Escrito por Geovani Galeas. Martes 13 de Octubre. Tomado de La Prensa Grafica.
Indagar la historia de una derrota estratégica que era impensable para algunos, y que para otros era ya inevitable, es cuando menos apasionante para aquellos que lo intenten. Contar la historia de cómo una poderosa y arrolladora maquinaria electoral fue por fin precipitada al descarrilamiento por los desacuerdos y las pugnas entre sus propios conductores es un difícil ejercicio que a un mismo tiempo exige audacia pero también reclama mesura y equilibrio.
Cuando el partido ARENA perdió finalmente las elecciones presidenciales del pasado mes de marzo, de inmediato surgió cualquier cantidad de teorías explicativas apresuradas y más o menos razonables, más o menos disparatadas, más o menos conspirativas. Pero han sido estas últimas, casi siempre formuladas y difundidas desde el saturante anonimato digital, las que parecen estar imponiéndose.
¿Pero uno puede preguntarse qué fue lo que en realidad ocurrió? ¿Qué factores objetivos y subjetivos determinaron la debacle? ¿Qué antecedentes en la historia misma de ARENA prefiguraron su caída? ¿Qué pasó en aquel desafortunado proceso interno del cual salió un candidato debilitado sin horizonte estratégico, y que selló la división del partido y de la derecha, lo cual a su vez produjo una campaña dispersa, atolondrada y en suma desastrosa?
Sin duda ese tipo de preguntas, que muchísimos se habrán hecho y que aún giran con insistencia en la atmósfera política, pueden multiplicarse y resumirse al final en una sola y vasta interrogante elemental: ¿Por qué perdió ARENA? Ese partido que había logrado cuatro victorias consecutivas en elecciones presidenciales, y que estaba por cumplir veinte años en el poder. “El partido de los ricos” y por tanto de los recursos prácticamente ilimitados, famoso por su capacidad de administrar sus diferencias internas, renovarse y presentar la carta adecuada en el momento preciso.
Ese partido orgulloso de su tan proclamada “unidad granítica”, teóricamente garantizada por la prevalencia de los intereses nacionales por sobre los particulares de grupos y caudillos, mientras el resto de las fuerzas políticas se sumían en incesantes pugnas fraccionales, ¿por qué, pues, perdió ese mismo partido la más decisiva de sus batallas?
En los tres últimos meses, mi hermano Marvin Galeas y yo nos propusimos buscar una respuesta siquiera aproximativa. Marvin, vicepresidente de CINCO, Grupo de Comunicaciones Estratégicas, fue uno de los asesores de Rodrigo Ávila y conoció de primera mano los avatares de su comando de campaña. Yo, como director del periódico digital Centroamérica 21, cubrí la contienda electoral y entrevisté a fondo a sus más destacados protagonistas.
En la búsqueda de esa respuesta hemos conversado con varios de los dirigentes areneros de aquella coyuntura electoral, y con los precandidatos. De esas conversaciones, y de su ubicación en el contexto de los hechos, contrastados con las reflexiones de quienes los analizaron sistemáticamente desde los principales medios de comunicación, ha surgido un libro que ya está en vía de publicación.
La sabiduría popular dictamina que mientras la victoria suele tener muchos padres, la derrota es siempre huérfana. Y también advierte que cada quien cuenta la feria dependiendo de cómo le fue en ella. En la elaboración de ese trabajo hemos confirmado la verdad de esos dos asertos, que tienden a confirmar que en la historiografía no nos enfrentamos principalmente a los hechos, sino más bien sus múltiples y heterogéneas interpretaciones.
Por eso mismo, Marvin y yo estamos conscientes de que no hay en nuestro reportaje una respuesta total y universalmente satisfactoria. Eso naturalmente está más allá de nuestra pretensión. Pero creemos, eso sí, que en la sola exposición razonada de los acontecimientos, y en el análisis que cada uno pueda extraer de las distintas visones consignadas, que no necesariamente son coincidentes entre sí, pueden encontrarse al menos algunas de las claves de aquella derrota.
aa vaya....hay que comprar el libro de los sres entonces... para tener una respuesta parcial de la debacle que azota a la derecha. Pues no... no me interesa saber al verdad basada en las interpretaciones de estos dos sres que solo el diablo sabra de donde tienen el alma o si tienen. No... no voy a comprar ese libro.. y al menos 4 personas mas a mi alrededor tampoco lo compraran.
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