Facilitan abrir mercado a los traficantes de droga

Se persigue y se trata de encarcelar a los que dispensan droga aunque por lo general se libera al que la consume. Ambos deberían sufrir castigo, pero de diferente manera

Editorial. Viernes 2 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.

Primero en Perú y ahora en México los gobiernos han despenalizado la tenencia de pequeñas cantidades de droga, creyendo que en esa forma se desincentiva la operación de mafias para distribuirlas. En otros países, notablemente en la Gran Bretaña, los adictos pueden comprar ciertas drogas en determinadas farmacias; en Estados Unidos se ha propuesto la venta libre de marihuana partiendo del principio "if you can´t beat them, join them".
Pero lo dispuesto equivale a hacer a las mafias la faena más difícil de su tarea: conseguir que personas y sobre todo jóvenes que no consumen drogas, se inicien en el vicio. El vendedor puede llevar la suficiente droga encima para luego regalarla en colegios y lugares de trabajo, para empujar a las víctimas al despeñadero. Lo importante para esos criminales es que el pez muerda el anzuelo, como proceden los tahúres que atraen personas con el aliciente de luces, tragos libres y música.

Casi todo se ha ensayado en la guerra contra la droga, hasta ahorcar traficantes y consumidores como en Singapur y Malasia. El problema, empero, es que la lucha se enfoca en la oferta, no la demanda. Se persigue y se trata de encarcelar a los que dispensan droga aunque por lo general se libera al que la consume. Ambos deberían sufrir castigo, pero de diferente manera.

En muchas partes consumir drogas es "aceptable": se venden en bares, se acarrean a restaurantes, se reparten en cócteles y es parte de la vida de la barriada. En muchas ciudades hombres y mujeres de dinero atraen a sus fiestas a lindas muchachas y apuestos jóvenes valiéndose de las bandejitas de droga que se pasan como si fueran copas de vino. Es raro que la policía se ocupe de ellos pues además de ser reuniones privadas, el esfuerzo se centra en perseguir a los vendedores y a la cadena de distribución que inicia en los más altos niveles de Venezuela, Ecuador y Bolivia.

O se lucha al unísono, o se fracasa

Pero, ¿qué sucedería si se aprehende al que consume, lo remiten a la estación a que su propia familia pague las multas y luego lo condenan a barrer calles por tres meses, calles transitadas y en horas pico? Si además la pena se rebaja con la condición de que revelen dónde consiguieron la droga, se comenzaría a identificar la estructura de la distribución.

Las mafias compran voluntades y forjan alianzas con base en dinero, amenazas u otras coacciones, lo que pervierte comunidades y naciones. En México, que ocupa la atención hemisférica en la lucha contra las drogas, asesinan a policías, a jueces y a funcionarios pero asimismo compran a policías, jueces y funcionarios.

Ni México ni país alguno, puede combatir por sí solo con una medida de éxito el narcotráfico, cuya finalidad son los mercados en Estados Unidos. Esta plaga bíblica de los tiempos actuales sólo la puede encarar la comunidad de naciones bajo asedio. Se requiere vigilancia común, intercambio de información, entrenamiento de agentes, inteligencia y acciones coordinadas. Las policías regionales deben considerarse, en esta cruzada, como partes de un cuerpo multinacional, pues sólo de esa manera podrán tener acceso a la tecnología y la información requeridas, las que constantemente cambian.

Por desgracia las señales que el sector seguridad del país ha dado son más que desalentadoras, comenzando por los traslados de los más peligrosos criminales.