¿El país necesita reformas tributarias? Si duda alguna. Tres razones: la carga fiscal del país es una de las más bajas de América Latina; los niveles de evasión y elusión son todavía muy altos; ningún país puede avanzar en su desarrollo con bajas cargas fiscales (los países que lo han hecho es porque han tenido otras fuentes de financiamiento público). Si El Salvador no sube adecuadamente su carga fiscal no podrá cumplir bien sus compromisos financieros y sobre todo sociales.
Escrito por Roberto Rubio-Fabián. Martes 13 de Octubre. Tomado de La Prensa Grafica.
¿Es el momento de impulsar las reformas tributarias? Es cierto que la crítica situación económica no representa un momento propicio para hacerlo, pero resulta que cuando la economía está creciendo también se afirma que no es momento propicio. Por tanto, ni cuando la economía anda mal ni cuando anda bien podemos hacer las necesarias reformas. Si seguimos este camino nunca tendremos reformas ni avances en nuestro desarrollo.
Por tanto, las preguntas sobre las reformas tributarias no deben girar en torno a si la reforma es necesaria o no, o si es el momento o no de hacerlas. El gobierno tiene razón: las reformas se necesitan y se necesitan ahora. Lo que sobre todo debemos preguntarnos es si las reformas son técnica y políticamente viables, es decir: ¿cuáles son sus contenidos y sus impactos?, ¿cuál es la estrategia política que las puede hacer posible y mejorables?
En primer lugar, toda reforma tributaria debe llevar un análisis costo-beneficio, de tal forma que el costo de recaudación no anule o minimice el beneficio. También debe ser acompañada por análisis de impacto, donde se estime la capacidad de absorción del impuesto por el sector afectado, los impactos directos e indirectos de corto y medio plazo en impuestos, empleo, inversiones, ingresos, demanda, etc. Este tipo de sustentaciones técnicas requieren una visión que va más allá de lo meramente fiscal, y exige un trabajo conjunto de gabinete, al menos entre los Ministerios de Hacienda y Economía. Ojalá que la necesidad de salir de los “apuros de caja” que le dejó el anterior gobierno al actual no lleve a obviar importantes requerimientos de su viabilidad técnica.
En segundo lugar, con respecto a la viabilidad política, los actores promotores de las reformas deben hacerla acompañar de una estrategia donde se identifique claramente donde están sus apoyos y resistencias y el porqué de ellas, cuál es la correlación de fuerzas en la Asamblea Legislativa, cuál es el ánimo de la opinión pública hacia algunas medidas, cuáles son las reformas donde el presidente Funes puede usar su capital político y donde lo desgastará innecesariamente, etc. Aunque conocemos poco de lo que se ha hecho al respecto, pareciera que algunos de esos puntos todavía no han sido abordados con suficiencia y se corre el riesgo de perder la batalla antes de haberla librado.
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