Los árabes se han rebelado, consiguieron derrumbar tres dictaduras y además se están pronunciando contra las teocracias al estilo de la iraní o lo que postula la Hermandad Musulmana
02 de Marzo. Tomado de El Diario de Hoy.
Gadafi se niega a renunciar pues "el pueblo lo ama". Y el pueblo no se equivoca, aunque haya que coger a balazos a los libios que están confundidos y se han sublevado contra su reino de amor de cuarenta y un años. Como está sucediendo también en Yemen, en Bahréin, en casi todas las naciones árabes con excepción de Arabia Saudita.
En Cuba, hay que decirlo, a los Castro los aman muchísimo más, pues el nivel de control que prevalece en la Isla les ha permitido quedarse en el poder por más de medio siglo. En Cuba hay maneras de poner en orden a los que muestran señales de disidencia: a los que medio critican los envían a cortar caña, les suprimen las raciones de comida y los echan de su empleo; a los que pasan del descontento a la insurrección, los meten en una cárcel por veinte o treinta años, para que "apriendan", usando las nuevas formas verbales en boga en El Salvador.
En Nicaragua otro bien amado, Daniel Ortega, ha respondido a las multitudinarias señales de amor de su pueblo postulándose para un nuevo período presidencial. Quien lo proclamó fue otro prócer nicaragüense, Tomás Borge, contando además con el apoyo y simpatía de ese gran honradísimo de Arnoldo Alemán. Dichosos los pueblos y pueblos dichosos los que cuentan con esa clase de líderes para guiarlos henchidos de amor, en estos turbulentos tiempos.
El pequeño problema en las tierras del amor, incluyendo la nuestra, es que "el pueblo" divide su corazoncito, y son varios los que se adjudican el amor de las masas. Lo más grave es que no se contentan con ser amados sólo por cuatro o cinco años, sino que el amor los marea y quieren, o seguir siendo amados a como dé lugar, o poder reengancharse las veces que se pueda dejando a uno de los que requeteama para que cuide el trono.
Que no caigan de la sartén a las llamas
Eso explica la postulación de Ortega para otro nuevo período: no se cansa de amar y ser amado. Ya llegaron desde Libia fotos de pobres gentes a las que según cables noticiosos les pagaron trescientos euros para que salgan muy temprano, en pijamas, a manifestar su devoción por el clan Gadafi.
Por ello, para darles a todos los potencialmente bien amados igual oportunidad, debe enmendarse la Constitución de este país y las del resto de Hispanoamérica, para prohibir reelecciones. Con eso se evitarían las intrigas, golpes por la espalda, corrupción y envilecimiento de la moral pública causada por los que fueron muy amados, se enfermaron de la cabeza y quieren volver a ser amados.
Inclusive por el solo hecho de que los hayan mencionado como posibles amados, les turba el entendimiento, como sucede a un señor de pelo blanco, barriga y bastón que está moviendo cielo y tierra para tener la oportunidad de que lo amen con locura.
Por ahora los árabes se han rebelado, consiguieron derrumbar tres dictaduras y además se están pronunciando en contra de las teocracias al estilo de la iraní o lo que postula la Hermandad Musulmana. Quieren vivir en democracia y quieren ser libres, lo que incluye liberarse de la opresión religiosa, comenzando por las mujeres.
Esa es ahora la gran tarea de Occidente: evitar que el Medio Oriente salte de la sartén a las llamas.
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