Escrito por Juan A. Valiente. Viernes 23 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.
En las últimas semanas hemos estado saturados de EDUCO y seguimos en las mismas. El ministro Salvador Sánchez Cerén incluso en recientes declaraciones prefirió dar por zanjado ciertos temas diciendo que ya estaban decididos. Ya no quiere escuchar y leer a tantos "detractores" entre los que hemos dado seguimiento al tema educativo en el país desde hace varios años. En general las opiniones han sido de aliento y buenos deseos, dando al nuevo funcionario un compás de espera y sugiriéndole políticas que creemos han favorecido la calidad de la educación.
Sin embargo, es obvio que sobre el tema de EDUCO "su política ya está establecida," como declarara recientemente, especialmente en lo relativo a la contratación de los maestros en el sistema EDUCO bajo la ley de salarios. Insiste en que el tema clave es dar estabilidad a los educadores. A mi juicio, el tema clave debe ser la calidad educativa y cómo lograrla de mejor manera.
El ministro pone las demandas e intereses de un gremio por encima del derecho de los niños, niñas, jóvenes y de toda la sociedad a una educación de calidad. Ni EDUCO ni el régimen de la ley de salarios garantizan el buen desempeño docente, pero el esquema EDUCO, con las debidas modificaciones y refuerzos, ofrece mejores posibilidades a una auditoría social efectiva y al logro de una mejor calidad.
Un líder histórico de la izquierda quiere quitarle poder al pueblo y favorece que las escuelas sean administradas a espaldas de padres y madres de familia. Dice que "no es posible que padres contraten a los maestros". Si bien es cierto que el modelo de gestión administrativa de EDUCO puede ser enriquecido, no es deseable eliminar totalmente el poder de los padres y madres de familia sobre las contrataciones de los maestros. ¿Quién nos protegerá de su falta de asistencia cuando se dé y ya no digamos de la falta de calidad y compromiso?
El MINED debe hacer su parte con un proceso revisado de acreditación docente y debe ayudarles a los padres y madres de familia a decidir con información y herramientas adecuadas sobre cuándo están avanzando y cuándo están retrocediendo. Debe suministrar información relevante sobre la calidad en cada centro escolar.
No estoy seguro sobre las razones por las que el ministro Sánchez Cerén piensa que los padres no pueden contratar y despedir a los maestros. No es necesario ser experto educativo para despedir a un empleado que no cumple con sus obligaciones básicas como son la asistencia y la puntualidad, ya no digamos con la misión de educar a los niños y niñas de la comunidad. El buen empleado no necesita cerrojos en su contrato laboral para ser dignificado. Los resultados académicos y humanos de sus alumnos son los mejores testimonios de la calidad del trabajo de los maestros y maestras excelentes. Los padres y madres de familia saben cuándo sus hijos están felices y aprendiendo.
En todo caso, parece que ya ha decidido entregar a las gremiales magisteriales el cadáver de lo más importante de EDUCO. Puede haber sido necesario modificar el modelo de gestión administrativa para evitar abusos y arbitrariedades en las contrataciones y despidos, pero debemos recordar que la mayoría de todos los demás empleados en este país tenemos que demostrar que merecemos el trabajo que tenemos.
Lo realmente preocupante es que sea este uno de los temas más importantes sobre los que debamos discutir. ¿Cuál es realmente la evaluación de los funcionarios de la situación actual de la educación en el país? De acuerdo al discurso de los actuales funcionarios, pareciera que garantizar una estabilidad laboral no necesariamente merecida es precisamente lo que necesita nuestro sistema educativo. Empezamos mal.
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