Editorial.16 de Febrero. Tomado Raices.
En la postura editorial anterior insistíamos en que tanto el discurso del gobierno del presidente Mauricio Funes como el de los empresarios privados no contemplan en serio un aporte patriótico por parte de los sectores de poder, para coadyuvar a sacar al país de la situación grave en que se encuentra y, por supuesto, que la gente pobre es la que siempre paga los platos rotos.
Durante la semana que precede oímos otra vez cómo los comerciantes, industriales, transportistas, entre otros, demandaron que el gobierno haga hasta lo imposible por satisfacerlos, aunque de todos es conocida la forma tramposa en que le responden al fisco y son las masas de trabajadores las que no se pueden escapar a la tributación.
Decíamos que el mismo gobierno ha advertido que los fondos escasean en las arcas del Estado y que por eso se insiste en que los trabajadores tienen que reconocer el problema y solidarizarse con los demás, pero que ese mismo reconocimiento no existe con respecto a la empresa privada que también se vale de trucos para no pagar impuestos como se debe.
Y, como matando su chucho a tiempo, descartan la posibilidad de entrarle en serio a un pacto fiscal, porque de antemano lo que quieren es no pagar más impuestos. Entonces, ¿para dónde vamos?, ¿cuál en su sentido de responsabilidad social?, ¿o sea que de las misma vaca salen las correas? Obviamente que no han cambiado en su forma de pensar, la mezquindad les sobra.
La ceguera ideológica y esa mezquindad impiden que vean la realidad. El Salvador, al igual que Guatemala y Honduras, seguirá siendo víctima de la inseguridad, la delincuencia, el crimen organizado y el narcotráfico, pues el empresariado no se quiere sacrificar por la Patria. El gobierno, como vemos a diario, se quiebra la cabeza para no causarles más molestias a quienes estafan al Estado.
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