Vientos de cambio

¿Cambio? Es ahora cuando más se necesitan cambios en la dinámica institucional para estimular cambios en la dinámica de crecimiento y en la dinámica social.

Escrito por Sandra de Barraza. Viernes, 10 julio 2009. Publicado por LA PRENSA GRÁFICA.

 
Con la crisis mundial todo parece que va de gris a negro. Las noticias sobre estimaciones de crecimiento no son alentadoras; la demanda de crédito esta a la baja y la mora en sentido inverso; no hay magistrados en la Corte Suprema de Justicia, ni tampoco hay fiscal... y para más, la docena de homicidios diarios se mantiene. Así está el ambiente y por el bien de todos, espero que no nos quedemos atrapados en esas estimaciones, que no profundicemos las distorsiones a la institucionalidad para no abonar la desesperanza y el escepticismo. Si esto pasa, difícilmente podremos aprovechar los recursos y las oportunidades para crear plataformas de cambio. ¿Cambio? Es ahora cuando más se necesitan cambios en la dinámica institucional para estimular cambios en la dinámica de crecimiento y en la dinámica social.

La dinámica institucional necesita cambios y profundos porque el Estado no se siente más allá del Área Metropolitana de San Salvador (AMSS). Las instituciones están concentradas, los programas y proyectos están concentrados, los especialistas y técnicos de diferentes áreas están concentrados. Los recursos públicos, la información, el poder y las decisiones están concentrados y eso no permite que la gente sienta la presencia ni la eficacia del Estado que debe canalizarse en la administración pública. Muchos se quedan sorprendidos cuando categóricamente se afirma que mas allá de la AMSS la presencia del Estado se reduce al gobierno municipal, al juez de Paz, a los y las maestras (cuando bien les va a los niños) y a uno que otro de la PNC. Y allí, se para de contar. Con esa estructura y organización, difícilmente se genera y generaliza un ambiente favorable al desarrollo. Falta presencia, falta información y faltan señales para generar confianza y credibilidad.

Y ¿cómo se hará para asegurar que los ciudadanos de a pie, de a bicicleta y de a vehículo automotor sienten la presencia del Estado? Para la administración política la Constitución de la República divide el territorio en departamentos y establece que en cada uno de ellos habrá un gobernador propietario y uno suplente nombrado por el Órgano Ejecutivo con atribuciones que determina la ley. Se requiere que los gobernadores sean originarios o vecinos del departamento, con residencia mínima de dos años (art. 200 y 201). Se confía en su capacidad, imparcialidad y honorabilidad en su compromiso con el desarrollo de su territorio. Los gobernadores ¿serán los encargados de asegurar que las instituciones hagan presencia, pongan sus recursos y rindan cuentas de lo que hagan y dejen de hacer? Cuando la figura de gobernador surgió se le confió la representación de la Presidencia en el territorio... ¡no había carreteras, ni FOVIAL y mucho menos internet!

La división política del territorio se ha respetado, especialmente para la política electoral, y el gobernador ha asumido un papel importante en cuestiones partidarias. En declaraciones recientes, funcionarios de alto nivel han declarado el interés y compromiso de superar esta tradición para convertirla en una figura relacionada con el Estado y el desarrollo. Pero... la administración pública de todos los órganos del Estado, con el paso del tiempo y sin muchas explicaciones ni justificaciones, ha ido adoptando divisiones territoriales diferentes a las establecidas en la Constitución de la República sin que esto signifique, ni se haya declarado nunca, inconstitucionalidad alguna. Por ejemplo, unos ministerios tienen tres regiones, otros cinco y otros siete... depende el interés del funcionario de turno, depende de la información... pero la verdad es que cada uno tiene su propia forma de “acercarse” al territorio. ¿Cuál es la organización territorial de la administración pública que asegura presencia, coordinación, articulación y eficacia? La organización territorial de la administración de recursos públicos ¿tiene que coincidir con la división política? Y, esa división política, ¿facilita y favorece la racionalidad y optimización de los limitados y escasos recursos públicos? Los terremotos del año 2001 pusieron en evidencia la incapacidad institucional de articular esfuerzos y recursos en el territorio ¡hasta que la Fuerza Armada tomó el control!

En el esfuerzo de tomar decisiones sobre la presencia y eficacia del Estado en el territorio, los gobiernos municipales merecen especial trato porque son los mayormente demandados por la población. Hay estudios que permiten categorizarlos y diferenciarlos porque lejos del AMSS, la autonomía es sinónimo de olvido. Articularlos con el gobierno central es clave, sin embargo esto exige reconocer y responder a sus demandas y prioridades. Estudios sobre el Estado y la administración pública existen. Hay que desempolvarlos y tomar decisiones. Ojalá que el viento de cambio se comprometa con la eficacia y la transparencia institucional.