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2010/08/12

EDH-La voz de los "sin voz"

 Fabricio Altamirano.12 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.

El espíritu de hablar por los que no pueden, ser la "Voz de los Sin Voz", se le atribuye en nuestro país al martirizado Monseñor Óscar Romero, quien dedicó los últimos años de su vida a decir cosas que, según criterio del momento, nadie más se atrevía a decir.

A Monseñor le atribuyo cualidades de "editor", cuyo testimonio fue su mente, su pluma, sus homilías y su medio fue el "púlpito". Conscientemente, Monseñor Romero elegía (lo que hacemos los editores) hacer afirmaciones que tenía pleno conocimiento de que podían costarle su vida, y de hecho le costó su vida y desató mil huracanes por "haberlo callado".

La frase "la voz de los sin voz", que es un título de valentía, ostentado, post-mortem, se refiere a un "paladín" que habla por los que no tienen la posibilidad de articular un planteamiento, de gritar un atropello, de protestar por un abuso.

Mucha agua ha pasado por el puente de la historia de nuestro país pero los abusos, injusticias, atropellos, están muy lejos de haberlos vencido Monseñor Romero en sus esfuerzos, loables, pero que tienen que imitarse.

Lo que la Corte Suprema evalúa en este momento, declarar la inconstitucionalidad del articulo 191 que despenalizó al ejercicio del periodismo, no constituye un mecanismo para "moderar" el pensamiento de "X", "Y" o "Z" editorialista de determinado medio; lo que en efecto permitiría es un mecanismo para que un tirano (de derechas o de izquierdas, político o no político), evite la posibilidad de surgimiento de "aquel próximo" sacerdote, pastor, periodista, ciudadano que vuelva a ostentar ese preciado título de ser, de convertirse en "la voz de los sin voz".

Qué traición constituiría este movimiento a los que luchan por "las injusticias" que el principal mecanismo legal para superarlas: el planteamiento y difusión libre de las ideas, valientes, audaces, muchas veces irreverentes, tengan un enemigo un paso menos efectivo que 9 milímetros de plomo: la pena de cárcel.

¿Cómo funcionaría este mecanismo penal contra el ejercicio del periodismo? En el caso hipotético de una demanda penal y, simultáneamente civil, por resarcir el "honor" de una persona, el periodista sería encarcelado mientras se "ventila el proceso".

Los procesos en nuestro país, como todos sabemos, pueden efectivamente tomar años en ventilarse, lo cual significa que un periodista inocente podría pasar en la cárcel sin posibilidad de salir, salvo el cambio de "voluntad" de la parte acusadora; o "negociando" con el acusador el monto de la demanda civil.

Me enorgullezco de presidir una organización que en su momento denunció el encarcelamiento del colega Francisco Valencia, actual editor del Co-Latino, cuando un funcionario público lo "metió preso", con lo cual hablamos con autoridad moral sobre el tema.

Las libertades que tenemos los periodistas encuentran sus fronteras precisamente en las leyes civiles que ya protegen a los ciudadanos de abusos contra el honor, difamación e injuria. Si un ciudadano se siente ofendido en este momento por algo que ha dicho o escrito un periodista las leyes civiles le protegen, y existen los procesos y mecanismos para determinar un valor por esa hipotética transgresión, por lo que hacemos la pregunta: ¿Por qué además la cárcel?

La respuesta es que necesitan el mecanismo los enemigos de la libre expresión de ideas para, efectivamente, callar a las voces que hablan por los que no puede hacerlo para callar a las voces de los "sin voz".

elsalvador.com :.: La voz de los "sin voz"

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