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2009/10/05

Hay que desmitificar a los próceres

Editorial. Lunes 05 de Octubre. Tomado de Diario Co Latino.

Recién se han concluido las ya tradicionales fiestas de independencia en El Salvador, y por supuesto, en Centroamérica. El mes de septiembre, sobre todo el 15, se conmemora la liberación de las provincias del istmo del yugo español, 1821, lo cual, por supuesto, no hay que descargarlo de la memoria histórica.

No obstante, es necesario que, con el actual gobierno de izquierda, esa celebración se salga del guión de la “historia oficial”. Lo decimos entre comillas porque, por un lado, creemos que los continuos gobiernos de turno no solo han tergiversado la historia, sino que no han permitido que la ciudadanía se la apropie en su justa dimensión.

Con el gobierno del Presidente Funes y el FMLN, por supuesto, algo distinto se ha hecho. Por ejemplo, la participación del pueblo indígena, dando su versión de la historia y la entonación del himno nacional en nahuat, nuestro idioma original, el cual comenzó a extinguirse luego de la masacre indígena, en 1932.

Hay que comenzar a presionar a nuestros historiadores,para que comiencen a recabar la información, alejados de toda alegoría y ensalzamiento de quienes participaron en aquella importante gesta, y sobre todo, resaltar los períodos de mayor o verdadera participación popular, o del oportunismo de quienes participaron en 1821, y que eso aparezca en los nuevos libros de historia.

Cuando uno pregunta, por ejemplo, de Matías Delgado, en las Universidades, lo que los alumnos y alumnas repiten es que fue un cura y un “gran prócer de la independencia”.

Nadie, por ejemplo, recuerda haber leído, que fue nombrado obispo no por la vía del Vaticano, sino del gobierno de El Salvador, recién constituido, tras la independencia, y avalado por la Asamblea Legislativa, y que por eso, fue sancionado por el propio Papa, en aquella época, calificado por la curia hasta de ambicioso.

Recientemente en México, el escritor Eugenio Aguirre, ha escrito un libro sobre el prócer mexicano, el cura Miguel Hidalgo y Castillo, donde presenta el rostro que por muchos años fue ocultado por la historia oficial mexicana.

La obra es provocadora, comenzando con el título: “Hidalgo entre la virtud y el vicio: Borracho-jugador-blasfemo-mujeriego y parrandero”.

Aguirre, en una entrevista en CNN, sostuvo que “hay que rectificar la historia oficial”. Esto es lo que deben hacer los intelectuales en El Salvador, pero no los que han estado siguiéndole el juego a la historia oficial, sino los que han estado apartados y hasta escondidos, tienen que desmitificar a los próceres nuestros, y con ello, poner en duda la larga historia oficialista.

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