2011/02/20

EDH-El fracaso de las instituciones

 Mario González.20 de Febrero.Tomado de El Diario de Hoy.

Las nuevas generaciones, nuestros jóvenes, apenas saben que hubo una guerra que duró 12 años y que dejaba diariamente decenas de víctimas, abatidas a tiros, destrozadas por bombas o mutiladas.

Las víctimas no sólo eran militares o guerrilleros, sino en gran medida indefensos civiles que se encontraban en fuego cruzado, que eran sacados de sus casas y cuyos cuerpos aparecían desmembrados en las calles o campos, o que los llegaban a acribillar a tiros por cualquier cosa menos por motivaciones políticas o ideológicas.

En 1980 se llegó a un estado de cosas que no había autoridad que impidiera el baño de sangre y muchos aprovechaban la confusión para asesinar, secuestrar o extorsionar por motivos personales; los jueces y fiscales no podían investigar porque los amenazaban o atentaban contra ellos; no se podían esclarecer los crímenes. La impunidad era la que reinaba. En río revuelto, ganancia de pescadores…

Este clima parece repetirse más de 30 años después, en tiempos de paz sólo en el texto de acuerdos y de instituciones democráticas que deberían estar fortalecidas, pero que languidecen. Quizá ahora es peor.

Las instituciones han fracasado en cumplir y hacer cumplir la ley, en impartir justicia, en perseguir la corrupción, en desterrar la cultura de la violencia y la impunidad.

Y esto no es cuestión de "percepciones" o de la influencia de los medios de comunicación. Es la realidad que vive a diario el salvadoreño de a pie. Si no lo creen, pregúntenle y verán que la confianza de la ciudadanía no depende de lo que los medios informamos, sino de que los responsables logren resultados contundentes. Obras son amores y no buenas intenciones, decían los abuelos.

A los hombres y mujeres que luchan a diario por su subsistencia y por El Salvador no vengan a decirles que no haber podido impedir el asesinato de un padre y su hija en Rosario de La Paz o el de los pasajeros del microbús de Mejicanos es cuestión de "percepción", porque son crueles y sangrientas realidades.

Las autoridades tienen que enviar el mensaje a la gente, y sobre todo a los criminales, de que la ley se cumple y que el que la trasgreda tendrá que responder por esto.

No lo olvidemos: los países más desarrollados han llegado a serlo porque aplican la ley. Nuevamente preguntémosle a nuestros familiares en Estados Unidos, Canadá, Australia, Suiza, Italia y otros países, si encuentran el mismo "dejar hacer, dejar pasar" que tenemos aquí escudado en un excesivo garantismo. ¿En qué mundo queremos vivir?

elsalvador.com, El fracaso de las instituciones

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