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2010/10/05

LPG-Editorial-Más firmes que nunca en defensa de la libertad

 Respetamos los fallos en cuanto tales, pero tenemos todo el derecho a poner a un lado las opiniones que los acompañan y que no forman parte de la función jurisdiccional.

Escrito por Editorial .05 de Octubre. Tomado de La Prensa Gráfica. 

El ejercicio periodístico ha sido siempre riesgoso y complejo; y casi una centuria después de que nuestro periódico emprendiera su accionar cotidiano en 1915, los desafíos lejos de disminuir se incrementan y las dificultades en vez de ceder se complican más. En ninguna parte del mundo son fáciles las tareas del periodismo ni son comprendidas sin resistencias sus responsabilidades. En el entorno latinoamericano esto es hoy muy patente, y lo vemos casi a diario en las actitudes de las máximas autoridades gubernamentales que, aunque en términos abstractos digan que aceptan el rol de la crítica en un esquema democrático de vida, en lo concreto viven quejándose de ella y haciendo todo lo que está a su alcance para neutralizarla y aun coartarla.

Desde las distintas esferas del poder, la tentación de controlar a su favor la función de los medios nunca desaparece, y por eso la vigilancia democrática debe estar siempre alerta. Las amenazas se expresan de distintas maneras, y ahora estamos ante una que se ha manifestado en forma de sentencia judicial, con dedicatoria no disimulada contra los entes periodísticos y sus estructuras de dirección. Esto hace que los medios, lejos de ponerse a la defensiva, estén en el deber de comprometerse aún más con la misión que les corresponde, de cara a la ciudadanía y al servicio de la democracia y su régimen de libertades. Es lo que reafirmamos por nuestra parte, con absoluta convicción. No es la primera vez que enfrentamos circunstancias adversas, ni será de seguro la última; y nuestra obligación institucional y cívica es salir adelante, cualquiera que sea la adversidad que nos toque afrontar y los costos que ello acarree.

La libertad de expresión es examen cotidiano en una democracia que se precie de tal. Y, al final del día, es el ciudadano quien evalúa los resultados del examen. Por consiguiente, es ese juicio ciudadano el que verdaderamente importa. En fallos judiciales recientes, como el de la Cámara de Menores y el de la Sala de lo Constitucional en los casos que tienen directamente que ver con esta libertad básica, se hacen juicios de valor sobre cómo debe estar organizado el sistema de medios de comunicación en el país; pero tales consideraciones no pasan de ser opiniones como cualquier otra. Respetamos los fallos en cuanto tales, pero tenemos todo el derecho a poner a un lado las opiniones que los acompañan y que no forman parte de la función jurisdiccional.

Hay momentos históricos en los que el régimen de libertades establecido y en desarrollo en una determinada sociedad se halla bajo especiales amenazas, y, por ende, ante encrucijadas que determinarán su suerte. Éste, por distintas causas, es uno de esos momentos. Y el caso de la libertad de expresión es el que ahora mismo más resalta. La incertidumbre política es una de aquellas causas. El acoso desde los ámbitos jurisdiccionales es otra. Y la incomprensión gubernamental viene a ser otra. Tenerlo presente es responsabilidad de todos, para responder en cada caso conforme a los requerimientos de la realidad misma, siempre dentro de los marcos legales y del compromiso con la sana evolución democratizadora.

Tenemos arraigada confianza en que las energías renovadoras y depuradoras que dinamizan nuestro proceso evolutivo serán siempre más fuertes que los escollos que éste encuentre en el camino. Y nosotros, como medio que ha estado, está y estará siempre al servicio del mejoramiento del sistema en función del interés ciudadano, seguiremos firmes en nuestra misión.

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