Escrito por Rafael Castellanos.03 de Mayo.Tomado de La Prensa Gráfica.
“La detección temprana de la corrupción permite combatirla. La encargada es la Corte de Cuentas, que está por elegirse. Debiera ser apartidaria, encomendada a un profesional íntegro. ¿Será así?”
La corrupción es un freno enorme al desarrollo, es un cáncer agresivo que corroe internamente a las sociedades y cuando se manifiesta abruptamente externamente ya el daño es grave y su cura es muy difícil.
Hay similitud entre cáncer y corrupción en la forma efectiva de combatirla, exámenes frecuentes que permiten una detección temprana, y atacándola en esa etapa, cuando aún no ha invadido otras partes vitales del organismo en forma irreversible, se puede curar.
Para detectar corrupción tempranamente se precisa de una institucionalidad fuerte que cumpla su deber, que no haga su negocio del arte de tapar la corrupción, de no investigarla, de mal investigarla, de hacer uso de todos los malos manejos conocidos para ser facilitadores de la impunidad de los corruptos.
Nos preguntamos en qué etapa nos encontramos en el país.
Las instituciones más importantes en la prevención, persecución, enjuiciamiento y encarcelamiento de los funcionarios corruptos son Corte de Cuentas, Corte Suprema y sistema de justicia, Fiscalía General; desafortunadamente las evaluaciones internacionales de las mismas son decepcionantes.
La primera es la Corte de Cuentas, su ejército de auditores, de buen desempeño, auditan la gestión pública en forma constante y rutinaria, detectan hallazgos, irregularidades en el proceder de instituciones y funcionarios, desde fallas simples en procedimientos al uso indebido o desaparición de fondos.
Los hallazgos son realmente procedimientos de auditoría que se presentan a los funcionarios encargados para su conocimiento y que tengan la oportunidad de rebatir, presentar documentos faltantes, justificar observaciones que no las hallaron, etc., con el propósito de que si los hallazgos son superados, se regulariza la situación, se “desvanecen’ en el término de las contralorías internacionales.
Del batallón de auditores a las etapas siguientes, vienen etapas que se prestan mucho a la discrecionalidad de los funcionarios que las conocen, de allí que la recomendación general en todo país es que la Contraloría de la nación, la que audita el uso de los fondos del Estado, sea manejada apartidariamente, no por políticos vinculados a partidos, sino por profesionales independientes, de honestidad notoria, pues precisamente es la honestidad de otros la que investigan.
El caso se vuelve de punzante actualidad en el país cuando está por concluir un ciclo de la Corte de Cuentas y viene la elección de su presidente, que tiene poderes extraordinarios.
Se presenta la oportunidad de poner al frente de la institución a alguien de perfil independiente, como los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la CSJ. ¿Será eso lo que quieren los partidos? Todos estamos pendientes.
Desafortunadamente, esa elección de segundo grado, de la mayor importancia para combatir la corrupción y propulsar el desarrollo del país, perversamente se ha mantenido por mayoría simple, cuando debiera ser por mayoría calificada, que permite una mayor interacción entre diputados.
Así como el movimiento cívico ha cerrado filas en defensa de la institucionalidad, alrededor del ataque a los Magistrados de la Sala de lo Constitucional y la defensa del voto libre, debiera cerrar filas y vigilar el tema de la Corte de Cuentas de manera seria.
Lo primero sería sobre esta elección que viene, en que se juega mucho de ocultar y proteger la corrupción que podría incidir en nuestro futuro inmediato, campaña a favor de que la elección sea para las personas idóneas y no para quienes logren los 42 votos y nos hagan una burla más.
La otra sería para introducir la reforma legal necesaria para que la elección de este organismo del Estado sea por mayoría calificada, de la misma importancia que la de los magistrados de la CSJ y del fiscal general. Todos ellos son funcionarios de primera línea de la institucionalidad que pueden protegernos del cáncer de la corrupción. ¿veremos una burla más?
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