Helga Cuéllar-Marchelli.24 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.
La educación cívica contribuye a generar mayor conciencia en los estudiantes sobre sus derechos y deberes como ciudadanos. Educar para la ciudadanía es un proceso que está profundamente arraigado en el contexto político, económico y social único a cada país, y en esa medida, se vuelve esencial en la consolidación del Estado-nación. Sin lugar a dudas en una sociedad democrática la educación cívica es fundamental en la construcción de una cultura en donde la libertad, la tolerancia y el respeto a la diversidad son valores fundamentales.
Aunque la familia y la comunidad desempeñan un papel importante en la formación cívica, la escuela es el ámbito formal para cultivar los valores, el conocimiento y las habilidades que las personas necesitan para participar, responsablemente, en la vida pública. Además de desarrollar competencias académicas, los estudiantes pueden aprender sobre la complejidad de las relaciones sociales, participando en los procesos que contribuyen a mejorar o vivificar la escuela. Desde otro ángulo, la comunidad educativa tiene la responsabilidad de enseñar los valores que rigen la convivencia democrática obrando con el ejemplo.
En El Salvador, la educación cívica cobró singular transcendencia luego de la firma de los Acuerdos de Paz, que dieron por terminado el conflicto armado. Desde los años noventa, ésta se volvió un componente vital dentro del currículo nacional, cuyos fundamentos fueron creados en un momento histórico que comprometió al país a construir una paz duradera fundamentada en la democracia. No es casualidad que en la materia de estudios sociales se incluyeran contenidos que deliberadamente busquen la interiorización y práctica de los derechos humanos y los valores cívicos. Además, en el sistema educativo público se ha introducido la gestión escolar participativa, fomentando así procesos de toma de decisiones democráticos al interior de las escuelas.
En línea con las estrategias para promover la educación cívica formal, la política de gestión integral ciudadana del Ministerio de Educación, propone la creación y fortalecimiento de los gobiernos estudiantiles. Estas organizaciones contribuyen a estimular en los estudiantes la participación democrática en la vida escolar, y, a su vez, permitirles experimentar cómo funcionan los gobiernos representativos. Algunos estudios demuestran que servir en los gobiernos estudiantiles predice un mayor compromiso cívico en la vida adulta; pero, dicho resultado depende de cómo los gobiernos estudiantiles sean diseñados y orientados.
En el caso salvadoreño, los gobiernos estudiantiles deberían regirse por principios y valores similares a los que rigen la Constitución de la República y sustentan el espíritu de los Acuerdos de Paz. Ellos deben no sólo estar integrados por estudiantes con buen record académico y disciplinario, sino también ser orientados adecuadamente por el equipo docente. Además es importante definir en qué tipo de decisiones relacionadas con la escuela podrán intervenir los gobiernos estudiantiles. A los estudiantes únicamente se les debe permitir participar en las decisiones que sean acordes con su edad, su madurez y su conocimiento. Esto implica tener claro que los profesionales de la educación deben mantener la responsabilidad absoluta sobre las cuestiones acerca de la pedagogía, los factores que influyen en los aprendizajes y algunos procedimientos administrativos.
Los gobiernos estudiantiles deben pensarse como un medio para crecer como sociedad y avanzar en el proceso democrático. Ellos pueden contribuir a sembrar en las nuevas generaciones el respeto por las diferencias y el deseo de sumar distintos talentos y esfuerzos para construir a un futuro mejor.
La educación cívica a través de los gobiernos estudiantiles tiene el potencial de enseñar a los jóvenes a practicar la moderación en la formulación de las visiones individuales y reconocer que el destino del país es responsabilidad de todos. Para cimentar un porvenir envidiable, sólo queda empezar a hacer bien esta tarea.
elsalvador.com :.: La educación cívica y los gobiernos estudiantiles
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