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2009/03/30

La otra negociación (y III)

A diferencia de El Salvador, la paz de Guatemala fue más una consecuencia de factores externos que de la correlación interna. Con un fenómeno étnico agudo y un desenlace diferente de la guerra, era más difícil tener un concepto común de justicia. El ejército guatemalteco aceptó la negociación, pero después de derrotar a la guerrilla. El ejército salvadoreño rechazó la negociación hasta ser forzado por el empate militar.

La guerra en Guatemala estaba reducida a remotas áreas y esporádicos hechos, no era el principal problema de la sociedad, como sí lo era en El Salvador. Sectores modernizantes de la derecha ganaron las elecciones en 1996, y apoyados por el ejército firmaron un acuerdo de paz para realizar reformar y mejorar la imagen internacional de Guatemala. Este es el país con el peor historial de derechos humanos de Latinoamérica, con 658 masacres, la mayoría cometidas contra indígenas mayas. En Guatemala los ganadores en la guerra tenían el control suficiente para elegir el momento y los contenidos de la pacificación.

Externamente, la pacificación de Nicaragua y El Salvador, puso a Guatemala en desventaja competitiva para atracción de inversión. Regionalmente y de cara a la globalización, era el país más retrasado en la liberalización económica y democratización política. Sin embargo en Guatemala se da una lenta y real transformación democrática, pero el espacio para remover el pasado es sumamente limitado. Prueba de ello fue el asesinato del obispo Juan Gerardi en abril de 1998, luego de publicar un documento titulado "Recuperación de la Memoria Histórica. Guatemala Nunca Más". Este hecho establece que el problema de la justicia y el pasado vendrá de lo que pueda producir la correlación internacional, de los cambios generacionales en los mandos del ejército, y de los resultados electorales.

La reconciliación y la justicia en Guatemala se basan en hacer cambios democráticos graduales, prácticamente sin poder hablar del pasado. En el Salvador, la correlación permitió hablar del pasado y hacer cambios democráticos profundos y rápidos, pero resultado del Acuerdo de Paz, sin que nadie fuera procesado ni encarcelado.

La revolución sandinista de 1979, hizo justicia por la fuerza como una reacción al autoritarismo de la dictadura somocista, pero esto provocó un rechazo de fuerzas internas y externas que impidieron la estabilidad y llevaron a otra guerra. La transición nicaragüense producto de una revolución, es el paso de un gobierno autoritario a la institucionalización democrática. Luego de la revolución, el fenómeno más importante en Nicaragua fue la realización de elecciones libres en 1990, y la entrega del Gobierno a los opositores del Frente Sandinista.

La reconciliación y la justicia eran más complejas que el El Salvador y Guatemala, No existía un ordenamiento institucional debido al pasado dictatorial y al revolucionario. No solo se trataba de la violación de los derechos humanos producida en la guerra, sino también de las expropiaciones hechas por la revolución. En Nicaragua, para la reconciliación ha sido más importante resolver el problema de la propiedad que las violaciones a los derechos humanos. Durante el gobierno de Violeta Chamorro (1990-1996) se produjeron levantamientos populares, rebrotes guerrilleros, huelgas generales y una violencia político social casi permanente. La causa era la disputa por la propiedad.

Violeta Chamorro logró eficazmente la pacificación y la democratización respetando pilares básicos dejados por la revolución, como el ejército, la policía y la propiedad, pero a cambio de reformar a los primeros como instituciones nacionales y de liberalizar la economía. La distribución de propiedad dejada por la revolución fue básicamente respetada. Sin embargo la solución final sobre el tema se produjo entre los contrarios verdaderos, cuando Arnoldo Alemán heredó el liberalismo de Somoza, ganó las elecciones y asumió el gobierno en 1997.

Nueve meses después firmó con los sandinistas el acuerdo final sobre la propiedad, que incluía desde casas y fábricas hasta tierras agrícolas. Con eso, la lucha político social en Nicaragua se redijo seriamente. En Nicaragua no hubo Comisión de la Verdad, ni juicios por violaciones a los derechos humanos, pero sí hubo indemnizaciones, pagos y devolución de propiedades.

(Continuará con la comparación con el caso chileno).

Por Joaquin Villalobos.Publicado en Centroamerica21.

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