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2009/10/09

Las vulnerabilidades se van dando en cadena

Desde diversos ámbitos de la realidad, las vulnerabilidades acumuladas están lanzando luces de alarma cada vez más apremiantes.

Escrito por Editorial. Viernes 09 de Octubre. Tomado de La Prensa Grafica.

En esta temporada lluviosa, tan irregular por efecto de los trastornos climáticos que se padecen a nivel global, se van sumando desastres que cobran vidas, generan gran inseguridad ciudadana y afectan considerablemente servicios básicos para la población. Todo esto contribuye, desde luego, a agudizar la problemática económica de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, que ven resurgir, como cada año, ese azote que se suma a los que ya mantienen en agobio constante a la ciudadanía.
Esta situación pone nuevos y en algunos casos gigantescos retos a la institucionalidad encargada de velar por la seguridad, ya no en el plano delincuencial, sino en el plano de la prevención de daños. Casos como el de las cárcavas, que se vuelven cada vez más peligrosas en áreas específicas, y el de los drenajes, que ya dieron de sí por obsolescencia, muestran la dimensión del reto estructural que ya no puede ser dilatado. Este es otro ejemplo de lo caro que se paga el no ir haciendo las cosas a tiempo, cuando es posible ir graduando convenientemente la realización de las tareas, en vez de tener que cargar con una urgencia que, para colmo de males, se presenta en un momento financieramente crítico, en el que no hay disponibilidad para mucho.

En el punto de los drenajes, la Asociación Salvadoreña de Ingenieros y Arquitectos recomienda un cambio inmediato de los mismos, no sólo para responder a los riesgos actuales sino para prevenir cosas peores en el futuro próximo. Esto requiere un plan general de tratamiento, en el que habría que trabajar cuanto antes, para que no se deje pasar la estación seca como si nada hubiera pasado en la lluviosa.

Gran desafío institucional
Desde diversos ámbitos de la realidad, las vulnerabilidades acumuladas están lanzando luces de alarma cada vez más apremiantes. Y esta unanimidad de reclamos que provienen del mismo fenómeno real pone a las estructuras institucionales, y también, en otro sentido, a las estructuras sociales, contra la pared levantada por la inercia que las ha caracterizado tradicionalmente. Eso de dejarlo todo para después, que parece haber sido la consigna fundamental de nuestro comportamiento como institucionalidad y como sociedad, hace que en un determinado momento –y este es uno de esos momentos– el apremio se vuelva agobio y el agobio se vuelva ahogo.

En Obras Públicas, que ahora suma Transporte, Vivienda y Desarrollo Urbano, hay que hacer una reconstrucción institucional, que ordene estructuras y redefina responsabilidades. En el pasado, por ejemplo, existía la DUA, que desapareció, y que, de una forma actualizada, debería retomarse. Lo que realmente no tiene sentido es seguir como estamos, con grandes tareas por hacer y con entes institucionales que no tengan la suficiente capacidad para responder a los compromisos que les corresponden. Y, desde luego, esto tiene un componente estratégico, que es el que debe siempre estar en la base de toda función pública, sobre todo en estos tiempos.

Todas estas vulnerabilidades, que adquieren cada vez más dramatismo, deben servir para ordenarnos de veras, en pro de la seguridad básica y del desarrollo deseable.

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