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2010/10/08

LPG-La tolerancia debe superar a los prejuicios

 Vivimos un ambiente de percepciones negativas que, sin ser la realidad, afectan al llegar a la armonía mínima que necesita una sociedad para superarse, la tranquilidad de mente y sentimientos que permite ver la realidad en forma más objetiva, menos distorsionada, aunque es claro que no existe una sola verdad universal.

Escrito por Rafael Castellanos.08 de Octubre. Tomado de La Prensa Gráfica.

“No resolveremos la complicada situación económica y social si no escuchamos, si no reemplazamos los prejuicios por tolerancia, apertura, encuentros mínimos para trabajar conjuntamente.”

Lo deseable sería tener visiones lo más cercanas posibles a la realidad, mejor información, menos prejuicios, estar más dispuestos a escuchar y a conocer lo que los otros piensan o hacen sin descalificarlos previamente por prejuicio, sin opinar negativamente sobre ellos con el hígado más que con la cabeza, con prejuicio más que con información, con rechazo previo en vez de con apertura de mente.

Lo deseable es que la palabra tolerancia, una de las mayores virtudes personales y de una sociedad, no sea solamente una más en el diccionario, sino un valor que vamos adoptando para progresar. Esto debe adoptarse no por ser virtuosos o moralmente superiores, sino por pragmatismo, por inteligencia básica y un grupo con alta tolerancia puede trabajar mejor en equipo para resolver problemas comunes.

La polarización que vivimos en parte se debe a la intolerancia, a la falta de apertura, a la actitud de confrontación que los sociólogos alegan que es fruto de la guerra, del conflicto social de los setenta, de la dominación militar de los cincuenta y de la dominancia de la oligarquía criolla en los 50 años anteriores. Otros lo matizan como un asunto racial, en el lenguaje popular se dice “este es bien indio” para decir terco, soberbio o intolerante.

Probablemente tengan razón en algo o en todo, probablemente sea una mezcla de factores entre genéticos y de historia vivida reciente. Pero esa no es excusa para no mejorar, hay cantidad de países en Latinoamérica que han vivido circunstancias similares, que tienen factores raciales similares y sus sociedades no son tan intolerantes.

¿Será entonces un asunto cultural, de educación? Sin importar esa es la respuesta absoluta, es claro que si se trabaja una cultura de tolerancia y apertura desde el hogar y la escuela, a la vuelta de un tiempo tendremos ciudadanos más tolerantes. Sin duda es necesario iniciar a trabajar en la tolerancia en los jóvenes, como programa en la escuela y de igual manera tratar que en los hogares se fomente la tolerancia y la capacidad de escuchar con respeto.

Pero la sociedad está en una situación de deterioro tal que la urgencia de despertar los aires de tolerancia no pueden esperar varias generaciones. Las percepciones, prejuicios, la intolerancia afectan seriamente nuestro desarrollo en un momento en que nuestra realidad social y económica están en un deterioro acelerado. No lo detendremos ni superaremos si no encontramos esa forma de escucharnos, de tratar de ver lo menos sesgadamente posible las cosas, sin partidizar las culpas y ser dueños de la verdad, sino tratando de converger en las soluciones posibles, en el ya y ahora, en este país dentro de nuestra realidad y de lo posible.

El ejemplo más claro de lo que no debe ser es la Asamblea Legislativa y los discursos de las cúpulas políticas, en que la polarización es como el combustible que los levanta. El ejemplo de lo que debe ser es la actitud de los ciudadanos en los pueblos, que llegan a ponerse de acuerdo fácil para resolver problemas comunes: “Ni Usted ni Yo nos vamos a ir de aquí”, así que trabajemos juntos para resolver este problema. Ejemplo que debemos adoptar en toda la sociedad es urgente.

La tolerancia debe superar a los prejuicios

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