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2009/10/30

LA NOTA DEL DÍA: Al final les tocará pagar a los "desposeídos"

Los repartos burocráticos no sólo son ineficientes y se prestan para el favoritismo y la corrupción, sino que tampoco logran mejorar los niveles de vida de los "desposeídos".

Editorial. Viernes 30 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.

Es agradabilísimo gastar el dinero que otros generan, más cuando se invoca "el interés del pueblo", "lo social" y la "redistribución de la riqueza". Los emprendedores en una sociedad son eficientes para producir bienes y servicios, como lo afirmó uno de los cabecillas del FMLN, pero nadie es tan sabio para gastarlo, se nos asegura, como los burócratas, más si son miembros del glorioso partido de Stalin y Hugo Chávez.
Después de mucho esperar, el gobierno sacó el gato de la bolsa: la reforma tributaria que crea nuevos impuestos (como a las colegiaturas, a los depósitos y al transporte), establece mecanismos para procesar penalmente a los productores con base en simples sospechas pero, como en toda reforma previa, se centra en seguir desplumando a los mismos de siempre. Como señaló anteayer en estas páginas Federico Hernández, la discrecionalidad se presta al chantaje de parte de los inspectores y a las extorsiones por el crimen organizado.

Ojalá no se termine hablando con sordos

Pero son varias las serpientes en ese paraíso de quitar a unos para repartir y hacer feliz a los "desposeídos". Tómese en cuenta lo siguiente:

-Lo primero, que los impuestos son costos de producción que se trasladan a los consumidores. Si se elevan los tributos a las fábricas de alimentos, para poner un caso, estas se ven forzadas a subir el precio de lo que suministran a la gente. Si, para evitarlo, se imponen controles de precios como en Venezuela, los bienes desaparecen del mercado y las fábricas van sucesivamente cayendo en bancarrota, como está sucediendo allá, el país de las tiendas con estanterías vacías: hay un precio para la harina pero no hay harina en venta, como sucedió aquí en los años del duartismo;

-lo segundo, que subir impuestos en medio de una crisis económica es la fórmula infalible para prolongarla o volverla crónica. Los impuestos reducen el capital de inversión e incrementan los riesgos de operar o iniciar nuevos negocios, alimentando más la crisis;

-lo tercero, que es falso que al "distribuirse el dinero" se incrementa el consumo, pues lo que pudiera subir acá se reduce allá. De ser así lo más fácil sería imprimir dinero para que haya más consumo y por tanto actividad económica, pero la fórmula ha fracasado donde se aplicó, el keynesianismo;

-lo cuarto, que las estadísticas demuestran (entre otras las de Arthur Laffer de la Universidad de California) que subir impuestos no incrementa la recaudación sino que, inclusive, puede reducirla. Se suben los impuestos, se produce un efecto negativo en la economía, se reduce la creación de empleo y los gobiernos quedan más pobres que antes;

-lo quinto, que los repartos burocráticos no sólo son ineficientes y se prestan para el favoritismo y la corrupción, sino que tampoco logran mejorar los niveles de vida de los "desposeídos". Se perjudica a los productores, a los que generan riqueza, bienes y servicios, sin beneficiar a las masas.

Es en particular grave que, después de trabajar por años en esa reforma, el esquema del saqueo --que vendría a complicar tanto la recaudación como el pago de impuestos-- a los gremios que representan a los emprendedores y generadores de empleo se les den plazos perentorios y cortos para opinar, sin que se garantice que no se tratará de un diálogo con sordos.

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