Dagoberto Gutierrez.08 de Marzo.Tomado de Diario Co Latino.
La Josefina Mondragón tenía una vocación comprobada por los maridos autoritarios y hasta violentos, sentir el peso de
la fuerza, la mirada de acero, la voz pesada y las indicaciones de un hombre la hacían sentirse bien porque le daban seguridad y, sobre todo, hacia que se sintiera amada.En verdad la Josefina adolecía de cierto masoquismo porque los tratos amables y delicados no le gustaban porque sentía que un hombre daba ese trato a una mujer cuando no le interesaba y por el contrario se sentía amada, deseada por aquel hombre que la trataba con fuerza, por eso vivió durante 15 años con Ezequiel Mendizabal, un experto en artes marciales, de pocas palabras, de mirada incierta, ordenado hasta al exceso y prisionero de las horas exactas. Con este hombre la Josefina se sentía amada y deseada y era feliz sin horizontes hasta una mañana que en una reunión de padres de familia convocada por el colegio donde estudiaban sus hijos unos de los profesores se fijó en ella y ella se fijó en él, no pasó nada que pudiera llamarse una relación pero a la mujer la capturó la voz suave, tranquila, hasta segura del hombre y, además, sintió que al mirarla la miraba toda hasta adentro de su corazón, sintió que sus secretos eran revelados y que este hombre la conocía por dentro.
No le sorprendió cuando unos días después del encuentro colegial, Tomás Arteaga la llamó por teléfono. ¿Quién te llamó le preguntó Ezequiel? Un profesor del colegio respondió ella, ¿Por qué te llama insistió Ezequiel?, por un problema de notas dijo Josefina mientras una corriente eléctrica corría en su cuerpo de arriba a bajo y de abajo hacia arriba.
Descubrió un mundo nuevo, un trato diferente, una mirada tranquila, una tensión desconocida por la mujer y pudo comprobar que en el universo existen hombres diferentes a su marido, que hablan con las mujeres y las escuchan, que valoran su trabajo, que estimulan su progreso y desarrollo y que aseguran la libertad en el proceso de toma de decisiones, este hombre hizo que Josefina se sintiera una nueva mujer y una persona diferente. ¿Por qué le das atención a una loca como yo? Le decía Josefina y el hombre la escuchaba, la miraba atentamente y sonreía, parecía que eran felices y que todo marchaba bien, Josefina se separó de Ezequiel y se fortaleció la relación con Tomas pero en el fondo la mujer añoraba el trato fuerte, pesado y hasta violento; empezó a entender que Tomas la escuchaba, la atendía suavemente porque no la amaba y, de tarde en tarde la mujer preguntaba ¿y vos me querés?, al día siguiente preguntaba ¿y vos me querés?, Tomas siempre respondió por supuesto que si, él nunca le preguntó a ella si ella lo quería porque estaba seguro que si aunque no sabia de donde le venía esa certeza, tomas estaba seguro, sin saber por qué, que ella era de él porque hablaban todos lo días, se veían todos los días, paseaban todas las semanas, discutían las cosas cotidianas de sus empleos y todo, pero todo, marchaba bien entre ambos.Me voy a divorciar le dijo un día Josefina, tomas se sorprendió porque aunque seguía casada con Ezequiel tenia relaciones normales y no parecía necesario el divorcio. De donde te sale esa necesidad, ya no quiero estar casada dijo la mujer, pero no tenés necesidad de divorciarte dijo Tomas, ya no quiero estar casada dijo la mujer terminando la conversación. Todo parecía bien, todo transcurría bien, la relación entre ambos era feliz como siempre.
Una tarde Josefina rompió a llorar sin causa aparente como si alguien la ofendiera o la agrediera, y el llanto se presentó como depresión, ese llanto se convirtió en un fenómeno cotidiano e incluso la mujer se convirtió en paciente de un psiquiatra.
Una mañana de tantas, Josefina dijo: el psiquiatra quiere que te deje, porque dice que vos sos culpable de mi depresión. Tomas sonrió y vos que pensas le dijo, ese psiquiatra está loco le dijo la mujer vos no sos culpable de nada, al contrario me ayudas mucho y yo no podría vivir sin vos.Tomas era un hombre seguro de todo, seguro de él y también de Josefina y nunca entendió que estaba en medio de un verdadero huracán pero además Josefina nunca le dio ninguna señal, ni la mas mínima indicación de que algo estaba pasando debajo de la aparente normalidad, las aguas tranquilas de la rutina escondían oleadas de tensión que conmovían la realidad, Tomas que se sentía seguro y tranquilo solo era capaz de percibir las espumas visibles de la superficie y la mujer, incapaz de enterar a Tomas de lo que estaba ocurriendo era protagonista de un drama humano propio de aquellas circunstancias en donde una mujer se enamora locamente de un hombre, sin que pueda liberarse de otro.
El hecho es que Josefina conoció a un hombre al año de estar con Tomas, este personaje resultó ser idéntico a Ezequiel: autoritario, violento, frío y amante del control, la mujer volvió a sentirse segura y amada, incluso cuando su nuevo amor la maltrataba verbal y hasta físicamente, el llanto que ella calificaba de depresión y que tomas avalaba se debía al trato que había recibido antes de encontrarse con Tomas. Cuando el psiquiatra le propuso quedarse con uno de los dos hombres, la mujer no aceptó la idea y prefirió mantener sus dos relaciones con dos hombres totalmente diferentes, al mismo tiempo y en diferentes escenarios.
La relación con Tomas duraba tres años pero dos de ellos compartidos con su nuevo amante.
Tomas al ver la angustia de la mujer dispuso aceptar la propuesta del psiquiatra para dejarla sola, sin saber que no lo estaba, ella acepto la idea de Tomas, pero el mismo día que eso ocurrió el hombre violento la expulsó de su casa. Esta mañana que termino este relato, con Josefina frente a mi, la mujer está mirando el bosque poblado de árboles y de pájaros y no sabe que es lo que pasó.
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