica, con una cultura nórdica totalmente distinta a la nuestra, aunque no necesariamente mejor o peor que la nuestra. Por desgracia, el gobierno nuevo está haciendo exactamente lo mismo de antes; no digo que la ley sea la misma, sino el método.

¿Se está actuando por presión de la opinión pública?

Algo de eso hay, se está actuando más por un sentimiento colectivo, que con unos instrumentos científicos de ciudadanía. Se está trabajando más esto con buena voluntad y no desde una perspectiva crítica y seria. Entonces, las respuestas que se están dando no rompen el horizonte de la subjetividad, y no llegamos a la objetividad porque no hay acciones de coordinación interinstitucional.

¿La Asamblea está actuando con cabeza fría?

Están actuando ellos solos. Parten de ellos sin haber escuchado a los sectores. A veces, a quienes escuchan son del mismo partido, no hay interinstitucionalidad. A eso le llamo yo subjetividad. Y no se ha roto la subjetividad porque no se mueven del esquema ideológico de su propio partido.

¿Y el Ejecutivo?

El Gobierno actual está copiando el esquema anterior, desde posturas totalmente distintas por su ideología, pero a la larga nos están dando lo mismo y lo están haciendo sin convocar a quienes estamos ahí en el terreno.

¿Se están equivocando?

¿Qué hizo nuestro gobierno anterior de Antonio Saca? Convocó un comité ¡de personalidades! Ellos son fenomenales, pero de delincuencia, pues no tienen los concepto idóneos; y se utilizó políticamente a esas personalidades, y se les ubicó en un contexto que estaban desencajados. Es algo así como dice el refrán: Un gorrión no se mata con un cañón. Esas personalidades no tienen que proyectarse en eso; sin embargo, impactó en la sociedad, no hubo cuestionamiento ni crítica, y seguimos creciendo en la violencia porque con eso no se hizo nada.

¿Estas medidas buscan más un efecto mediático?

Pareciera que sienten la necesidad de hacer algo, pero la metodología del abordaje, de la convocatoria de bases interinstitucionales, de ideologías distintas, el que escuchen a esas instancias que están en la base trabajando, eso es prioritario a lo otro. En vez de utilizar una metodología inductiva para ir donde me aprieta la piedrita en el zapato, desde la cabeza lo quieren solucionar todo. Esto, como es práctico, como es vivencial, no se amolda a lo teórico. No hemos roto todavía el esquema deductivo de antes, seguimos dando respuestas teóricas, que son lógicas, que pareciera que están bien, pero no es un problema de teoría ni de ideas o conceptos, es un problema de impunidad.

Entonces, ¿usted no esperaría mucho de esta ley antipandillas?

La ley es un medio. El medio puede ser ambiguo, puede ser bueno o puede ser malo, de lo que se trata es de que un problema debe abordarse integralmente; si se aborda parcialmente, puede ser hasta una decisión que nos dañe mucho más. No se debe abordar como un grito de auxilio de que cualquier cosa sirve. No, cualquier cosa no sirve; por hacer cualquier cosa este problema se ha ido haciendo cada vez más grave, más serio. Ahora se ha hecho una bola de nieve que no cualquiera puede mover, y una bola de nieve que nos está condicionando a muchísima población.

¿Qué haría usted si fuera diputado? ¿No aprobaría la ley?

Intentara buscar una respuesta integral. La ley es una cosa, pero yo no puedo salir a la calle solo con zapatos. Igual sucede con esto, se piensa dar una respuesta al problema solamente con una ley, esa es una partecita de la respuesta, no la respuesta.

¿Es una pata de la mesa?

A lo mejor es una pata, ¿y el tablero y la integración, y la coordinación y el equilibrio, y la armonía de toda la respuesta? El problema es complejo. No podemos dar una respuesta simple, una ley es simplísima. Y ahora, si tenemos una Policía corrupta, ¿quién aplica la ley? Si resulta que luego tenemos las cárceles tal como están, ¿esa ley la podremos aplicar realmente?

¿Hay riesgo de que esta ley consolide las pandillas en lugar de erradicarlas?

Puede ser. Si solamente es eso, pudiera servir para consolidar la pandilla, como han sido todas las respuestas que se han estado dando hasta ahora frente al fenómeno de la pandilla. No se ha debilitado, se ha ido robusteciendo, tan es así que ahora los pandilleros, sus hijos están en las escuelas mejores... ¡Hey! En las mejores escuelas de El Salvador, como en universidades, porque ellos también quieren su oportunidad. De pronto están permeando toda la estructura social y hoy en día no sabemos.

La posición dice que han subido los homicidios porque se ha reducido la mano dura, ¿qué piensa?

Estamos ensayando medicina frente a una enfermedad que no sabemos de qué tipo es, por eso es que se disparan. Si yo a la enfermedad le doy una medicina que no es correcta, la enfermedad se agrava. Y así ha sucedido.

“El Gobierno está copiando el anterior esquema, nos están dando lo mismo”

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