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2011/02/20

Simpatizantes FMLN-Se buscan funcionarios honrados

20 de Febrero.Tomado de Simpatizantes del FMLN.

El anuncio de nuevos impuestos, sobre todo al patrimonio, hecho por el Ministro de Hacienda, Carlos Cáceres, no cayó en gracia a los “grandes” empresarios salvadoreños, al menos los representados en la ANEP y Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), situación delicada y complicada para el gobierno puesto que necesita aumentar la recaudación fiscal para hacer frente a la petición de aumentos salariales de los empleados públicos y para acelerar las obras de infraestructura, los programas de vivienda popular y la importación de granos básicos, sobre todo frijoles y maíz.

Hasta hace unos meses atrás los mismos empresarios ahora opuestos a estas medidas fiscales, veían con beneplácito algunos anuncios hechos por el gobierno, en el campo de la recaudación, como la forma de instrumentar los programas de desarrollo. Los mismos dirigentes de la ANEP se mostraban entusiasmados por la continuación o el reforzamiento del programa de infraestructura rural y urbana para hacer más fluido el transporte y la reactivación de la agricultura. De la noche a la mañana han cambiado de opinión y ahora las baterías se enfilan contra el Ejecutivo por intentar aplicar el impuesto por demás justo y necesario al patrimonio, como es normal en la mayoría de países.

En lo particular pensamos, se busca, en suma, un desarrollo para incrementar el ingreso, su mejor distribución, corregir desequilibrios sectoriales y nacionales, fomentar el mercado interno tan deprimido, para generar ocupación (la empresa privada no está invirtiendo ni generando nuevos empleos) y lograr eficiencia que a la larga nos permita ser más competitivos en el exterior; al mismo tiempo reducir el ritmo de endeudamiento externo para lograr continuidad en el progreso. Por ello se habla de un “pacto fiscal” y la necesidad de trabajar unidos, sector privado y público, y con un mayor grado de solidaridad con las mayorías poblacionales.

Como ya lo hemos dicho, para ello será necesario reforzar enormemente la acción del sector público y lograr coherencia ideológica y operativa en el gobierno. Es por lo tanto, indispensable mayor acercamiento entre el primer mandatario el partido FMLN. Aquí está la clave. Da la impresión de un angustioso llamado y de un firme propósito de enfrentarse a las fisuras que se advierten dentro del propio sector público. No debe descansarse hasta destruir la urdimbre de intereses que frenan desde hace largos años el desarrollo de El Salvador. Por la experiencia el mismo no pasa por la “generosa” oferta o la entrega solidaria de la voraz empresa privada.

Como lo hemos señalado deben redoblarse esfuerzos, acciones, y revisar tesis. Suena bien la frase “una economía hecha por todos y para todos” y hoy es preciso poner el capital al servicio de la nación”. Decirlo suena bonito; pero cumplirlo es harina de otro costal. El idioma de las cúpulas empresariales es siempre lesivo al interés de las mayorías poblacionales. No se trata de “lucha de clases” o de “quitarle dinero a los capitalistas” para entregárselo a los pobres, frase trillada y tan pobre que retrata de pie entero a los señores de la iniciativa privada. Pero cuáles son las realidades que padecemos. Los empresarios privados será siempre eso, negociantes y su conducta estará regida por el afán del lucro. Nosotros creemos que el sector público tiene la fuerza y la capacidad para dirigir efectivamente la economía en beneficio popular. Por ello nos gustaría a manera de plan piloto poner a funcionar las tiendas o mercados populares administrados por el gobierno para que la gente pueda acceder a comprar productos de primera necesidad a precios muy cómodos.

En Venezuela funcionan muy bien y con eficiencia los mercados populares. Desde luego, tanto allá como acá, eso no es del agrado de los “grandes mercaderes”, de los negociantes y comerciantes sin escrúpulos, puesto que una competencia de tal naturaleza conspira desde su origen contra el lucro y el mercantilismo. Aplaudimos y festejamos esa iniciativa de crear un nuevo mecanismo parecido al Instituto Regulador de Abastecimientos (IRA), abolido durante la administración del presidente Alfredo Cristiani. Una despensa popular de tal magnitud debe contar con la administración gubernamental y contar con la participación de los trabajadores y los mismos usuarios del servicio, con un amplio espíritu de cooperación y en busca de mayores beneficios para todos. La productividad y la eficiencia no es ver como se explota más a la gente. Ojalá esto lo entendieran los empresarios privados, siempre tratando de escatimar el más mínimo beneficio a sus propios empleados y por supuesto a los compradores para lograr mayores ganancias.

En síntesis, el sector público debe robustecerse, soldar fisuras y actuar con unidad. Hasta ahora y juzgando por su acción económica y postulados en esta materia, podemos distinguir tres grupos de “funcionarios”: a. los desarrollistas, apologistas de un progreso ilusorio. Este grupo mantiene relaciones estrechas con la oligarquía b. los entreguistas, que dicen sí a todo en su afán de quedar bien con el presidente y c. los falsos redentores. Aparentan trabajar con transparencia y de cara al pueblo, pero en el fondo buscan satisfacer sus propios intereses. Si de verdad queremos el progreso, el desarrollo y el bienestar de la nación se hace necesario trabajar con honestidad y de frente al futuro, con hombres y mujeres de mucha capacidad y rectitud. El mandatario como capitán de esta nave está en el deber cuando no en la obligación de encontrar tales funcionarios, premiar la lealtad y castigar a los corruptos. No hay caminos intermedios.

Publicado por pocote

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