En pocas palabras, este Plan contiene semillas de lo que deben ser otras iniciativas más estructurales, que podrían surgir articuladamente de las visiones estratégicas participativas que sea posible construir.
Editorial de La Prensa Grafica- Lunes, 22 junio 2009El pasado jueves, el Presidente de la República dio a conocer un conjunto de medidas encaminadas a dar respuestas inmediatas muy concretas a la problemática crítica que actualmente nos afecta como país. Es de destacar que lo anunciado incluye puntos ubicados en cuatro áreas interdependientes: la social, la institucional, la estratégica y la específica de seguridad pública. Esto, de entrada, es un enfoque adecuado a las circunstancias y desafíos del momento.
En lo social, la atención está puesta sobre temas básicos, como la protección y promoción del empleo, la construcción de viviendas de interés social, la pensión básica para adultos mayores, la expansión de la alimentación escolar, el programa de ingreso temporal para desempleados, entre otros. En este campo, el objetivo es aliviar la situación de los más vulnerables a los impactos de la crisis. Una emergencia de esta índole tenía que empezar por ahí.
En lo institucional, emergen temas como la racionalización de subsidios, el impulso de una banca de fomento productivo y la reconversión del BMI; en lo estratégico, la creación de un Consejo para el Desarrollo Territorial y de un Consejo Económico y Social multisectorial están en primera línea; y en cuanto a seguridad pública, destacan la focalización del esfuerzo en los 6 municipios más violentos y la cooperación ampliada entre la PNC y la Fuerza Armada. En pocas palabras, este Plan contiene semillas de lo que deben ser otras iniciativas más estructurales, que podrían surgir articuladamente de las visiones estratégicas participativas que sea posible construir.
Hoy todo es urgente
Una de las características más resaltantes de la coyuntura crítica que vivimos es la urgencia que parece determinarlo todo. Esta urgencia diseminada en la variada problemática del país necesita tratamientos muy bien calculados, y ahí está el que posiblemente sea el máximo desafío funcional del momento: poner en práctica tratamientos urgentes que, para ser eficaces, requieren ser muy bien pensados, estructurados y desarrollados.
En ese sentido, en el conjunto de medidas anunciadas por el Presidente vemos una visualización de la temática general que es certera de entrada; es decir, que según se percibe busca considerar los enlaces causales y consecuenciales de los problemas que nos agobian. Si esto realmente es así se tendrá que ir comprobando en los hechos. Por ahora, partimos de la confianza básica en que así sea. Es fundamental desplegar el enfoque abarcador de los variados desafíos nacionales –políticos, económicos, sociales, institucionales–, y no sólo en este Plan en proceso, sino en todas las políticas públicas.
Es importante destacar la figura consultiva del Consejo Económico y Social. Recordemos que de resultas del Acuerdo de Paz se formó un Foro Económico y Social con las mismas características, que no logró arrancar en aquel momento. Hoy habría que asegurar que funcione, y la clave está en generar, desde el Gobierno, la confianza en que sus recomendaciones serán debidamente procesadas y atendidas.
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