2010/07/16

LPG-El elogio de la moderación

 La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio. La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”. Son esas, precisamente, las características o cualidades de que más carece la política nacional.

Escrito por Carlos A. Rosales.17 de Julio. Tomado de La Prensa Gráfica.

Aristóteles supo otorgarle un papel central a la moderación, al grado que le asignó ser sinónimo de virtud. Para el filósofo griego, ser bueno era equivalente a ser moderado. Es decir, la virtud o la moderación deben entenderse como el “justo medio, el justo equilibrio entre los dos polos constituidos por el exceso y el defecto”.

Entendida la moderación como una virtud, la moderación equivale a la mesura y a la prudencia, y también, en cierto modo, es similar a la humildad. Su vicio contrario es el concepto griego clásico de hybris, en el que los héroes trágicos se hunden por el exceso, la desmesura, la soberbia o el orgullo.

En la antigüedad, la moderación se vinculó a la sobriedad, a la estabilidad en las costumbres, a la vida cotidiana y la familia, al ahorro y a una forma honesta de ganarse la vida. Siglos después, Max Weber vio en estos valores la bisagra que une la ética protestante y el espíritu capitalista. La moderación ha sido también una constante en las reflexiones morales de muchas obras de la literatura universal.

Como debe ser, la moderación es una divisa utilizada frecuentemente en la política de muchas democracias. Pero sucede también, que la moderación es un valor compartido por las grandes mayorías que habitan el planeta. Varios estudios sobre psicología política revelan que, como lo demuestra la campana de Gauss, la gran mayoría de personas ubican sus opiniones cerca del centro del espectro político.

Por eso es común que previo a procesos electorales, la mayoría de partidos políticos y sus candidatos adoptan visiones y ofertas electorales congruentes con la moderación. Político moderado es el que asume posiciones sobre issues, buscando ubicarse donde está la mayoría de votantes, donde están las posiciones más “sensatas”.

Ello explica por qué, en un contexto electoral, muchos candidatos de derecha venden posiciones de derecha moderada. Sucede lo mismo con los de izquierda, que entienden los preceptos más básicos del marketing político. Lula Da Silva por ejemplo, abandonó su imagen y mensaje radical, para transformarse en un político de izquierda moderada. Así logró el poder en Brasil, en 2002, y su reelección en 2006.

La moderación suele ser objeto de crítica por considerarse como una posición vaga, carente de principios o fundamentos filosóficos. Pero la moderación aspira encontrar acuerdos basándose en la esperanza de la “buena fe” kantiana o en la virtud inherente en el “justo medio” aristotélico.

Por ende, la moderación es una postura política propia de la democracia representativa, que se caracteriza por ser una ideología basada en las ideas de Aristóteles y Kant, que carece de concepciones dogmáticas. La moderación busca establecer un orden político basado en la persecución del consenso y del diálogo racional, que –a su vez– mejora las características éticas de los individuos y de la sociedad.

La falta de moderación puede conducir al terrorismo, a la violencia política y social, a grupos de exterminio, a escuadrones de la muerte, o a la pena de muerte. Puede también inspirar la retórica del miedo y del odio.

En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.

El elogio de la moderación

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