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2009/07/04

Honduras se retira de la OEA y agrava la crisis

Tras una visita del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que se encontró con una pared, el gobierno hondureño anunció que se retira del máximo ente regional y que mantiene firmes sus principios de legalidad y soberanía. José Miguel Insulza, en cambio, dijo que aquí lo que hubo fue un golpe militar.

Escrito por Carlos Dada.  03 de julio de 2009.Publicad0 por El Faro.

El gobierno provisional hondureño, en cadena nacional, anunció la noche de este viernes que se retira de la Organización de Estados Americanos (OEA) porque “pretende imponer soluciones unilaterales e indignas sin que el gobierno (de Honduras) sea escuchado”.

Artículo 43 de l Carta de la OEA

Esta Carta regirá indefinidamente, pero podrá ser denunciada por cualquiera de los Estados miembros, mediante comunicación escrita a la Secretaría General, la cual comunicará en cada caso a los demás las notificaciones de denuncia que reciba. Transcurridos dos años a partir de la fecha en que la Secretaría General reciba una notificación de denuncia, la presente Carta cesará en sus efectos respecto del Estado denunciante, y éste quedará desligado de la Organización después de haber cumplido con las obligaciones emanadas de la presente Carta.

El anuncio, hecho por la recién nombrada vicecanciller Martha Alvarado Downing, se da al final de una intensa jornada de visita del Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, en el que encontró las puertas cerradas para cualquier solución negociada que permita el retorno del depuesto presidente Manuel Zelaya.

“Si la OEA cree que en su seno ya no existe espacio para Honduras, para los estados que aman su libertad y defienden su soberanía; por este medio comunico a usted que denuncia la Carta de la OEA de conformidad con lo previsto en el artículo 143 de la misma con eficacia inmediata”, dijo Alvarado Downing. Ese artículo establece que cuando un Estado denuncia la Carta de la OEA queda desligado de la organización, aunque debe esperar dos años a partir de la fecha de la denuncia.

La declaración de la vicecanciller terminó de tensar las relaciones del nuevo gobierno y la comunidad internacional, que denuncia en pleno que aquí ha ocurrido un golpe de Estado y no una transición legal como argumentan las nuevas autoridades.

La posibilidad de una salida negociada a esta crisis política, desatada desde el domingo pasado, parece aún más lejana tras la visita del Secretario General de la OEA a Tegucigalpa.

“A lo que yo vine es a decir que nosotros consideramos que ha habido un golpe de Estado y una ruptura grave de la institucionalidad democrática de Honduras; y nosotros queremos pedir que esa situación sea revertida y que se acepte revertirla de parte de quienes han tomado el poder en este país. Lamento decir que de esta gestión no se desprende que exista disposición para hacer esto”, dijo José Miguel Insulza en una breve conferencia de prensa concedida al final de un día en el que sostuvo reuniones con la Corte Suprema de Justicia, dirigentes políticos, candidatos presidenciales y la Iglesia Católica. Nada.

Más temprano, después de su visita a la Corte Suprema, la misma que decretó una orden de arresto contra Zelaya que sirvió al Ejército para ejecutar el golpe de Estado del domingo pasado, el vocero del máximo tribunal dejó claro que no había sido una reunión amigable: “La OEA  puede hacer lo que quiera y suspender lo que quiera suspender, pero la posición de la Corte Suprema de Justicia sigue en firme”. Es decir, si Zelaya llega al país como ha prometido, será capturado porque sobre él pesan cuatro acusaciones delictivas, entre ellas la de traición a la patria.

Zelaya sin orden de captura internacional

La Secretaría General de INTERPOL, radicada en Lyon, Francia, giró un boletín informativo en su página web en el que manifiestan que “no se ha recibido ninguna solicitud de publicación de notificación roja (aviso sobre una persona buscada por la justicia a escala internacional) con miras a la detención del presidente de Honduras, Manuel Zelaya”.  En el comunicado se explica que, con base al Derecho Internacional, la institución está impedida de publicar notificaciones rojas para detener presidentes y jefes de Estado, “a no ser que le sea requerido por un tribunal internacional”.

La visita de Insulza sólo patentó lo que ya venía pasando desde el mismo domingo: mientras la comunidad internacional en pleno exige la restitución inmediata de Zelaya, en Honduras los tres poderes y el Ejército se aferran a una decisión tomada. Las puertas están cerradas para el depuesto presidente y, ahora también, para la comunidad internacional y quien pretenda traerlo de vuelta al poder.

En la mañana, mientras se esperaba la llegada del funcionario, hondureños simpatizantes de Zelaya y del gobierno de facto se manifestaron masivamente en distintos puntos de la ciudad. El propio gobierno de Micheletti invitó -a través del canal estatal de televisión y con el acompañamiento de los principales medios de comunicación del país- a todos sus simpatizantes a reunirse en el Palacio Presidencial, el mismo lugar en el que el lunes las tropas del ejército y la policía desalojaron a macanazos y gases lacrimógenos a los otros, a los zelayistas. Ahí, miles de personas vestidas de blanco acusaron a la prensa internacional de desinformar al mundo, y exigieron a la OEA y la comunidad internacional respetar que los hondureños tomen sus propias decisiones. “Más valen seis meses de aislamiento que 20 años de represión”, decían algunas pancartas.

Pero esa marcha, esa convocada por Micheletti, fue una demostración de fuerza para dar la bienvenida a un funcionario internacional que no se reunió con ningún representante del poder ejecutivo, y que venía a exigir el retorno del enemigo de los de blanco.

En otro lado de la ciudad, lejos de ahí, otras miles de personas alentadas por la llegada de Insulza cantaban el himno nacional frente a la sede de la OEA en Tegucigalpa. Parecían mucho mejor organizadas y controladas que el lunes pasado, cuando corrían perseguidas por el ejército tras haber hecho un plantón improvisado y desordenado. Pero esta mañana, en completo orden, proyectaban un entusiasmo tal que imposibilitaron la llegada de Insulza a una reunión con los representantes diplomáticos en este país. Honduras es hoy una sociedad dividida, polarizada, en cuya capital los enemigos de Zelaya son más fuertes. Y no parecen dispuestos a ceder a pesar de un inminente asilamiento político y bloqueos económicos.

“Me hubiera gustado encontrarme con una sorpresa que me dijeran sí, de acuerdo, veamos de qué manera puede regresar el presidente, pero eso no ha sucedido”, dijo por la noche Insulza. “Yo no he encontrado ningún indicio que permita suponer que en 48 horas esta situación va a cambiar”. Lo que encontró más tarde, en cambio, es que Honduras se retira de la OEA.

Pero si aquí las autoridades judiciales, políticas y militares insisten en que se trata de una “transición constitucional”, de la destitución de un presidente por la vía legal, amparados en la orden de captura dictada por la Corte Suprema contra Zelaya, la comunidad internacional tiene claro que se trató de un golpe de Estado, un golpe militar. “Yo no sé cómo llaman ustedes que un grupo de militares mandado por militares va y en un operativo militar saca un presidente y lo sube en un avión militar y lo lleva a otro país. Eso es un golpe militar. Probablemente el gobierno está configurado por civiles pero han asumido sobre la base de un golpe militar”, dijo Insulza. “Nos habíamos acostumbrado a pensar que esto ya no volvería a pasar en América. Esto no tiene que ver con la urna número cuatro, tiene que ver con un golpe de Estado”.

El asesor legal del Ejército, coronel Herbert Inestroza, admitió esta semana que la cúpula militar decidió por cuenta propia sacar a Zelaya del país. “Incurrimos en un delito”, dijo Inestroza en una entrevista con El Faro.

Al final de la cadena nacional de la vicecanciller, una voz en off lanzó el último anuncio: el toque de queda se extiende al menos hasta el domingo “por la baja en los índices de criminalidad”. Un toque de queda en un estado paria.

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