Las remesas cayeron un 10% en los primeros cinco meses del año o, lo que es lo mismo, se recibieron 160 millones de dólares menos que en 2008 » Detrás de esas cifras hay familias que han perdido su única fuente de ingresos, miles de desempleados, comercios a punto de quebrar, embargos y un futuro incierto.Los comerciantes de Intipucá acusan en sus ventas la fuerte caída de las remesas, la venta ha bajado hasta un 70%.
Escrito por Patricia Palma. Martes 7 de Julio de 2009. Publicado por El Diario de Hoy.
Es lunes por la mañana, pero en la sucursal bancaria de San Alejo no hay que hacer una larga espera para ser atendido. Sólo dos o tres personas esperan sus remesas. Tampoco se ven clientes en las tiendas de Intipucá y las casas construidas por "hermanos lejanos" están cerradas, a pesar de que en Estados Unidos ya comenzaron las vacaciones. Oriente, una de las zonas con más alto índice de migración del país, sufre con dureza las consecuencias de la crisis económica en Estados Unidos y la fuerte caída de los envíos de los migrantes.
Tras décadas de crecimiento sostenido, las remesas han comenzado a caer a un ritmo del 10% y eso, en esta región, se traduce en un drástico frenazo de la economía, basada casi únicamente en el consumo. "Las ventas han caído un 70% en el último año", asegura la propietaria de una tienda de ropa en el centro de Intipucá. "La gente está recibiendo la mitad del dinero que recibía antes", corrobora la gerente de una entidad financiera.
Las cifras del Banco Central de Reserva son contundentes, entre enero y mayo de este año se recibieron $160 millones menos que en 2008.
El alcalde de Intipucá, Hugo Salinas, lleva sólo dos meses en el cargo, pero no disimula su desesperación. "Tenemos un 37% de analfabetismo y la mayor tasa de deserción escolar de La Unión. Los jóvenes no tienen interés en prepararse y nunca ha habido una cultura de inversión de las remesas", describe.
Intipucá está considerado el primer municipio en que hubo migración masiva de El Salvador. Comenzó hace 42 años y se calcula que el 80% de la población original se marchó.
El propio Salinas volvió tras 20 años en Estados Unidos para contribuir al desarrollo de su pueblo natal, pero el impacto de la crisis hace mella en su ánimo: "quisiera entender el porqué de ese desinterés. Quisiera que alguien me ayudara a encontrar una respuesta. Quiero abrir nuevas oportunidades para la juventud, trabajar por un desarrollo integral, pero encuentro muchos, muchos problemas sociales", lamenta el edil, mientras se esfuerza en atraer el turismo de hermanos lejanos que, años atrás, "llenábamos aviones de TACA enteros".
En el fondo de esta situación están las carencias estructurales de municipios que apenas han desarrollado su economía más allá del consumo de un dinero que llegaba sin esfuerzo. "En Intipucá no tenemos ni un mercado propio, ni siquiera terminal de buses", explica el alcalde.
La dependencia de las remesas, como explicó el experto en migración Juan José García, es como una adicción "y eso significa que para que esta economía y esta sociedad funcionen normalmente se necesitan dosis cada vez más elevadas de migración y remesas".
Este modelo, que ha funcionado en las últimas décadas gracias al crecimiento constante de la migración, parece haber llegado a su límite. Ahora, el drama del desempleo y la pobreza del que huyen los salvadoreños se repite cada vez más en el norte.
Carlos Villatoro, miembro fundador del grupo de hermanos lejanos Unión por el Cambio - Intipucá, explica que la situación en Washington es realmente dura, incluso para aquellos que tienen un estatus legal. Recientemente, la empresa en que trabajaba Carlos despidió 3,500 empleados de una vez. "Pasó de tener 3,700 personas a quedarse sólo con 300", afirma.
En el mismo sentido se expresa Neftalí Mejía, uno de los pocos migrantes que ha regresado estos días a su pueblo para disfrutar de las vacaciones. "A nosotros, afortunadamente, no nos ha afectado, pero tengo muchos amigos que han perdido empleos, casas..."
Tampoco faltan casos de personas que están regresando a El Salvador, "porque no quieren pasar penurias allí", explica María Marta Cruz, dueña de una tienda. "Aquí, aunque hay pobreza, al menos tienes libertad circulatoria, pero en Estados Unidos, si eres ilegal, no", afirma.
Salinas, por su parte, se muestra pesimista sobre el futuro de la economía: "No dudo que vaya a caer más, porque cuando el sueño americano se convierte en realidad quieres tener una casa más grande, un carro más grande, tu propio cable, internet... El estilo de vida es más caro y tu familia en El Salvador ya no te interesa tanto", reflexiona con tristeza.
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