Es urgente hacer girar las cosas hacia el orden correcto, para que esta cólera ciudadana —que todos de alguna manera compartimos— no vaya a ser el factor detonante de males aún mayores.
Escrito por Editorial. Martes 27 de Octubre. Tomado de La Prensa Grafica.
Cuando se da un déficit de eficiencia institucional como el que percibimos, sentimos y padecemos actualmente en el ámbito de la seguridad ciudadana, ese vacío insoportable tiende a manifestarse para sustituir de alguna manera lo que no se hace por las vías institucionales establecidas. De esto a que la ciudadanía empiece a tomar la justicia por su propia mano sólo hay un pequeño paso, que puede darse en cualquier momento, si no aparecen signos evidentes, creíbles y confiables de que la autoridad asume de veras su auténtico rol.
Cuando se traspasa el límite que lleva a esa toma de justicia autodefensiva, el sistema entra en grave riesgo, porque al llegarse al punto del “sálvese quien pueda” todos los controles que ejerce el aparato legal entran en crisis. El caso del agente de seguridad privada que en un microbús abrió fuego contra unos asaltantes que despojaban a la gente es revelador al máximo: dicho agente armado no reaccionó ni cuando lo despojaban de sus pertenencias; lo hizo cuando los criminales atacaron a un anciano y a una mujer embarazada, y eso le colmó el vaso de la paciencia y disparó contra los agresores. “Me fue dando una cólera” dijo el hombre que defendió a los indefensos agredidos. Esa cólera es la que se multiplica a diario al ver que los malandrines de toda laya hacen de las suyas mientras la autoridad parece presa de un paralizante desconcierto.
Es urgente hacer girar las cosas hacia el orden correcto, para que esta cólera ciudadana —que todos de alguna manera compartimos— no vaya a ser el factor detonante de males aún mayores. El país y la ciudadanía lo reclaman y lo merecen. Es una obligación que va más allá de los gestos usuales. No hay tiempo que perder.
NADIE TIENE EXCUSA VALEDERA
La responsabilidad institucional en el tema de seguridad ciudadana no puede concentrarse en una sola institución, por más que los hechos, para el caso, pongan a diario a la Policía en el primer plano de la atención mediática. No hay que olvidar que a la Fiscalía General de la República le corresponde, por mandato constitucional, la dirección funcional de la investigación del delito, y que al Órgano Judicial le toca administrar justicia, que implica poner el imperio de la ley en funcionamiento constante y seguro. Si es así, lo lógico sería que la estrategia integral de lucha contra el flagelo delincuencial surgiera de la cooperación también integrada de tres entidades fundamentales: el Ministerio de Seguridad Pública y Justicia, la Fiscalía General de la República y el Órgano Judicial. Hasta la fecha ni siquiera un asomo de iniciativa se ve en esa línea. Parece que el tradicional feudalismo aún puede más que el realismo de las circunstancias.
Sería suicida para la institucionalidad dejar que la desesperación ciudadana vaya buscando veredas verdaderamente peligrosas para “hacerse justicia” y para “darse seguridad”. Aunque han sido años de pérdida de tiempo, cuanto antes se enderecen las cosas por el camino indicado, mejor será para la institucionalidad, para la sociedad y para el país.
Ya no es momento de medidas: es hora de políticas. Ya no es momento de impulsos: es hora de proyectos. Hay que retomar la temática en su compleja integridad. Nada se logrará en un día, pero las señales adecuadas pueden empezar a normalizar el ambiente.
De que habla en realidad? tomar la justicia en sus propias manos!!1 Y no es eso lo que se hace desde hace ratos? No es eso lo que hacen los pandilleros? a falta de capacidad para imponer la ley pues la toman, la tiran a la basura y se inventan nuevas. No es en ES donde se mata por parquearse mal? No se de que institucionalidad hablan si practicamente no existe o quizas no sea valida para una gran parte de la poblacion. Pero es cinico hablar de institucionalidad en riesgo por el tomar la justicia en nuestras propias manos.
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