2009/09/13

No logran elevar la gestión sobre lo puramente material

No hay mucho pensamiento ni tampoco reflexión filosófica. Se expone lo que se busca; se hacen, reiteran y recuerdan promesas –siempre promesas y más promesas--

Editorial.Jueves 10 de Septiembre. Tomado de El Diario de Hoy.

Los cien días son más una figura literaria que un plazo para medir desempeños, nuevas presidencias, matrimonios o desarrollo de obras. En el mundo los cien días más famosos son los transcurridos entre el escape de la Isla de Elba y la derrota en Waterloo del emperador Bonaparte; en este suelo el plazo de cien días para anunciar programas de obras y planteamientos políticos viene del expresidente Molina, quien tomó la sugerencia del expresidente Echeverría de México.
Para muchos, empero, los rumbos y problemas de la nueva presidencia se revelaron en la primera semana de junio, en especial al anunciar a un gabinete de gobierno que ha dado lustre a los que tuvo Napoleón Duarte. El equipo de trabajo del Ejecutivo no fue integrado sino juntado, con el agravante de que son muy escasos los miembros que podrían cumplir con los requisitos constitucionales de moralidad e instrucción notoria. En el tremendamente complejo entorno internacional del presente, se nombraron ministros que apenas aprobaron la primaria.

Ese es el principal reparo que hacemos al gobierno actual: no se descubre ni su fundamento ético ni una perspectiva intelectual ni su apreciación por lo espiritual. No hay entendimiento sobre el arte, las letras, la ciencia o la investigación. No hay figuras que destaquen en el campo del conocimiento o que tengan ejecutorias como administradores eficientes o hayan promovido, fundado y llevado al éxito a negocios a este lado de lo lícito, vale decir, invirtiendo recursos habidos con honestidad. Ciertamente son intangibles, sensibilidades que o se tienen o no se tienen, pero que son la base de la confianza, lo institucional y la altura de miras de una sociedad.

No hay consuelo, no hay palabras de aliento

En ningún momento se han dado declaraciones o anunciado políticas que lleven, conjuntamente con la sustancia del mensaje, un vuelo del intelecto, una apreciación moral, un celaje de lo que es superior y hermoso en la vida de los hombres y de los pueblos. No hay poesía, no hay elocuente lenguaje, no hay emoción. Nada inspira a actuar con patriotismo, a buscar nuevos derroteros, a fomentar la hermandad y la convivencia, a luchar por la libertad y por la paz. Apenas se alzan sobre el pavimento de la realidad salvadoreña.

No hay mucho pensamiento ni tampoco reflexión filosófica. Se expone lo que se busca; se hacen, reiteran y recuerdan promesas -–siempre promesas y más promesas—, pero las promesas de lo estrechamente material. Como los señores de la época medieval, van en el carruaje arrojando monedas a los pobres espectadores, lo que "mutatis mutandis" fue un invento del anterior presidente de El Salvador.

Pero "no sólo de pan vive el hombre", aunque sea esa la postura esencial de todo gobierno de izquierda, de los que creen en el "materialismo histórico". Se vive de pan pero también de consuelo para las víctimas de la delincuencia, de aliento para los que producen y generan empleos, de estímulo para los que estudian y perseveran, de esperanza para los que están perdiendo la fe en sus vidas y comunidades.

Cada día hay asesinados, secuestrados, agredidos y amenazados, pero faltan los mensajes que ayuden a sobrellevar esas tragedias, los llamados a que la gente se una contra la delincuencia, el exhortar a los jueces para que no liberen criminales. Es importante superar la frialdad, la aniquilante indiferencia, la nula compasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.