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2010/09/11

RAICES -El eterno servicio deficiente del transporte colectivo- Periodismo Alternativo desde El Salvador

 Remberto Ramírez.11 de Septiembre. Tomado de Raices.

Cuando  se piensa en el eterno problema del transporte colectivo en el país inmediatamente salta a la memoria la imagen de un chófer, sin embargo detrás de éste se encuentran una serie de variantes que agudizan el problema y que involucran a toda la ciudadanía.

Una parada no atendida, un usuario que quiere bajarse en lugares no autorizados, un conductor de buses temerario, otro que maneja en estado de ebriedad, empresarios que no mejoran el servicio y que obtienen ganancias jugosas, el temor del Gobierno para regular un desfasado servicio y hasta los usuarios que toleran el maltrato.

Carlos Abrego es motorista de la ruta 44. A sus 26 años de edad se levanta todos los días a las cuatro de la mañana para comenzar la faena que lo lleva desde la zona norte de San Salvador hasta una lujosa zona residencial en el departamento de La Libertad.

Afirma que su trabajo es duro y que lo más difícil del empleo es la presión que ejercen sus jefes, sumado el estrés de manejar en ocasiones sin parar durante todo el día.

“A veces no queda ni siquiera tiempo de almorzar, pero la necesidad es grande porque conseguir trabajo en otro lado está difícil”, afirmó Abrego al periódico Raíces.

Abrego acepta que el servicio es malo pero agrega que no son todos los motoristas, sin embargo atribuye el mal servicio a que algunos de sus compañeros trabajan por entrega, lo cual les hace trabajar bajo más presión.

Trabajar por entrega implica llegar a una meta diaria de 100 dólares o más para el dueño del microbús y el resto del dinero sirve para pagar el salario del motorista –un promedio de 20 dólares por día-, el mantenimiento del bus y la gasolina.

Allí la razón del por qué las unidades demoran tiempo en demasía en las paradas de buses donde se presume abordarían grandes cantidades de pasajeros. El reglamento general de tránsito establece que el tiempo de permanencia en una parada es de un minuto.

“Lo que pasa es que uno se tiene que rebuscar. Hay veces en las que uno con cinco dólares se va para la casa, por eso hay paradas en las que uno se está más tiempo”, explica el motorista.

La voz del Usuario

Giovanni Rodas un estudiante de la Universidad de El Salvador (UES) asegura que no hay disculpas, que el servicio de transporte es “pésimo” y que en innumerables ocasiones ha sido testigo de irregularidades y maltratos de parte de los chóferes.

“Una vez una señora de edad avanzada, cayó de espaldas en el piso del microbús porque no logró agarrarse de los barrotes en una vuelta que el motorista tomó de una manera demasiado brusca”, relató indignado.

Oscar Martínez de 22 años de edad también es motorista, responsabiliza a los usuarios como los culpables del mal servicio que brindan. “La gente está mal acostumbrada a que le paren donde sea, ellos piensan que uno es taxi”, dice en tono burlón.

Ante este tipo de incidentes, los supervisores imponen sanciones contra los motoristas, entre las que se encuentran desde hacer líneas de reflexión en un cuaderno: “No debo virar tan rápido cuando trabajo en el microbús”, hasta ocho días de suspensión sin goce de salario.

“Hay ocasiones que aunque la parada sea legítima no detienen el microbús del todo, ellos dicen que hacen ´una rápida´. Por la necesidad de transporte yo ya me hice profesional de saltar microbuses para bajar donde debo”, dijo Juan Nolasco, usuario de los colectivos.

Impunidad

En el año 2008, un bus departamental de la ruta 235 cayó en un barranco y dejó un saldo mortal de  13 personas y varios heridos. Las investigaciones indicaron que la causa del accidente fue el exceso de velocidad de parte del conductor José Daniel Molina, quien se dio a la fuga.

Raíces consultó a la Policía Nacional Civil (PNC)  por el paradero de José Molina, sin embargo la institución dijo desconocer la resolución del caso y si este había sido capturado o no. Hasta el momento el empresario de buses y el chofer están impunes.

La impunidad y la corrupción en el sistema de transporte alcanzan todos los niveles del país, desde los policías que no aplican la ley y las normas viales, hasta diputados –entre ellos el pecenista Elizardo Lobo- que mantienen relaciones oscuras con los empresarios.

Varios legisladores han defendido desde el Congreso los intereses de los empresarios del transporte, mientras éstos no dan muestras de modernizar y mejorar el servicio. Existen denuncias de diversos sectores que el tema del transporte se utiliza con estrategias electorales y de chantaje.

Por ahora, el gobierno del presidente Mauricio Funes, tampoco ha dado muestras de ejercer fuerza sobre un sector que siempre ha gozado de paños tibios y de privilegios exagerados.

Un estudio indica que la principal causa de muertes en el país está relacionada con los accidentes viales.

Baja escolaridad

La gran mayoría de los empleados del transporte colectivo tienen niveles bajos de educación, muchos de ellos no terminaron el nivel básico de estudio. De 10 chóferes consultados por Raíces, solo uno de ellos terminó el bachillerato.

Para algunos especialistas, el bajo nivel educativo repercute directamente en el mal servicio, y a esto se le suma que tampoco existe de parte del gobierno ni de los empresarios propuestas claras para capacitarlos en dicha área.

El empresario de transporte Catalino Miranda al ser consultado sobre los requisitos que se toman en cuenta a la hora de contratar motoristas, evadió el tema y manifestó que “no vamos a hablar del personal porque allí salimos ponchados”.

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