Segunda de tres partes: apoyo de la Iglesia Católica y comienzo de la represión rampante.
Víctor Manuel Valle.09 de Septiembre. Tomado de Diario Co Latino.
Este apoyo de la Iglesia Católica al plan agrario de Lemus, fue mal visto por las fuerzas de izquierda que, para el 16 de agosto de 1960, organizaron una manifestación de repudio y denuncia a la pretendida maniobra del Gobierno, de la Iglesia Católica y de la Prensa Gráfica para engañar al pueblo, con un programa agrario demagógico.
La manifestación terminó frente a las instalaciones de la Prensa Gráfica, que desde sus páginas clamaba por medidas enérgicas –vale decir represión y palizas- contra los revoltosos. Los manifestantes lanzaron piedras contra las ventanas de la Prensa Gráfica.
Días después, un Juez dictaminó que los daños de los manifestantes tenían un valor de seis colones, menos de tres dólares de la época. Estos daños acrecentaron los clamores de la Prensa Gráfica para pedir más represión. La reacción fue un boicot expresado en cintillos que decían: No compre la Prensa Gráfica. Muchos de esos cintillos se imprimían en las imprentas de los competidores.
Vino la represión y se produjo la protesta. Después del 16 de agosto, algunos izquierdistas fueron capturados y desaparecidos. Entre ellos estaba el joven dirigente universitario Shafick Handal.
Para el 19 de agosto, se organizó una manifestación de protesta que saldría de la Facultad de Medicina de la Universidad de El Salvador, entonces enfrente del Hospital Rosales. La manifestación fue impedida por los cuerpos de seguridad. Algunos nos replegamos en la Facultad de Medicina y fuimos rodeados por policía y guardias desde la tarde hasta el día siguiente.
Salimos protegidos por la Cruz Roja. En ese encierro transitorio conocí a Fabio Castillo Figueroa, después mi amigo y compañero de ideas afines de toda la vida, y a Roque Dalton, joven dirigente estudiantil, poeta ya conocido, a quien después solamente vería un par de veces, antes de su malhadado asesinato en 1975.
Entre el 19 de agosto y el 26 de octubre de 1960 –dos breves e intensos meses- la situación política se deterioró, la represión urbana se escaló, la protesta organizada se extendió hasta llegar a momentos casi insurreccionales y aparecieron los militares golpistas.
El 2 de septiembre –el mismo día que se pronunció la Primera Declaración de la Habana y por mera casualidad histórica- los cuerpos de seguridad incursionaron violentamente en la Rectoría de la Universidad de El Salvador – en esos momentos la única del país- situada entre la séptima avenida y la Calle Rubén Darío.
El Rector Napoleón Rodríguez Ruiz –padre de Pepe Rodríguez Ruiz el hasta hace poco Magistrado de la Corte Suprema, de generales conocidas y conocido de Generales-, el Secretario General Roberto Cuéllar Milla –padre de Benjamín y Roberto Cuéllar, conocidos por sus ejecutorias en los derechos humanos- y el Fiscal Jorge Barriere fueron apaleados y encarcelados.
Notoria fue, esa noche sangrienta, la paliza que le dieron a un dirigente de la Cruz Roja, el popular basquetbolista Ernesto “Mudo” Rusconi, (padre del Chele Rusconi, actual dirigente municipal en la Alcaldía de Santa Tecla, en manos del FMLN), cuando quiso proteger a los ciudadanos apaleados y balaceados por los cuerpos represivos del gobierno. También fue apaleado salvajemente Roberto “el cherito” Canessa, Canciller en tiempos del gobierno de Osorio, y quien había sido candidato opositor a Lemus en la pre-campaña de 1956.
El estudiante Mauricio Esquivel Salguero, quien era además empleado de la biblioteca, fue, también, salvajemente muerto a palos por la Policía Nacional.
El 15 de septiembre hubo una manifestación popular que, otra vez y como era usual, fue reprimida a balazos. El joven Rodolfo Rivas Guardado, un manifestante, fue muerto a balazos, también por la Policía Nacional. Estos muertos se convirtieron en los símbolos de la lucha contra el tiranuelo enloquecido y sus secuaces desbocados.
(Concluirá)
Opiniones
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Editorial
La población no debe dejarse amedrentar por el crimen organizado
Sin lugar a dudas, las amenazas de supuestas pandillas contra el transporte público, y otros rumores encaminados a generar miedo entre la población civil, ayer, así como la quema de un autobús, fueron acciones que podrían ser una respuesta del crimen organizado por la aprobación de la ley de antipandillas, o por el decomiso de más de diez millones de dólares que estaban enterrados en una finca en la jurisdicción de Zacatecoluca, departamento de La Paz.publicidad
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