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2009/07/28

Golpe de Estado de la doble moral

Escrito por Carlos H. Rivas.Martes 28 de Julio.Tomado de La Prensa Grafica.

Lo sucedido y lo que está sucediendo en Honduras pone en evidencia algunos aspectos de nuestra realidad social que han estado latentes entre los sectores políticos más atrasados y ortodoxos, no solo hondureños sino también salvadoreños y centroamericanos.

La derecha unida en defensa del gobierno de facto hondureño, alrededor del argumento de que había razones para derrocar al legítimo presidente, no expone las pruebas de las supuestas violaciones cometidas por Zelaya a la Constitución; ni explican por qué, si había razones constitucionales, no fue destituido también constitucionalmente.

Un hecho consumado como producto de un acuerdo de la comunidad internacional es la única brasa a la que se han podido agarrar estos sectores que han empezado a soñar con una hondureñización de Centroamérica, que nos retorne al pasado e impida a los pueblos la práctica de una democracia verdaderamente democrática y participativa.

Pero, también lo que no se dice, lo que se disimula revela mucho de la actitud de los sectores políticos de derecha.

Es por tanto aleccionador y triste confirmar que son siempre y únicamente sus intereses económicos y políticos los que guían sus juicios y apreciaciones: si me conviene es positivo, si no me conviene es malo. Esta actitud revela un craso olvido de la historia reciente de Latinoamérica o, peor aún, un acto voluntario de disimulo ante las enseñanzas de esta.

Es de recordar que en 1992, luego de la caída del llamado “socialismo real” y cuando parecía que los países de América Latina iniciaban procesos de democratización y quedaban atrás los gobiernos de facto, en Perú el presidente Alberto Fujimori perpetró un autogolpe de Estado para disolver el Congreso y cambiar la Constitución.

Este hecho fue una “lección” cuyo eco más reciente, guardando las distancias debidas, lo constituye la gestión del presidente Hugo Chávez en Venezuela... Sin embargo, los sectores que en 1992 aplaudieron el autogolpe de Fujimori son quienes hoy se lamentan y condenan a Chávez por utilizar aquellos mismos métodos; aun cuando este ha actuado en un marco de mayor legitimidad constitucional.

Para el caso de Honduras, la historia también es reveladora de esa doble moral. El actual presidente de facto Micheletti, en 1985 intentó una acción similar a la que ha servido de argumento para justificar el reciente golpe de Estado, al pretender –¡hace 14 años!– convocar a una constituyente para mantener en el gobierno al presidente de entonces, Roberto Suazo Córdoba.

La actitud tomada ante el golpe de Estado en Honduras refleja el alto nivel de ideologización al que ha llegado nuestra sociedad. La sociedad toda camina –o se estanca y hasta involuciona– con esquemas ideológicos que no le permiten ver los grises entre los dos extremos; ni reconocer las necesidades reales de la población de aquellas que le son impuestas desde arriba.

No hagamos caso omiso de la historia... Con madurez y honestidad los sectores de la sociedad de verdad interesados en construir para todos los salvadoreños y salvadoreñas una mejor nación, más justa y solidaria, deben empezar por deponer la práctica de la doble moral y dejar de escudarse en “simpatías” políticas para defender o condenar los hechos.

Lo sucedido en Honduras –si algo bueno puede tener un acto bochornoso– es una buena oportunidad para demostrar que todos, izquierdas, derechas, centros y neutrales, hemos aprendido que el bien común no radica en la defensa a toda costa de nuestras propias ideas sino en la comprensión cabal de que las “reglas del juego” democrático son también democráticas y que deben de aplicarse a todos por igual.

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