C. Marchelly Funes.13 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.
Los salvadoreños y salvadoreñas hemos pasado tres días en medio de la incertidumbre, con una
paranoia colectiva engendrada por supuestos pandilleros que operan en el país y reproducida por la mayoría de medios de comunicación.
El lunes, pasado, en horas de la noche, se difundió el rumor de que las dos principales pandillas del país ordenaron paro general de buses y microbuses a nivel nacional. Las autoridades de seguridad dijeron que no debían dejarse amedrentar por estos rumores y que las unidades salieran a trabajar. Sin embargo, el martes, en horas de la mañana incendiaron una unidad en Chalchuapa. Esto generó terror en la ciudadanía y todos nos preguntamos cómo es posible que las maras giren órdenes y paralicen al país, generando no solo caos colectivo sino cuantiosas pérdidas al sector productivo.
Quién comenzó el rumor no se sabe. Fueron las maras, los narcos o ambos, tampoco, por qué las inteligencias del Estado y policial no advirtieron y actuaron para evitar este hecho. Así, estas y otras interrogantes se escuchan en el clamor de la gente.
Unos dicen que la furia de los criminales se desató después de la aprobación de la Ley Antipandillas; otros son de los que piensan que se debe al hallazgo de los barriles con dinero en Zacatecoluca; y hay quienes se aventuran a decir que es una estrategia política.
Independientemente de quienes tengan la razón, hay algo que si queda claro y que no se puede pasar por alto: el aparato estatal fue puesto a prueba. Es decir, la capacidad de respuesta del gobierno, así como la tolerancia social al fenómeno.
Llamando al diálogo
Cómo un grupo de delincuentes puede llamar al dialogó, cuando ellos mismos amenazan la integridad de la población, destruyen propiedad privada, generan pérdidas onerosas al país, y rematan con la exigencia que le hacen al Presidente Mauricio Funes de vetar la Ley de Proscripción de Maras, aprobada por la Asamblea Legislativa el pasado uno de septiembre. Este contexto suena al de los alcohólicos que dicen sólo este traguito, mañana lo dejo por completo.
Así están los delincuentes: “Queremos ser incluidos en los mecanismos para erradicar la ola delictiva que secuestra al país, pero déjenme extorsionar a los transportistas, comerciantes; y también, permítame quemar unos cuantos buses y microbuses, y matar a unos cuantos”.
Que lógica es esta. Bien hicieron los Ministros de la Defensa y Seguridad, al decir que no van a negociar con delincuentes: no se puede, aunque suene duro, pero como se les darán privilegios a sujetos que delinquen a diario y que sólo les interesa su beneficio personal.
Hay que aplicar y hacer cumplir las leyes existentes sin medias tintas o compadrazgos. Sino esto se va a convertir en un sálvese quien pueda y las consecuencias podrían ser graves. Se corre el riesgo de que la sociedad salvadoreña se canse de esperar a que el Estado le garantice seguridad y comience a tomarla por sus propias manos.
Órdenes absolutas | 13 de Septiembre de 2010 | DiarioCoLatino.com - Más de un Siglo de Credibilidad
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