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2010/09/16

AVN-Justicia para gitanos y mapuches, pueblos víctimas del racismo y la ambiciónAgencia Venezolana de Noticias

 17 de Septiembre. Tomado de Agencia Venezolana de Noticias.

Caracas, 14 Sep. AVN (Por Hernán Mena Cifuentes) .- El mundo conoce bien de la trágica suerte corrida por ciudades como Guernica, Lídice, Hiroshima, Nagasaki, arrasadas en cuestión de instantes por las bombas fascistas, y de otras como Gaza y Faluya que lo fueron en días o semanas, pero pocos conocen del genocidio silencioso durante siglos de los pueblos gitano y mapuche, víctimas del racismo de gobiernos fascistas y de ambiciosos latifundistas y transnacionales.

Ese crimen de lesa humanidad cobra hoy más fuerza e impunidad, cuando el pueblo gitano, sinónimo de libertad, y el mapuche, de resistencia ancestral contra invasores y tiranos, enfrentan una nueva oleada de represión, perseguidos y criminalizados por intolerantes gobernantes y grupos de poder económico que violentan sus derechos en el marco de un accionar que hace temer por su extinción, como lo fueron otros pueblos en el pasado.

Los agresores cuentan con la complicidad de la dictadura mediática, instrumento de los poderosos, que apenas si dedica mínimos espacios en sus diarios, radio y televisión para informar sobre el terror que viven los gitanos en Francia, víctimas de una medida racista y xenófoba de expulsiones en masa, y el horror que viven en Chile los mapuches, perseguidos, encarcelados y desalojados de sus tierras ancestrales.

Y es que el tiempo parece no haber transcurrido para los gitanos, que durante siglos han sufrido persecución, discriminación, tortura y muerte y tampoco para los mapuches, víctimas de invasiones y el despojo de sus territorios, durante centurias, en una aberrante e interminable espiral de violencia que se ha extendido hasta nuestros días, sin que haya signos de que el crimen logre detenerse.

La historia es testigo de la tragedia humana de ambos pueblos, como lo reseña el escritor y periodista argentino José Steinleger en un trabajo publicado en La Jornada, titulado El Holocausto gitano: Ayer y Hoy, en el que, recurriendo a una cronología sangrienta, destaca algunos de los actos horrendos perpetrados contra los gitanos en poco más de medio milenio, como ahorcamientos, mutilaciones, fusilamientos y esterilizaciones.

“En 1496, auge del pensamiento ‘humanista’ -comienza diciendo- los pueblos Rom (gitanos) de Alemania son declarados traidores a los países cristianos, espías a sueldo de los turcos, portadores de la peste, brujos, bandidos y secuestradores de niños”.

“1710: Siglo de las Luces y de la Razón, un edicto ordena que los gitanos adultos de Praga sean ahorcados sin juicio. Los jóvenes y las mujeres son mutilados. En Bohemia se les corta la oreja izquierda. En Moravia, la oreja derecha”.

“En 1899: Clímax de la modernidad y el progreso, la policía de Baviera crea la Sección Especial de Asuntos Gitanos. En 1929, la sección es elevada a la categoría de Central Nacional y trasladada a Munich. En 1937, se instala en Berlín. Cuatro años después, medio millón de gitanos mueren en los campos de concentración de Europa central y del Este”.

“Calificados como ‘criminales inveterados’, los gitanos empezaron a ser detenidos en masa, y a partir de 1938 se les internó en bloques especiales en los campos de Buchenwald, Mauthausen, Gausen, Dautmergen, Natzweiler y Flossenburg”.

“En un campo propiedad de Ravensbruck, Heinrich Himmler, jefe de la Gestapo (SS), creó un espacio para sacrificar a las mujeres gitanas que eran sometidas a experimentos médicos. Se esterilizaron a 120 niñas cíngaras. En el hospital de Dusseldorf-Lierenfeld se esterilizaron a gitanas casadas con no gitanos”.

“Durante la invasión alemana a la URSS (Ucrania, Crimea y los países bálticos) los nazis fusilaron en Simvirpol (Ucrania) a 800 hombres, mujeres y niños en la noche de Navidad de 1941. En Yugoslavia, se ejecutaba por igual a gitanos y judíos en el bosque de Jajnice. Los campesinos recuerdan todavía los gritos de los niños gitanos llevados a los lugares de ejecución”.

Luego de citar otras fechas, Steinleger llega en su descripción al año 2010, destacando que “la deportación masiva de gitanos a Rumania y Bulgaria, ordenada por el gobierno del presidente francés (judío de origen húngaro), resulta particularmente perversa.”

Segundo país más pobre de la Unión Europea, la población de Rumania es sumamente hostil a los 3 millones de gitanos que viven allí, y más un Gobierno que para cumplir con el FMI acaba de bajar 25% a los funcionarios y de subir el IVA a 24%.”

Y termina el autor su revelador artículo diciendo: “En esta suerte de holocausto silencioso y consensuado por los cruzados de la Unión Europea, los medios de la Aldea Global aportan lo suyo. El 30 de agosto pasado, CNN informó de un asesino que mató a ocho personas, hiriendo a 14 más en Bratislava, capital de Eslovaquia. En parte alguna de la noticia, la CNN aclaró que todas las víctimas eran gitanos.”

De la civilización versus barbarie, a la barbarie de la civilización

Es la barbarie de la civilización la que desde hace un milenio se ensaña contra un pueblo que en su peregrinaje por el mundo, iniciado en la India, su tierra de origen, ha dejado una estela imborrable y romántica con sus leyendas, la música de sus guitarras y violines, sus danzas y canciones entonadas bajo la luz de la luna y las estrellas. La que hoy vuelve a ensañarse contra los gitanos, cuando Nicolás Sarkozy, un gitano como ellos, los expulsa de Francia.

El procedimiento es radical y ágil. Se les persigue como criminales interceptando sus caravanas e invadiendo sus campamentos en las afueras de las ciudades para detenerlos y después de una breve detención, más de 9.000 han sido enviados en aviones fletados a sus países de origen en Europa Central, especialmente a Bulgaria y Rumania.

Para justificar las expulsiones, las autoridades aseguran que los campamentos de gitanos son focos de delito como centros de tráfico ilegal, abuso de menores, prostitución y otras actividades delictivas, acusación que niegan las víctimas y sus defensores en Francia, España y otras naciones europeas, donde se efectúan marchas y manifestaciones en más de un centenar de ciudades condenando las expulsiones.

Presionada por la acción de apoyo popular, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se vio obligada a intervenir en el caso y, según una nota de la Agencia Venezolana de Noticias, desde Caracas, un panel de la organización mundial contra el racismo ha exigido a Francia que suspenda la detención de los gitanos al denunciar que “esa práctica viola los derechos humanos”.

Lo mismo ha hecho la Oficina de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia, que acusa al Gobierno francés de “estigmatizar a los inmigrantes gitanos y, en consecuencia, emitió un comunicado en el que manifiesta estar “profundamente preocupada y decepcionada por la evolución particularmente negativa del tema de los gitanos en Francia”.

La respuesta del Gobierno a dichas acusaciones ha sido mentirosa y cínica, al asegurar que las expulsiones son “voluntarias” y señalar que son aceptadas por los gitanos que reciben 300 dólares a cambio de su salida del país, pero quienes han asumido la defensa de los afectados explican que las víctimas no tienen más alternativa que aceptar el dinero pues, de negarse, igualmente se les expulsa.

Esa flagrante violación de los derechos humanos contra miles de seres humanos, cuyo único delito es precisamente ser gitano, ocurre hoy en Francia, nación que se exhibe orgullosa ante el mundo por haber proclamado, hace poco más de 200 años, la Declaración de los Derechos Humanos bajo la consigna de “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, pero hoy la orden de expulsión ordenada por Sarkozy la presenta vergonzosamente como fascista, racista y terrorista, por negarle sus legítimos derechos al pueblo gitano.

Al otro lado del Atlántico, en Chile, el indomable pueblo Mapuche, que tras una gesta heroica de años venció al invasor español que intentó en vano conquistarlo, vive desde hace tiempo la misma tragedia del gitano -víctima de la ambición de latifundistas y multinacionales que les arrebatan la tierra que en antaño defendieron exitosamente- apoyados por el Estado chileno que los encarcela aplicándoles una ley antiterrorista del régimen de Pinochet.

Esa situación ha sido posible, entre otras causas, por el soborno practicado por esos poderoso grupos económicos en complicidad con un sector del Parlamento dominado por fascistas herederos de la tiranía pinochetista quienes, armados con la ley pinochetista y otros instrumentos antidemocráticos, han convertido a Chile “en uno de los países mas rezagados a nivel latinoamericano en materia de reconocimiento y respeto a los derechos de los pueblos indígenas”.

Así lo califica Beatriz Brinkmann, destacada profesora de Estado y doctora en Filosofía de la famosa universidad alemana de Marburg, la más antigua de las universidades protestantes del mundo, quien en uno de sus numerosos trabajos sobre derechos humanos y pueblos indígenas, titulado Pueblo Mapuche: titular de derechos, da a conocer la gesta de esa valerosa y heroica etnia, la única del continente que logró vencer a los conquistadores españoles.

“Si bien se vieron obligados a replegarse hacia el sur, lograron mantener durante más de dos siglos la frontera en el Bio-Bio. Mediante el pacto de Quilin, en 1641, la corona española reconoció la inviolabilidad del territorio y la autodeterminación mapuche al sur de este río, acuerdo que fue ratificado por el Parlamento General de Negrete en 1803. Del mismo modo, la nueva República chilena estableció en 1825 en el Tratado de Tapihue que no violaría esta frontera”.

Pero la voracidad provocada por el deseo de adueñarse de esas tierras fértiles, inmensos bosques regados por caudalosos ríos hizo, según narra Brinkmann, que aquel convenio se convirtiera en letra muerta, ya que, aprovechando la ingenuidad y buena fe de los mapuches, fue flagrantemente violado por el Estado chileno cuando apenas habían transcurrido algunas décadas.

“El Estado chileno -escribe la filósofa- decidió ocupar el territorio al sur del Bio-Bio, a fin de incorporarlo al desarrollo agrícola del país. Con este objetivo se dictaron leyes a través de las que estas tierras fueron declaradas fiscales, creándose la provincia de Arauco”.

“La guerra de ocupación entre 1862 y 1883, eufemísticamente denominada Pacificación de la Araucanía, se realizó con extrema barbarie. Los mapuche fueron radicados en reducciones a través del otorgamiento de denominados ‘títulos de merced’, quedando confinados a alrededor de 500.000 hectáreas, sólo poco más de 5% de su territorio original. El otro 95% de las tierras fue entregado a colonos extranjeros y chilenos, constituyéndose enormes latifundios”.

Con los años, el despojo se incrementó, a pesar de la ley de reforma agria promulgada por el Gobierno de Eduardo Frei Montalvo, y adquirió carácter de tragedia humana tras el derrocamiento de Salvador Allende, cuyo Gobierno socialista restituyó cerca de 200.000 hectáreas a las comunidades mapuche, medida que fue suspendida luego de su derrocamiento y muerte por Augusto Pinochet, cuyo régimen devolvió las tierras a los usurpadores.

Durante los mandatos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, quien asumió hace seis meses, nada se ha hecho para solucionar la situación del pueblo mapuche, por lo que 32 de sus hijos, encarcelados tras aplicárseles la ley antiterrorista de Pinochet, iniciaron una nueva huelga de hambre que lleva más de dos meses.

La presión ejercida por la comunidad internacional, que rechaza y condena ese perverso instrumento jurídico y el atropello de siglos que se comete contra los mapuches, habría obligado al actual Mandatario a anunciar hace 24 horas un plan que despierta sospechas de tratarse de un nuevo engaño, en el que les propone deponer la huelga de hambre a cambio de mejorar sus condiciones de vida.

Pero, más que la presión mundial, la causa de esa decisión pudo haber sido la carta que una niña mapuche le dirigió a Piñera hace 11 días, solicitándole, entre otras cosas, la libertad de su madre, condenada a prisión al aplicársele la ley antiterrorista “por ofender a la autoridad,” misiva que resume en sus cortas líneas su tragedia y la de su pueblo y de la que reseñamos algunos párrafos:

Señor Presidente Sebastián Piñera

“Lo primero que quiero decirle es que escribo esta carta con mucha tristeza. Mi nombre es Relmutray Cadin Calfunao, de 12 años de edad. Soy la hija menor de Lonko Juana Calfunao Paillalef, presa política mapuche que se encuentra encarcelada en la cárcel de Tumeco por más de cuatro años “por ofender a la autoridad.

A pesar de la buena conducta de mi madre, y no haber herido ni causado daño a nadie, las autoridades judiciales le han negado en tres ocasiones la solicitud de libertad incondicional. En estos momentos, mi madre está enferma, producto de las torturas tanto físicas como psicológicas de las que ha sido objeto durante su detención.

La mala salud de mi madre se ve agravada por la tristeza que le embarga al observar la vida de su hijo Waikilaf, quien se encuentra en huelga de hambre desde el 12 de julio junto a otros 32 hermanos mapuche.

Además de la tristeza que me causa la mala salud y de mi hermano, quien en los últimos días ha sido llevado de urgencia al hospital para salvarle la vida, ayer me enteré que otros tres niños mapuches se sumaron a la huelga de hambre, protestando por su inocencia y por haber sufrido torturas en las cárceles chilenas.

Sr. Presidente, yo no entiendo de política, porque soy sólo una niña, pero me pregunto: ¿Por qué existe tanta represión contra mi pueblo? Los mapuches que llevan años encarcelados, como mi madre, no han matado ni robado a nadie, mientras que policías, que en los últimos cinco años han matado a cinco jóvenes e hicieron desaparecer otro, están libres ¿Dónde está la Justicia?”, dice la misiva.

Y lo mismo que esa niña mapuche, que en nombre propio y de su pueblo pide la devolución de las tierras que le fueron arrebatadas y la libertad de su madre, de su hermano y de cientos de sus hermanos presos en Chile, hay millones de niños gitanos que en Francia y en el resto del mundo se hacen igual pregunta, y ya es tiempo de encontrarla porque, como dijo Séneca: “Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”.

Agencia Venezolana de Noticias

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