Miguel Lacayo. 12 de Agosto. Tomado de El Diario de Hoy.
Los empresarios que acompañan al Presidente Funes en el viaje a Brasil la tienen muy difícil.
El mes pasado estos mismos empresarios acusaban al gobierno de impulsar impuestos nocivos, de cambio de reglas de juego, de decisiones inconsultas, de insultar a los empresarios (caso del Viceministro de Salud), de falta de transparencia, y de entrampar la economía. Hoy, haciendo de tripas corazón, tienen que poner la cara en alto y vender, en el buen sentido de la palabra, el país y al Gobierno que lo representa.
Pueden hablar de los avances del país en los últimos 20 años, de las cosas buenas que este gobierno heredó, de las cosas que aun le dan estabilidad al país, como la dolarización. Sobre los hechos recientes y sobre su relación con el actual gobierno tendrán que callar y omitir todos los hechos que le paran los pelos al sector productivo y que tienen estancada la economía.
Mientras multinacionales se quejan constantemente, el Presidente quiere traer a inversionistas nuevos en lugar de asegurar que los actuales estén satisfechos. Todo inversionista cuida su dinero, por lo que antes de invertir investiga y confirma el nivel de seguridad jurídica y personal que existe en el país en consideración. Esta investigación en nuestro país no podrá más que reflejar la triste realidad actual, nada apetecedora para los inversionistas. Si solo dicen lo bueno nuestros empresarios, quedarán mal ante los posibles inversionistas quienes, si vienen, se sentirán engañados. Si dicen lo malo, no logran vender el país y será un fracaso la gira por Brasil. Los empresarios están entre la espada y la pared.
Tendrán que evadir temas relacionados a la seguridad ciudadana y jurídica. ¿Cómo explicar que la creciente hola de homicidios y extorsiones afecta principalmente a los menos privilegiados? ¿Cómo esconder el costo de la inseguridad? Siendo importante la industria tabacalera en Brasil, ojalá no se presenten sus representantes a preguntar cómo esta manejando el país el creciente contrabando de cigarrillos luego del reciente incremento de impuestos.
Ya que nuestro sector telefónico, gracias a su efectiva privatización, es de los más competitivos del continente, podrán ver pocos espacios de inversión. Pero si alguien se interesara, habrá que explicarle que en ese caso no es el gobierno central el causante de incertidumbre y malestar que esta por generar el despido de más de 2,500 empleados del sector. Podrán en este caso señalar con acierto a nuestra Asamblea Legislativa. Lastimosamente, no se menciona a ningún diputado del FMLN en la comitiva, para que pudiesen explicar la aprobación de leyes, tan mal preparadas, que a menos de un año tienen que enmendarlas, siendo la de tarjetas de créditos y la de impuestos al licor dos ejemplos adicionales.
Si los empresarios brasileños investigan la realidad del país, se darán cuenta que Karina Sosa, diputada del FMLN dijo públicamente “no ganamos el poder mediático, ni el poder económico, ni la mayoría en el Congreso” por lo que aun el FMLN no tiene el poder total. ¿Cómo es eso de que el FMLN pretenda el poder mediático? Al coartar la libre expresión ¿van a frenar la sana crítica y de esta forma tomarán control?, o ¿pretenden adueñarse de los medios?, o ¿esta es una segunda etapa? En relación al poder económico tendrán que convencer a los brasileños que el FMLN solo quiere manejar los combustibles, las medicinas, la basura, el transporte y el cemento, y que luego de usar el poder del estado para hacer crecer sus empresas, van a parar ahí, no se meterán a otros sectores. Como responderán a la pregunta ¿pretende el FMLN el poder total? En Brasil ningún partido político esta ni medianamente cerca de tener poder del Senado o Congreso, mucho menos tener poder total.
Con tanta manufactura de capital intensivo, están los brasileños acostumbrados a todo tipo de horarios laborales. Les parecerá en el extremo ridículo que funcionarios del actual gobierno se opongan a crear 12,000 empleos directos debido a un ilógico apego ideológico. Se preguntarán si el gobierno del FMLN está más interesado en la ideología que en el bienestar de la gente.
Más de algún economista, entre los empresarios, preguntará qué tipo de políticas anticíclicas ha impulsado este gobierno para dinamizar la economía. Apegados a la verdad tendrían que contestar que incrementaron los impuestos, despidieron a más de 1,500 empleados públicos de alto nivel y de amplia experiencia y preparación, que conocían el quehacer del gobierno, y entorpecieron la inversión publica, y que esto tuvo la única consecuencia lógica, el estancamiento de la economía.
Bien que los empresarios acompañen al Presidente en este esfuerzo ya que si no lo hacían se peleaban con él. Es una oportunidad para limar asperezas, si el Presidente y su modo de ser lo permite, y para el Presidente de rodearse de gente que no tienen que decirle que sí a todo lo que él dice y de quienes puede escuchar ideas para reenrumbar el país. Además, a pesar de que la venta del país estos días está cuesta arriba, lo que puede salvar el foro empresarial es la experiencia internacional y el empuje del sector productivo salvadoreño que se las rebuscará para sacarle fruto al viaje y que se traduzca el encuentro en algo positivo.
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