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2009/06/18

Violencia en pantaloncitos cortos

El asesinato de Julieth Mejía, abogada colombiana de 28 años con ocho meses de embarazo, cometido por un niño y un adolescente a principios de junio en Medellín, volvió a llamar la atención sobre uno de los estigmas sociales de América Latina: la violencia en pantaloncitos cortos.

Escrito por Ricardo Trotti. Jueves, 18 junio 2009. Publicado en La Prensa Grafica.

El crimen reverdeció debates sobre exclusión infantil, disgregación familiar y deserción escolar, nutrientes naturales de la violencia; al tiempo que enardeció reclamos por políticas ineficientes del Estado, entrampado en la disyuntiva entre sobreproteger a menores delincuentes o reducir su imputabilidad penal.

En ese río revuelto, los narcotraficantes se aprovechan pescando chicos para convertirlos en asesinos a sueldo. “Sicaritos” en Colombia o “narco juniors” en México, estos niños entre 8 y 9 años son iniciados como “mulas” o cargadores de drogas y armas, para terminar a los 13 graduándose de sicarios, adictos a las drogas y a la adrenalina de la violencia.

Todos terminan mal. El juego de la violencia a ese nivel no tiene salida. Los carteles los descartan cuando creen que los menores tienen conciencia propia; mientras tanto, aprovechan su ferocidad, falta de remordimientos y amparo legal. Muchos acaban en fosas comunes, como el 30% de los 427 niños contratados por el narcotráfico los últimos tres años, según la Secretaría de la Defensa Nacional mexicana. Otros son enviados a “reformatorios” donde cursan “maestrías” en criminalidad, y son reclutados nuevamente.

La enérgica pelea del presidente mexicano, Felipe Calderón, contra los narcotraficantes ha trasladado el problema más hacia el sur, a Centroamérica, donde ya venían lidiando con las pandillas juveniles. Las maras, como la Salvatrucha 13 o la M 18, son organizaciones jerárquicas, violentas y ávidas de nuevos territorios y controles, a las que la distribución y venta de drogas ilícitas les resultó un escalón natural en sus quehaceres.

De esta forma, las pandillas redujeron sus grafitos, escondieron sus tatuajes, y manteniendo negocios redituables como la extorsión a las líneas de buses y taxis, pasaron a cometer crímenes violentos, como en Honduras, donde los mareros fueron responsables del 32% de los 4,500 homicidios de 2008 y de haber asesinado a centenares de taxistas, crímenes también muy comunes en Guatemala y El Salvador. Con las drogas y mejores recursos, las maras potenciaron su expansión, nutriéndose de jóvenes marginales, producto de la desintegración familiar, el desempleo y la falta de programas culturales y deportivos en ciudades superadas por las migraciones. El desafío para los gobiernos se ha vuelto descomunal. Las políticas represivas como las de “mano dura” motivadas por los ex presidentes, el hondureño Ricardo Maduro y los salvadoreños Francisco Flores y Antonio Saca, no tuvieron el éxito esperado.

Una experiencia exitosa es la de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), con sede en Quito, que trabaja para que la pandilla juvenil más grande del país, los Latin Kings, compuesta por 712 células, salga del pandillaje. Impulsados a crear microempresas, los Latin Kings formaron la Corporación de Reyes Latinos y Reinas Latinas de Ecuador, que derivó en la creación de Cissko Records, un taller de serigrafía, y ya planean la apertura de un local para alquiler de computadoras; involucrándose, además, en la organización de musicales, exhibiciones de arte y campañas caritativas.

Mauro Cerbino, catedrático de FLACSO, explica que a los jóvenes se les debe ofrecer formas alternativas y creativas que reemplacen la importancia y la estima que logran en las pandillas. Y me recuerda al consejo de mi papá para cuando tuviera que criar a mis hijos; una fórmula tan válida en lo individual que pudiera atribuirse a escala general para prevenir la vagancia, las drogas y la violencia: “Mucha familia, mucha escuela y muchísimo deporte”.

1 comentario:

  1. Interesante en realidad. Pero le falta el aspecto social. Mi pregunta es como va a tener tiempo nuestra gente para "mucha familia, mucha escuela y muchisimo deporte"? Si tan solo para poder comer el proximo dia deben dejar a los cipotes solos en la casa a merced de los otros ya crecidos? Cual escuela? si por mucho que se trabaje no alcanza para los uniformes y cuadernos inmediatamente despues de la navidad?.. Nadie nace malo....se hacen en el camino...o mas bien los hacemos...al no ser capaces de inventar una sociedad mas solidaria.

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