Estamos graves y las posibilidades de curación pasan por negociar y establecer acuerdos.
Editorial. Octubre 6. Tomado de Contra Punto.
SAN SALVADOR – El gobierno actual de El Salvador tiene un mar de retos en los que deberá hacer un esfuerzo para dejar sentadas las bases de una sólida democracia, por primera vez en la historia local.
Hasta el momento todo parece indicar que Mauricio Funes y su gabinete están haciendo bien su papel de equilibristas entre los distintos intereses nacionales, lo cual resulta necesario por el momento actual de crisis que se está viviendo y por las medidas que se están planificando para tratar de sortear el diluvio.
El ingrediente de la desastrosa herencia “arenera”, junto a la crisis internacional, han dejado a El Salvador en una situación de terrible vulnerabilidad.
En un reciente encuentro entre el ministro de Hacienda, Carlos Cáceres, con los responsables editoriales de los medios de comunicación de El Salvador se lograron ver las cifras de la crisis y sus perspectivas.
Conclusión: estamos graves y las posibilidades de curación pasan por negociar y establecer acuerdos. Establecer acuerdos no son imposiciones, sino de llegar a soluciones que convengan al país. Interesante el planteamiento de Cáceres: el papel fundamental del crecimiento lo tendrá la empresa privada. Le corresponderá invertir localmente, producir, generar empleo y pagar los impuestos que le obliga la ley.
Se vienen un pacto fiscal y una reforma que de no implementarse estaremos fritos en dos o tres años. Así de sencillo. El peor de los mundos sería un estado de inestabilidad y de ingobernabilidad.
Retos al por mayor. Estar en el gobierno para “satisfacer mis más sublimes y perversos deseos” – como dicen Les Luthiers- nos trajo las condiciones deplorables en la que nos encontramos.
Se tratar ahora de impartir justicia, por primera vez y que no sea la única, sino la forma más común de ejercer el poder en El Salvador. Ese será el cambio.
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