La semana pasada el FMLN obtuvo una enorme y sorprendente victoria en su lucha prolongada por la obtención del poder absoluto en el país -logró, casi sin esfuerzo visible, que la Asamblea Nacional ratificara el tratado que el gobierno del presidente Mauricio Funes suscribió con Cuba hace ya varios meses.
La victoria es enorme porque con el tratado El Salvador abre las puertas para que Cuba pueda tomar control de su territorio, cediendo su soberanía.
Para los que no se han enterado, el tratado permite el ingreso al país de un número no especificado de cubanos, organizados en cuadrillas, que se van a instalar en todo el territorio nacional con el pretexto de ayudar en actividades de salud y educación públicas.
Por supuesto, el impacto de estas cuadrillas en la vida nacional depende del número de personas que las integren y de las actividades a las que se dediquen.
Con respecto al número, la magnitud de la puerta que se ha abierto puede estimarse observando la experiencia de Venezuela. Como resultado de un tratado similar firmando con Cuba, ahora hay más de cuarenta mil cubanos enquistados en toda Venezuela.
Con respecto a las actividades de estas cuadrillas, sólo un ingenuo puede ignorar que cuadrillas similares han sido utilizadas por Cuba como vehículos para organizar la toma del poder en otros países por parte de la Cuba misma y sus aliados locales, y para minar cualquier oposición a ellos.
Cuba las ha usado con estos propósitos en muchos lugares, incluyendo Angola y Mozambique, en donde las combinó con operaciones militares para establecer un abierto control territorial -es decir, para establecer su autoridad militar sobre grandes áreas de esos países.
Primordialmente, Cuba las ha usado en Cuba misma. Es muy conocido cómo el régimen comunista ha usado el espionaje y la intimidación de cuadra en cuadra para destruir cualquier brote democrático y para reprimir a su propio pueblo.
Estas cuadrillas son elementos fundamentales en estos procesos de destrucción de la democracia y la libertad. Intimidan y reprimen al nivel personal, en el vecindario, en la propia casa, y destruyen a la oposición antes de que se vuelva pública.
El Salvador está abriendo la puerta para que el gobierno cubano ponga en práctica estos métodos en nuestro propio país, desde ya, para quitarnos la libertad carcomiéndonos por dentro. Esto es una traición al país y a la democracia. No hay otro nombre para esta acción.
El estratega chino Sun Tzu, que vivió en el siglo VI antes de Cristo, escribió en su obra clásica, El Arte de la Guerra, que lo que demuestra más habilidad militar y estratégica no es ganar cien victorias en cien batallas sino capturar al enemigo sin pelear. Esto se logra, de acuerdo al mismo Sun Tzu, con engaño y disimulo.
Para él, la batalla debe presentarse sólo cuando el enemigo ya está vencido. Hacia este punto es que Cuba y sus aliados locales están tratando de llevar a El Salvador -socavando las instituciones democráticas y rodeándonos de gente que responden a un gobierno tiránico y extranjero, para que cuando queramos reaccionar, ya no podamos.
Pero si esto pasa, no podremos culpar a nadie más que a nosotros mismos. Como se dice popularmente, al que por su gusto muere, que lo entierren parado.
:: OBSERVADOR POLÍTICO - www.elsalvador.com :: El control territorial
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