Nelson Menjívar Guevara.23 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.
No existe un dato histórico preciso que determine el uso de las niñas y mujeres como “Cachiporristas”, hay algunos relatos “vox populi” en los que se dice que un Ministro de un gobierno de antaño ordenó el uso de niñas y mujeres en esas actividades.
El desarrollo de nuestra sociedad ha estado lleno de falacias, que entre otras cosas, han hecho posible el control y la discriminación de la mujer y de las minorías (por ejemplo los homosexuales y las lesbianas), en fin del sostenimiento del patriarcado en general. El invisible pero pertinaz código de valores que rige lo social y que es ampliamente legitimado como “señorial” ha permitido a la denominada “gente bien” regular nuestras relaciones humanas, distribuir los roles, instituir actitudes, otorgar derechos e imponer deberes.
Es precisamente la sexualidad una de las conductas más codificadas en el sistema patriarcal y racista que ha impera en nuestro país. El acceso y censura de la sexualidad está determinado por tres condiciones que marcan la interacción social: clase, género y número. La pasividad o la actividad sexual han convertido a las mujeres salvadoreñas en objetos sexuales de intercambio y promoción social, las que logran escapar al orden social que determina y condiciona su que hacer existencial se convierten en un mal ejemplo que hay que destruir y silenciar o en su defecto expulsar de nuestra sociedad; en nuestra historia podemos mencionar varios ejemplos.
Mediante el decreto 839 la Asamblea Legislativa de la República de El Salvador el 26 de marzo del año 2009, considerando artículos enunciados en nuestra Constitución, en la Convención sobre los Derechos del Niño y tomando en cuenta que de acuerdo al artículo 35 de la Constitución, “es un deber del estado proteger la salud física, mental y moral de las niñas, los niños y adolescentes y garantizar una diversidad de derechos”, aprobó la Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia, conocida como LEPINA, la cual debía entrar en vigencia el 16 de abril del 2010, sin embargo, la vigencia fue parcializada, postergando la vigencia del Libro II, Títulos I, II, III, V, VI y los artículos 248 al 257, 258 letra “d” y 259 del Libro III, Titulo VII, estos referidos a la creación de un nuevo Sistema Nacional de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia, esto implica que muchas instituciones deben de iniciar un proceso de sintonía y de reestructuración de su accionar con la LEPINA, buscando garantizar la efectiva aplicación de esta nueva Ley, la que deberá de entrar en vigencia plenamente el día 1 de enero del año 2011. La LEPINA fue aprobada por unanimidad de los Diputados y Diputadas de la Asamblea Legislativa.
El Titulo II de la LEPINA enuncia los Derechos de Protección, los cuales se encuentran vigentes, el articulo 37 Derecho a la Integridad Personal, “Las Niñas, Niños y adolescentes tiene derecho a que se respete su integridad personal, la cual comprende la integridad física, psicológica, cultural, emocional y sexual. En consecuencia no podrán someterse a ninguna modalidad de violencia…” el articulo 46 protege el honor, la imagen, vida privad e intimidad y el 47 prohíbe expresamente el uso de la imágen y afectación de la intimidad personal de niñas, niños y adolescentes, la LEPINA también ha dedicado artículos a la protección contra la trata, la explotación sexual y otras formas de explotación.
Ninguna práctica cultural, tradición o costumbre puede interponerse al pleno goce de los derechos de las niñas, los niños y adolescentes.
Pero ¿Qué son las Cachiporristas? ¿Quién podrá definir esto? Son tan indispensables para las celebraciones “tradicionales” o poseen un espacio de tan alta alcurnia en nuestras costumbres, así como lo han tratado de hacer ver algunos políticos de Derecha y por supuesto algunos “medios de comunicación”, ¿mandarían a sus hijas estos señores para que desfilen como Cachiporristas en un desfile del 15 de septiembre? Peor aún ¿serían capaces de permitir que un hombre les tome fotos y videos en el desfile y luego los suba al internet? Recientemente me topé con un tipo que ofrece el intercambio de fotos de cachiporristas en la red, es fácil verificar eso, entren a la red y búsquenlo, ¿Qué es esto? ¿Será un coleccionista de imágenes “costumbristas” salvadoreñas? Todos sabemos que no, pues como esa persona hay miles, quizás millones, es ya tradicional ver a muchas personas tomar fotos o filmar a las niñas que desfilan como Cachiporristas, constituyéndose en un factor de riesgo para que las niñas sean víctimas de acoso sexual, trata de personas o abuso sexual.
Tienes un cuerpo brutal..(Woooooo...!)
Que todo hombre, desearía tocar... (woooooo...!)
Sexy movimiento.. (Oh, Oh, Oh...!)
Y tú perfume combinado con el viento... (Que rico, huele...!)
Por Dios señor Quijano!! ¿Qué haríamos los salvadoreños (aquí no entran las salvadoreñas), sin las Cachiporristas en nuestros desfiles? o que desastre si estas fueran gorditas, bajitas, de piernas delgadas o que fueran sus hijas, para eso están las del INFRAMEN o las del INTI o las de cualquier otro Instituto público o alguna de esas escuelitas públicas, al fin y al cabo no son como ellos, no son como sus hijas, sus niñas, sus mujeres, para los hombres del grupo dominante, todas las mujeres aparecen como prostitutas. El abordaje de estos hombres es como expertos de burdel o seductores, que reclaman su derecho de acceso a las mujeres de la clase baja, ellos no tienen ninguna obligación hacia estas “putas”, de todos modos “el colirio es necesario para poder ver bien” como dijo el señor Alcalde de San Salvador.
Definitivamente, y a la luz de diversas normativas internacionales y nacionales, el uso de niñas en actividades exhibicionistas como son las Cachiporristas es denigrante y bajo ningún argumento puede considerarse como una actividad que propicie valores o que favorezca el desarrollo integral de las niñas salvadoreñas, “la Cachiporrista sólo existe en el desfile, sólo es ella en el desfile, si este no se realiza, la Cachiporrista no existe”, es un “adorno de los hombres que tocan los instrumentos”, ellos no pueden ser “Cachiporristos” y lucir las piernas (eso es para los maricones).
Las Cachiporristas inconscientemente nos muestran, nos trasmiten un estereotipo de mujer, ser mujer es entonces: ser bonita, alta, delgada, de buenas piernas, de pelo largo y suelto, siempre sonriente (aunque no soporte el calor, la pesadez de la marcha, las horas y horas de pie), lucir sus altas botas y sus cortas faldas, no debe de ser muy morena, ni gorda, ni con rasgos indígenas, porque sino la gente que observa el desfile lo comenta.
Que muestran las cachiporristas: sus piernas torneadas, su esbelta figura, su linda sonrisa ¿es eso lo único que una mujer puede mostrar? En el libro “Mas allá de la invisibilidad: disparidad de género en El Salvador” publicado por UCA Editores en el año 2003, existe el mito del “eterno femenino”, “el Hembrismo”, según el cual la posesión más preciada de la mujer es su cuerpo, con este entra a la competencia, dejando atrás el intelecto, las habilidades, etc. El mismo sostiene que “El mito del eterno femenino enmascara también la exigencia social de que la mujer no cambie, de que siga siendo lo que es debido a que su ser más profundo y auténtico ya está dado en los rasgos predeterminados desde lo genético”, “Estos mitos que se van internalizando a través del proceso de la construcción de la femineidad son fortalecidos a través de diversos mensajes, costumbres y celebraciones sociales, los cuales llevan implícito el interés de mantener y perpetuar un orden social establecido”.
Los Centros Escolares, los Institutos Nacionales, la familia, los funcionarios públicos, la sociedad en general, el Estado se encargan de reproducir estos patrones y estereotipos, perpetuando la visión “de objeto” que se tiene de las mujeres y de las niñas, algo tan arraigado que hasta las mujeres defienden su deseo de ser vistas como objetos, de ser deseadas (sexualmente hablando), de ser retratadas, de lucirse… ¿acaso es lo único que pueden lucir?
Creo que no; mujeres como Emma Goldman, Ángela Davis, Tamara Bunke “Tania”, Prudencia Ayala y cientos de miles de mujeres que día a día nos siguen mostrando que ser mujer es más que eso, que la mujer (incluyendo a las niñas) se construye y que no se nace siéndolo, que es más de que lo que a nosotros “Hombres”, nos han enseñado.
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