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2009/07/30

¿Y la acreditación hospitalaria, cuándo?

Rodolfo Chang Peña.  Miércoles 29 de Julio. Tomado de El Diario de Hoy.

Casi a diario tenemos noticias sobre la escasez de productos farmacéuticos en los hospitales y los enfermos no tienen otro camino que comprarlos o abandonarse a su suerte. Decomisos de lotes de medicamentos vencidos, que supuestamente están en uso. Aguas negras de origen hospitalario a flor de piso por deficiencias en el mantenimiento. Tiraderos clandestinos de desechos hospitalarios contaminantes y peligrosos. Empleados de lavandería hospitalaria que lamentan tener maquinaria inservible desde hace mucho tiempo. Ropa deteriorada que ya no aguanta más remiendos pero en uso.
Este panorama sólo mueve a pensar que en el país los centros asistenciales funcionan en condiciones heroicas y a la buena de Dios, como si no hay quien se preocupe por hacer cumplir normas y procedimientos para el buen funcionamiento, casi se procede como si la calidad no importa. ¿ Y la carta de Lisboa sobre los derechos de los enfermos?

Por otro lado, según parece los conocimientos actualizados sobre dirección de servicios de salud y administración hospitalaria, no son el fuerte de algunas jefaturas. Talvez con más entusiasmo que criterio técnico, he visto aspirar con vehemencia por una Unidad de Cuidados Intensivos, sin contar con médicos intensivistas, personal de enfermeras adiestradas y sin disponer de los apoyos especializados que se requieren.

También he visto casos en que se solicitan más quirófanos, sin optimizar los existentes que están subutilizados. A lo anterior se agregan irregularidades de antología como confundir el concepto "Hospital de día" con cirugía ambulatoria y "Sala de día", Sala de autopsias de patología con la Morgue del hospital y ultrasonografía con ultrasonido, utilización de camas de cuidados intensivos para ubicar enfermos agonizantes, terminales o agitados que no desean en ningún pabellón.

El actual estado de cosas en los centros asistenciales salvadoreños, lógicamente intranquiliza a los enfermos y familiares, y como no existe guía oficial que proporcione información para tomar la decisión de visitar un determinado establecimiento, ésta se consigue a través del "Correo del Fantasma" y por las experiencias de personas que ya fueron atendidas. El público se sentiría más seguro y respiraría más tranquilo si sabe que existe un ente contralor que avala el funcionamiento de un nosocomio y que certifica la calidad de sus servicios. Hoy por hoy en El Salvador no existe una organización que además ponga orden y dicte las reglas del juego en el amplio mercado salvadoreño de prestaciones de salud.

Capacitado para extender licencias de funcionamiento por periodos de tiempos renovables, que no dependan del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, para poder actuar con imparcialidad en todos los dispensarios, consultorios y hospitales sean del Ministerio, ISSS, Bienestar Magisterial, Sanidad Militar y empresas privadas con o sin lucro. También sobre los hospitales sin paredes, los de campaña y los barcos hospitales que nos visitan.

Obviamente no se trata de controlar por controlar, fiscalizar o "frenar" el ejercicio médico odontológico, sino sencillamente de regulaciones estatales para garantizar la calidad, seguridad y protección de los ciudadanos.

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