El Salvador está como el carpintero que cuando la clientela le ha bajado, adquiere un préstamo no para mejorar su taller, sino para hacerle la fiesta de quince años a su hija.
Editorial. 18 de Marzo. Tomado de Diario de Hoy.
No tiene sentido y puede ser ruinoso tomar préstamos para consumo cuando se pasa por un período de vacas flacas. No lo tiene para la economía de personas y familias ni para municipios y países.
Hasta marzo del año pasado la izquierda, entonces como ahora en la oposición, sostuvo la tesis de que estábamos sobre-endeudados, al borde de una crisis financiera. Pero he aquí que, milagrosamente, de un día para otro, "tenemos capacidad de endeudamiento", tanto así que de cuarenta por ciento del PIB como límite en nueve meses llegamos al cincuenta por ciento y ahora se habla del sesenta por ciento. Por ahora el límite no lo fija la capacidad de la economía para cubrir sus compromisos sino la disposición de los prestamistas internacionales de dar más dinero.
Adicionalmente los préstamos no son para incrementar la capacidad productiva, para fortalecer la infraestructura nacional o para salir de una emergencia coyuntural, sino para sostener programas "sociales", que van desde repartir zapatos mal elaborados a escolares hasta dar bonos a los viejos en cada comunidad. No se van a reconstruir puentes o incrementar la capacidad de generación eléctrica o formar reservorios, todo lo que mejora la vida de las comunidades y del país, sino que nos endeudamos para consumo.
El Salvador está como el carpintero que cuando la clientela le ha bajado, adquiere un préstamo no para mejorar su taller, sino para hacerle la fiesta de quince años a su hija.
Se ha actuado con tanta irresponsabilidad que, de manera sistemática, los rojos negaron sus votos para refinanciar la deuda que ya se tenía, lo que habría reducido en un buen porcentaje los pagos de servicio. Su tan esclarecida política fue empujar al país a la bancarrota para mejorar sus chances electorales, los que coyunturalmente fueron potenciados por los brillantes estrategas políticos del anterior gobierno.
Quedar a merced de los usureros
Podemos consolarnos sin embargo, con el hecho de que no estamos solos en el barranco: los españoles, los griegos y ahora los Estados Unidos también o toman deuda para impulsar programas "sociales" o están sufriendo las consecuencias.
¿Qué significa "capacidad de endeudamiento"? Para el usurero es la suma que esclaviza a perpetuidad al pobre endeudado, que nunca logra pagar la suma prestada y sólo alcanza a cubrir cuotas mensuales. Hasta el resto de sus días el infeliz tiene un dependiente adicional al que debe darle de comer, con el agravante de que si no paga pueden puyarlo.
Hay que considerar además otra realidad: que gobierno o entidad pública que suscribe la deuda y se gasta el dinero no necesariamente tendrá que saldarla. Al pobre Norman le toca ahora pagar las alegrías financieras de la Reina de la Basura, como a nuestros hijos y nietos va a tocar pagar a Venezuela –y decimos Venezuela porque dentro de poco no habrá Chávez— el petróleo que se recibió al crédito.
Capacidad de pago, en el buen sentido, significa la capacidad que tendrá la economía salvadoreña en el futuro cercano para pagar sus compromisos. Cuando se toma deuda para incrementar la producción, como el industrial que invierte en tecnología punta, hay capacidad de pago; cuando se toma deuda para "programas sociales" se termina como el pobre insensato con el usurero, que tiene que comer menos para pagar las cuotas. El país pasará más hambre.
elsalvador.com :.: ¡Podemos endeudarnos sin limitación alguna!
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