¿Con quiénes en el Medio Oriente se puede negociar, si la región está secuestrada por fundamentalistas, el crimen organizado, sectas rivales que se hacen la guerra y traficantes de heroína?.
Editorial. Martes 13 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.
Son tiempos mágicos, o más bien la era en que la magia, el ilusionismo, las promesas, las esperanzas y los sueños marcan la vida de gran parte de la humanidad. Se ofrece aunque luego no se cumpla. Y no se cumple no tanto por mala fe, cuanto porque se ofreció en demasía.
El comité noruego que elige al ganador del Premio Nobel de la Paz anunció al designado de este año: el Presidente Obama. Recibe el premio por la promesa, no por las realizaciones. Es un premio igual al que masas de pobres ilusionados otorgan, año con año a los que escogen como presidentes y partidos de gobierno, para descubrir, más tarde, que hay una enorme distancia entre las expectativas y las materializaciones.
El Nobel de la Paz, como lo califica la columnista del Wall Street Journal, Peggy Noonan, es, en su última edición, malévolo e ignorante, se ha abaratado, "es un hazmerreír". Y como tal tiene su historia fea: se lo dieron a Carter, a Arias, a Arafat, a la Menchú, después de prestigiarlo otorgándolo a grandes figuras como la Madre Teresa y Norman Borlaugh.
Es probable que el tiempo demuestre que el Premio a Obama fue acertado. Él es joven, capaz de grandes gestas pero en sus nueve meses en el poder no tiene mayores ejecutorias en su haber. Se le otorga por no ser Bush, como se le dio tanto a Carter como a Gore, y por inclinarse más por las soluciones diplomáticas que por las guerras calientes. El gran problema del Presidente de Estados Unidos es que las conflagraciones de la actualidad las desencadenan movimientos de fanáticos como el Talibán, los fundamentalistas musulmanes, Hezbollah y Kim de Corea del Norte que ven las negociaciones como una forma de debilitar a sus adversarios y ganar tiempo para sus causas. Así las consideraron Hitler y Stalin.
De acuerdo con el comité, hay un precedente: el concedido a Gorbachov casi inmediatamente después de asumir el poder. Pero la diferencia es abismal: que un premier soviético haya ofrecido apertura (Glasnost y Perestroika), provocó el derrumbe rojo. Gorbachov dio un paso irreversible que de inmediato agrietó al imperio.
¿Es posible la diplomacia con enloquecidos?
En 1939 el primer ministro inglés, Neville Chamberlain, anunció la "paz para nuestro tiempo" fundamentada en las promesas que le diera Hitler de poner en marcha una salida diplomática a la catástrofe que todos veían venir. Pero ahora los regímenes de la violencia pactan lo que les piden y aprovechan las treguas para rearmarse. A esto se agrega un componente diabólico: que la mayor parte de estos conflictos se origina del narcotráfico, que así protege sus redes de distribución.
Ni el Presidente Obama ni el Gobierno de Israel son tan ingenuos para suponer que a base de diplomacia y ofrecimientos se va a cimentar la paz. De hecho, uno de los principios rectores de la diplomacia de Estados Unidos fue enunciado por Teddy Roosevelt hace más de cien años: habla suavemente pero lleva un garrote. A los únicos que no les hablan con suavidad es a los hondureños.
Pero ¿con quiénes en el Medio Oriente se puede negociar, si la región está secuestrada por fundamentalistas, el crimen organizado, sectas rivales que se hacen la guerra y traficantes de heroína?
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