Lincoln advirtió que no se beneficia al pobre persiguiendo al rico
17 de Febrero. Tomado de El Diario de Hoy.
China, las redes sociales y Ben Alí, el depuesto dictador tunecino, derrocaron a Hosni Mubarak después de treinta años de represión policial, saqueo al país y desgobierno.
¿Por qué China? Al dejar el comunismo y convertirse al neoliberalismo (según expresión del señor Arias) los chinos están comiendo tres tiempos y además comiendo de todo, desde carne hasta trigo. Y con sólo que la vigésima parte de la población china coma más huevos o compre más zapatos, los precios de esos alimentos y del cuero se disparan hacia arriba en los mercados internacionales. Y si suben los precios las consecuencias negativas para tunecinos primero y egipcios después se hacen sentir de inmediato.
La mayor demanda ofrece excelentes oportunidades a los países que producen, pero son una amenaza para los que consumen y no son autosuficientes, como es el caso del consumo generado por préstamos y el consumo que sostienen las remesas externas. Si un gobierno apoya a sus productores en el sentido de promover la inversión y la competencia, el desafío chino se convierte en un vehículo para el desarrollo; si los persigue va al desastre.
Las señales aquí no son muy buenas, a juzgar por el rechazo del sector productivo al inconsulto paquetazo fiscal.
La nueva y explosiva demanda de China augura una época de altos precios con las consiguientes repercusiones económicas, sociales y políticas. Para un país como El Salvador quedan dos caminos: o se incrementa la producción interna o se convence a las entidades financieras internacionales para seguirnos prestando pese a tener topada la tarjeta. Pero ni países ni familias viven de fiado; al poco tiempo tienen que pagar o caen en la insolvencia.
Malas políticas económicas internas tienen graves consecuencias, una de las cuales es que cada vez habrá menos frijoles, granos, verduras, leche, carne y pupusas, al igual que se tendrán menos recursos para adquirir materias primas, petróleo, servicios, medicinas, equipos, maquinaria y todo lo que se consume.
Nadie cuida lo que cree que va a perder
La seguridad alimentaria sólo se logra fortaleciendo al sector agrícola en sus naturales manifestaciones: medianos, grandes y pequeños, ya que ellos se complementan; debilitar a un sector creyendo que en tal manera se promueve a los otros, es el equivalente a darle fuego al rancho de paja del vecino cuando se vive en el rancho de paja contiguo.
Lincoln advirtió que no se beneficia al pobre persiguiendo al rico.
La fertilidad y bonanza de la campiña dependen de la seguridad jurídica y física, de la apertura de los mercados y la competencia, del uso y transferencia de tecnología, de prácticas innovadoras, de programas que promuevan la eficiencia, del cuidado que los agricultores den a sus tierras al tener la seguridad de que nadie va a despojarlos. La protección al medio ambiente no es tanto efecto de programas estatales cuanto del interés, la inversión, el tiempo y el esfuerzo que los propietarios de fincas, haciendas, cafetales, granjas y potreros hagan, pero lo harán en la medida en que se sientan garantizados de que su derecho se va a respetar.
Esos factores, por desgracia, no están presentes en nuestro país, o están muy debilitados, comenzando por las depredaciones de cuatreros, extorsionistas, ladrones de cosechas y funcionarios hostiles. Si a ello se suma el anuncio de "revisar la reforma agraria", podríamos quedarnos sin comida.
elsalvador.com, El consumo de China fue el golpe final a Mubarak
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