Editorial. Miércoles 28 de Octubre. Tomado de Diario Co Latino.
La crisis en ARENA, que para unos no es tal, es algo normal en situaciones partidarias anormales, y le puede suceder a cualquier instituto político, sobre todo de derecha, pero no pasa nada. Por su puesto que, si esa crisis se produce en la izquierda, entonces la percepción cambia, pues, ese otro terreno ideológico político no pueden suceder cosas normales en situaciones partidarias anormales, y si se producen se está ante divisiones profundas, una lucha entre demócratas y los antidemocráticos, entre buenos y malos.
Si sucede en la izquierda, según los postulados mediáticos de la derecha, los buenos son los que se van despotricando contra partido, mientras que en la derecha, los buenos son los que se ciñen al partido.
Si bien es cierto, la crisis de ARENA, periodísticamente hablando, ha estado en agenda diaria de todos los medios, cierto es también que el tratamiento del fenómeno, además de muy profesional, es también condescendiente con la institucionalidad. Por supuesto, que esa cobertura no fue igual cuando el emproblemado fue el principal partido de izquierda.
Cuando el FMLN tuvo esas crisis, los medios se encargaron de venderle a las audiencias que lo que sucedía en el partido era una lucha profunda entre: los ortodoxos, que son muy malos; y los renovadores, que son los buenos.
Así, a los militantes que el partido tuvo que expulsar o que se fueron voluntariamente por ambiciones políticas personales, los medios los trató como héroes, valientes, los que estaban en plenos procesos de evolución, sobre todo, si no coqueteaban con el neoliberalismo.
Mientras que al partido, a la institucionalidad, le dijeron de todo: antidemocráticos, ortodoxos, antihistóricos, cavernarios, y toda una ensarta de calificativos, que todavía pesan entre la ciudadanía, aunque, hoy es menos, por supuesto, por eso es que la izquierda está en el ejecutivo.
Hoy que ARENA tiene su más grande crisis pública en la historia, los malos son los disidentes, y los buenos es la institucionalidad, el partido.
Y a los disidentes del partido les ha llovido de todo y les sigue lloviendo, sobre todo, de columnistas y editorialistas de los periódicos de la derecha, que no han cesado de calificarlos como: “sinvergüenzas, traidores, cínicos, tránsfugas de poca monta,”, entre otros.
Sólo falta que les digan comunistas, para cerrar con broche de oro, el profundo dolor que les ha causado la revuelta en el “granítico” partido tricolor. Aunque, en ese terreno marcha la crítica, por eso es que la dirección del partido de derecha, está vendiendo la idea de que los doce, han sido manipulados por un histórico dirigente del FMLN, proveniente de las filas del extinto Partido Comunista Salvadoreño (PCS).
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