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2011/03/07

LPG-El reiterado malestar ciudadano sobre la situación y el rumbo

 Si la gente siente y piensa que la situación no mejora y que el rumbo del país no es el adecuado, prácticamente todo lo que se haga irá a luchar contracorriente.

Escrito por GN3.07 de Marzo. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

Nuestra más reciente medición de la percepción ciudadana sobre la problemática nacional y el desempeño gubernamental en referencia a la misma reitera lo que viene siendo una constante, no sólo de ahora, sino de mucho tiempo: que los ciudadanos tratan con cortesía a los gobernantes y muestran una opinión mucho más crítica sobre cómo están y hacia dónde van las cosas. En la medición aludida, más del 71% de los encuestados considera que en este momento la situación del país es mala o muy mala, frente a sólo un 12% que la califica de buena o muy buena; y en lo que toca al rumbo, un poco más del 59% dice que vamos por rumbo incorrecto y sólo un poco menos del 30% opina que el rumbo es el correcto.

Como hemos señalado en oportunidades anteriores, esas cifras reiterativas deberían ser las que más atención reciban en la mesa de las decisiones gubernamentales, porque son las que revelan el sentir ciudadano, que tiene tan relevante incidencia en el estado de la atmósfera nacional. Si la gente siente y piensa que la situación no mejora y que el rumbo del país no es el adecuado, prácticamente todo lo que se haga irá a luchar contracorriente. Y eso se ha repetido hasta la saciedad a lo largo de esta ya prolongada posguerra, en la que se están moviendo tantas transiciones específicas, en lo político, en lo económico y en lo social.

Se entiende, porque es algo que pasa en todas partes, que los gobiernos quieran ir obteniendo réditos inmediatos de sus políticas; pero si esto no se dimensiona adecuadamente, acaba siendo una especie de permanente mecanismo distorsionador. Por ejemplo, si se privilegian las medidas asistencialistas coyunturales para ganar voluntades en la población, en vez de apostarle a lo estructural, donde los réditos políticos podrían verse a mucho más largo plazo, el riesgo para el país es evidente: derivar hacia lo frívolo en detrimento de lo fundamental. Paquetitos de ayuda en vez de incidencia real en las condiciones de vida.

Estas percepciones ciudadanas empalman perfectamente con esa necesidad a la que nos referimos cada vez que se presenta una oportunidad propicia para ello: la de lograr cuanto antes un proyecto nacional de desarrollo, en el que se articulen tanto las voluntades institucionales como las voluntades ciudadanas. Porque lo que las encuestan muestran es en el fondo una verdad simple: que la ciudadanía no se siente partícipe en la dinámica que va definiendo las líneas del quehacer nacional. Es en verdad una queja constante por más participación.

Esto debería merecer una reflexión analítica que no se quede en el mero desglose de las cifras. Recuérdese que las encuestas de opinión son en realidad fotografías instantáneas del sentir ciudadano, y por eso no pueden ser absolutizadas ni deben ser trivializadas a la hora de interpretar sus resultados. Contar con un ejercicio periódico de pulso de opinión, como el que hace LPG Datos, es una oportunidad sucesiva para ir contrastando metódicamente el sentimiento ciudadano con la realidad nacional.

En la medida que se acerquen las elecciones de 2012 y de 2014, las mediciones de opinión irán rodeándose de más expectativas. Entramos ya en una fase de ansiedades electorales en el mundillo político, y eso se refleja inevitablemente en el mundo real, que es donde los ciudadanos nos movemos. La lupa analítica debe estar debidamente preparada para el ejercicio.

El reiterado malestar ciudadano sobre la situación y el rumbo

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