El buen desempeño de un trabajador, sea de gobierno o privado, es su mejor garantía para continuar en su empleo. No habrá padres de familia que despidan a un buen docente
Editorial. Miércoles 7 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.
EDUCO es un excelente programa, el mecanismo más efectivo para que las familias y las comunidades se involucren en la educación de sus niños, vigilen la conducta y las capacidades de los docentes y contribuyan al esfuerzo para superar el subdesarrollo. Por muchas razones es que EDUCO ha sido galardonado a nivel internacional y sirve de ejemplo a otros países para mejorar la calidad de la educación.
Habría sido una afrenta a la buena gente de El Salvador, que EDUCO fuera suprimido y, además, sin que hubiera justificación para ello. Era un paso atrás, volver a prácticas que, en su momento, demostraron ser inconvenientes y perjudiciales para la formación de los niños de El Salvador.
Lo primero por considerar es que al lado de la enseñanza que se debe impartir por parejo a todos -–lenguaje, matemática, moral y en lo posible cuidado de la salud— hay variantes que poco a poco toman cuerpo, ya que es diferente lo que un niño de barrio tiene que aprender, del que vive en áreas rurales o está en medio de una gran ciudad. Al suprimir EDUCO se uniformaría la enseñanza –-sería igual la instrucción en Dulce Nombre de María y en Santa Tecla— y se desalentaría la adaptación del maestro a las particulares condiciones en las que le tocara desenvolverse.
El presidente Funes declaró, hace un par de días, que no se pensaba suprimir EDUCO, sino mejorar el programa. Por desgracia también dijo que se iba a asegurar la "estabilidad laboral de los maestros", lo que, como señaló el presidente de ARENA Alfredo Cristiani, contradice el propósito esencial de EDUCO, que es facultar a las comunidades el retiro de profesores que no cumplen con sus obligaciones, maltratan a los estudiantes, abusan de su puesto o no tienen la capacidad para desempeñarse.
¿Quién va a despedir a un gran maestro?
Lo que el presidente ofrece con una mano, perfeccionar EDUCO, lo destruye con la otra, dar estabilidad laboral a los docentes.
La "estabilidad laboral" es la principal causa de la ineficiencia de las dependencias gubernamentales y de la formación de argollas dentro de ministerios y organismos públicos. En un país y un mundo en el que no hay ni puede haber estabilidad laboral para la mayoría de trabajadores, empleados y ejecutivos, se hace un aparte para privilegiar a los que laboran para los gobiernos.
Es más: los salarios de los empleados públicos para los cuales se pide la "intocabilidad" son abonados con el dinero que genera y que paga en impuestos directos e indirectos, la gente que trabaja en actividades privadas y cuyos empleos siempre están sujetos a los vaivenes de la economía.
¿Quién garantiza estabilidad laboral a los transportistas, a los vendedores callejeros, a los artesanos, a los empleados de comercio, al constructor y a sus operarios? ¿Acaso no son suficientes los desmanes de los inamovibles sindicalistas de entidades como el Seguro Social, culpable de la baja calidad de los servicios de salud que prestan? ¿Cómo se puede pedir estabilidad laboral para profesores que una comunidad entera considera incompetentes o indignos de ejercer como tales?
Por otra parte, el buen desempeño de un trabajador, sea de gobierno o privado, es su mejor garantía para continuar en su empleo. No habrá padres de familia que despidan a un buen docente que quiera a sus alumnos y que los eduque bien.
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