Walter Farfán.03 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.
Recientemente tuvo lugar, en la escuela agrícola El Zamorano (Honduras) la “Conferencia Internacional sobre Producción y Desarrollo de Cultivos para Biocombustibles”. En dicho lugar se dieron cita expertos, científicos, empresarios, profesores universitarios, representantes de algunos gobiernos y en general personas que están ligadas a la producción de biocombustibles cuyas fuentes son diversas clases de plantas: caña, zacate, sorgo etc. cabe destacar mención especial para el Tempate, planta oriunda de Centro América de cuyos frutos se extrae aceite de gran calidad al cual se le puede dar diversos usos, entre otros, la producción de biocombustibles; al mismo tiempo tiene gran potencial para uso en la industria de cosméticos, farmacéutica y con un proceso de desintoxicación de la pulpa sobrante se podrían elaborar forraje y pienso de gran contenido proteico para alimentación animal.
La producción de biocombustibles es un eje fundamental en la búsqueda de la soberanía energética, la cual es una premisa indispensable del desarrollo. Este es un terreno prácticamente inexplorado en nuestro país. Existen esfuerzos aislados e individuales en El Salvador de agricultores con visión de futuro, hay que mencionar que El Salvador es pionero en la producción de una semilla de Tempate mejorada por el proceso de selección natural llamada “India Salvadoreña”; esta es una semilla apreciada por los cultivadores de Tempate de Centro y Sur América cuyo cultivo en nuestro país, a falta de un mercado interno que lo absorba, está destinado casi exclusivamente a la exportación. Esto podría cambiar si hubiera incentivos para los pequeños y medianos agricultores para que desarrollen sus parcelas dedicadas al cultivo del Tempate.
Existen dos visiones acerca de la producción de biocombustibles, una es la imperante en los países desarrollados, Estados Unidos, Canadá y Europa, que prioriza los cultivos a gran escala destinados a la producción de biocombustibles para suplir las necesidades energéticas y otra es la visión dominante en los países subdesarrollados especialmente en Latinoamérica, que se enfoca en la inclusión de los pequeños y medianos agricultores para satisfacer la necesidad de biocombustibles y a la vez impulsar el desarrollo integral de las zonas rurales más empobrecidas.
Se ha discutido mucho sobre los peligros que conlleva utilizar la tierra y los recursos dedicados a la producción de alimentos para producir biocombustibles. Esta es una preocupación válida; por eso es indispensable un marco legal que regule la producción de biocombustibles, donde sea posible una producción agrícola integral. Recordemos que en otras épocas hemos cultivado plantas que no necesariamente son comida, por ejemplo, el tabaco; sin embargo nadie ponía en duda de que la producción de tabaco era buena para el país, porque en resumidas cuentas producción agrícola es igual a producción de riqueza, lo cual es una de las premisas para superar la pobreza.
Es tiempo de ver hacia el futuro y demostrar con hechos que estamos en una nueva etapa de nuestra historia política y económica. Tenemos que darle un nuevo rumbo a nuestro país, la premisa neoliberal de “dejar hacer, dejar pasar” no tiene sentido, puesto que no nos ha conducido más que al caos y a la pobreza. Es necesario diseñar e implementar políticas públicas que le den rumbo a nuestra nación, así como trazarnos objetivos de mediano y largo plazo, uno de esos objetivos debería ser la SOBERANÍA ENERGÉTICA y esto pasa necesariamente por el desarrollo de la agricultura, tanto para producir alimentos como para cultivar plantas a partir de las cuales se puedan extraer biocombustibles que accionen turbinas que generan energía eléctrica o automotores de todo tipo, especialmente los de carga pesada o del transporte colectivo, por lo menos en una primera etapa. Si lográsemos en el corto plazo substituir aunque sea un porcentaje pequeño de la factura petrolera, digamos un cinco o diez por ciento del total, estaríamos ahorrando mucho dinero y con ello creando fuentes de trabajo que dinamizarían nuestra economía.
Tenemos que actuar ya, puesto que los beneficios son múltiples especialmente en el tema del medio ambiente; las emisiones de gases que producen el efecto invernadero se minimizan. Por otro lado tenemos que tener en cuenta que en nuestro país a pesar de ser tan pequeño, todavía existe una enorme cantidad de tierras ociosas o subutilizadas, es decir, tenemos suficiente tierra para reactivar el agro de manera integral y sustentable.
Para finalizar es importante señalar, que no hay pretexto que valga para seguir postergando los cambios indispensables que nuestra economía requiere, entre los cuales la transformación del agro es uno de los ejes principales y dentro de estos ejes la producción de Tempate para la elaboración de biocombustible debería ser, una de las prioridades en el proceso de cambios que nuestro país urgentemente demanda.
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