2009/09/14

Sin seguridad no hay cambio

En lo político ha habido pactos; en lo económico hay pactos. ¿Y en lo social? 

Editorial. 14 de Septiembre. Tomado de ContraPunto.

SAN SALVADOR – El Salvador, sin duda, ha iniciado un proceso de transformación política importante: hubo una alternancia tranquila y un establecimiento del nuevo gobierno en forma ordenada, sin violencia y sin mayor trauma, aunque algunos hubieran querido lo contrario.

Mucha es la gente que se asombre de que en estos más de 100 días, desde que Mauricio Funes llegó al poder, “no ha pasado nada”. Eso es bueno, pero también es una espada de doble filo.

Para cambiar El Salvador, como decía Roque Dalton se necesita de besos y pólvora... Pero Alberto Masferrer, el gran ideólogo de la derecha local, dijo algo así después de una charla sobre la problemática nacional: Este país no tiene remedio. Aquí lo que se necesita es que llueva pólvora, y alguien encienda un fósforo. ¡¿Quién lo iba a creer!?

En lo político ha habido pactos; en lo económico hay pactos. ¿Y en lo social?

El tema delincuencial tiene un origen en la exclusión que data de años; en la marginación absoluta. El Salvador de “La Campanera” no tiene absolutamente nada que ver con El Salvador de las lomas de Santa Elena. Los habitantes de ambas naciones no se entienden, no se hablan, se odian y se anulan mutuamente.

Si esa abismal diferencia no comienza a desvanecerse, de nada valdrán los pactos de las cúpulas políticas y económicas. Miles podrán hacer, pero no habrá cambio en El Salvador.

Christian Poveda tuvo el gran mérito. Con su documental “La vida loca” desnudó una realidad que queremos esconder debajo de la alfombra. Él decía: “Mucha gente no sabe exactamente lo que sucede con las pandillas y hasta se quedan sorprendidos, porque no se imaginan que la vida de los pandilleros puede ser tan mierda... Si piensan que por ser pandilleros están ganando dinero, eso no es así. Uno se da cuenta que detrás de una pandillero existe una vida familiar totalmente destrozada y es una vida dura y miserable”.

Los problemas que causa la exclusión y la marginación, heredados de años y quizás siglo, no deben ser postergados ni un minuto más.

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