2011/02/18

EDH-Editorial-Malas leyes impositivas empobrecen a los países

 La acertada política tributaria es la que no sólo genera ingresos a un gobierno, sino que, lo primordial, también contribuye a incrementar la producción y el empleo

18 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.

 

La política fiscal de un país --un país que sufre problemas derivados de una crisis externa e interna, poca inversión, desempleo y disminuida capacidad para competir— se debe estructurar de la manera más profesional, pensada y con el concurso de los sectores afectados. Hay demasiado en juego y los efectos de errores conceptuales y económicos pueden acarrear tantos males, como para proceder con ligereza.

No hay objetivos antagónicos en lo que un buen gobierno se propone con una mayor recaudación fiscal, o lo que los productores de un país logran con su esfuerzo. Toda persona sensata quiere que haya desarrollo, que los niveles de vida mejoren, que los productos de consumo estén al alcance de la población, que haya empleo y, lo esencial, que se tenga futuro.

Hay objetivos "sociales" que se pueden definir como la mejoría de la situación de la gente y que van en provecho de gobierno, trabajadores, productores, pueblo y jóvenes.

Asimismo hay casos en que "por persignarse terminan arañándose", como es el subir las tasas de impuestos y descubrir que disminuye la recaudación. Y eso se ha demostrado con números en gran cantidad de casos, en particular en la historia reciente de los Estados Unidos: Kennedy y Reagan bajaron impuestos y al hacerlo no sólo hubo un repunte de la economía, sino que los ingresos fiscales se incrementaron.

Van por lana y pueden salir trasquilados

El Ejecutivo tiene que rectificar su postura de que el paquete fiscal se debe discutir en el seno del Consejo Económico y Social. Cuestiones técnicas y lo que es un elemento esencial de la política económica no son temas al alcance de un organismo multitudinario y funcionalmente estéril, con el agravante de que su composición ha sido determinada por una de las partes. Literalmente el Ejecutivo ha creado un foro a su conveniencia y pretende ahora que sus decisiones se consideren imparciales.

En esencia el país no se compone de "sectores" a la usanza fascista, sino que se divide en dos: el gobierno y su burocracia, y el que produce, trabaja, comercia y actúa.

La buena política fiscal no se determina en concursos de popularidad, ni menos consultando a grupos para quienes no está claro que su sostén se deriva de los productores. En tal sentido, la acertada política tributaria es la que no sólo genera ingresos a un gobierno, sino que, lo primordial, también contribuye a incrementar la producción y el empleo.

La mejor política social es crear empleo, pues con ello se dignifica a la población y, en efecto, se eleva el nivel de vida de un pueblo.

En la presente coyuntura internacional, de crecientes precios a los alimentos y a los productos de consumo –en gran parte por la presión de la demanda china, que al pasar del comunismo al capitalismo "ya comen los tres tiempos cuando antes sufrían el hambre rojo"— los países, para no hundirse en la pobreza, deben invertir, ser más eficientes, suprimir los gastos innecesarios y disminuir la burocracia.

Para producir más, desde empleos hasta frijoles y cereales, telas y transportes, periódicos y medicinas, materiales de construcción y enseres plásticos, se requiere de capital, experiencia, tecnología, financiamientos, administración y, sobre todo, de confianza en el sistema. Confianza habrá en la medida en que un gobierno verdaderamente consulte y reflexione, que actúe con sensatez, probidad y sin rencores.

elsalvador.com, Malas leyes impositivas empobrecen a los países

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